George Costanza
Veterano
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Ahora que se discute tanto de mierdas, no quiero dejar pasar la ocasión de hacer un homenaje a este arte que tan buenos momentos me ha dado. La caca está bien, pero es la radiofórmula de las inmundicias, por lo que no hablaré de ella aquí.
SALUD, HERMANOS
Voy a dejar de lado las loas y paso al turrón; tipologías del potante o puker:
-El profesional: Ha hecho del tralle su forma de vida. Su dominio del Devuelto está por encima del bien y del mal, maravillando al personal en cada actuación. Un claro ejemplo es el Rey del Devuelto, hoy tristemente desaparecido, pero grabado a fuego en nuestras retinas. Algunos seguimos esperando su retorno.
Notad cómo se las apaña para dejarse la camiseta intacta. Además prácticamente no tira de dedo para sacarse el tema, sólo lo hace para apurar.
Otro genio, del que hay poco material, es el creador del "Bebé Pájaro", donde uno se coloca con la cabeza sobre un barreño o cubo de basura esperando que le "den de comer".
No me olvido de otros grandes, como Steve-o y Dave England:
-El que vomita a lo perro, o Estertor Joe Cocker: Se provoca el vómito por los loles, pero su inexperiencia no le permite echarlo con fluidez; normalmente se atraganta y lo pasa mal.
-El involuntario: Al que le llega sin avisar, seguramente por estar más borracho que un hijoputa. Lo más probable es que se deje todo en la ropa.
-El farsante: De estos, gracias a Dios, hay pocos. Cuelgan vídeos donde se les ve echando plastas que quieren hacer pasar por Devueltos, y por ahí no paso. Sólo se salvan esos en los que les ponen una manguera en el lateral de la cara y los graban de lado echando la tripa padre.
Me avergüenza reconocer que yo mismo llevo bastantes años sin practicar estas historias. La última vez salía del metro en Chamartín, quizá en el primer tren, después de una noche de copercio. Al subir las escaleras iba notando al alien pugnando por salir, pero aguanté por reparo; pasaba gente en ese momento y no me atreví.
Ya en la superficie se me puso el cuello como un Pirelli y no lo pude retener más; salió un géiser de pota que trazó una parábola perfecta, aunque luego me manché los zapatos con la réplica. Pero me alcé allí, en toda mi gloria, y cogí un taxi entre miasmas de asco puro.
Esto estaba llamado a ser EL MANIFIESTO, y si por mi fuera le ponía chincheta, pero entiendo que no a todo el mundo le placen estas mierdas. Cualquier anécdota o apunte será bien recibido, ya que tenía otras tantas cosas en el magín y se me han ido al éter.
VALE.
-El profesional: Ha hecho del tralle su forma de vida. Su dominio del Devuelto está por encima del bien y del mal, maravillando al personal en cada actuación. Un claro ejemplo es el Rey del Devuelto, hoy tristemente desaparecido, pero grabado a fuego en nuestras retinas. Algunos seguimos esperando su retorno.
Notad cómo se las apaña para dejarse la camiseta intacta. Además prácticamente no tira de dedo para sacarse el tema, sólo lo hace para apurar.
Otro genio, del que hay poco material, es el creador del "Bebé Pájaro", donde uno se coloca con la cabeza sobre un barreño o cubo de basura esperando que le "den de comer".
No me olvido de otros grandes, como Steve-o y Dave England:
-El que vomita a lo perro, o Estertor Joe Cocker: Se provoca el vómito por los loles, pero su inexperiencia no le permite echarlo con fluidez; normalmente se atraganta y lo pasa mal.
-El involuntario: Al que le llega sin avisar, seguramente por estar más borracho que un hijoputa. Lo más probable es que se deje todo en la ropa.
-El farsante: De estos, gracias a Dios, hay pocos. Cuelgan vídeos donde se les ve echando plastas que quieren hacer pasar por Devueltos, y por ahí no paso. Sólo se salvan esos en los que les ponen una manguera en el lateral de la cara y los graban de lado echando la tripa padre.
Me avergüenza reconocer que yo mismo llevo bastantes años sin practicar estas historias. La última vez salía del metro en Chamartín, quizá en el primer tren, después de una noche de copercio. Al subir las escaleras iba notando al alien pugnando por salir, pero aguanté por reparo; pasaba gente en ese momento y no me atreví.
Ya en la superficie se me puso el cuello como un Pirelli y no lo pude retener más; salió un géiser de pota que trazó una parábola perfecta, aunque luego me manché los zapatos con la réplica. Pero me alcé allí, en toda mi gloria, y cogí un taxi entre miasmas de asco puro.
Esto estaba llamado a ser EL MANIFIESTO, y si por mi fuera le ponía chincheta, pero entiendo que no a todo el mundo le placen estas mierdas. Cualquier anécdota o apunte será bien recibido, ya que tenía otras tantas cosas en el magín y se me han ido al éter.
VALE.