2018 será el año en que los ciudadanos europeos veremos cómo nuestros gobiernos no solo almacenan los datos de nuestros billetes de avión, sino que además los cruzarán con toda la información que haya disponible en internet sobre nosotros.
Los argumentos del Gobierno están claros: el PNR servirá para luchar contra el terrorismo y los delitos graves. Sin embargo, este sistema no solo almacenará nuestro nombre, apellidos y DNI, sino también nuestra tarjeta de crédito, correo electrónico, perfiles en redes sociales, publicaciones 'online' y, básicamente, toda aquella información que el Gobierno, 'big data' mediante, sea capaz de encontrar sobre cada uno de nosotros, seamos o no sospechosos de terrorismo. Muchas son las voces que consideran el PNR una vulneración de la privacidad y una forma de espiar nuestros datos.
Ya pueden embarcar, pero no se pongan tanto al sol este año
que según las fotos de facebook el año pasado parecían cangrejas.
Pero, ¿qué datos van a ser exactamente los que se recopilen? Lo cierto es que las aerolíneas no solo atesorarán la información básica y esperable (pasaporte o DNI), sino también aquella que suele intervenir en la compra de un billete: tarjeta de crédito, dirección física, dirección de correo electrónico o incluso número de teléfono móvil.
Para cruzar esta información con la disponible en internet, Indra "deberá proveer de un sistema de información de fuentes abiertas, principalmente de redes sociales, las cuales están accesibles en las redes de forma que una persona puede acceder a ellas mediante la utilización de cualquier buscador". Entre ellas menciona a Twitter, Tumblr, Linkedin, Instagram, Youtube o todo tipo de comentarios en foros o blogs. Todo ello con un doble objetivo: por un lado, "hacer el seguimiento de la utilización inusual de redes sociales abiertas"; por otro, "identificar el perfil demográfico y sociológico de los pasajeros".
El registro de pasajeros no las tiene todas consigo, a tenor de lo que nos cuentan tres abogados españoles especializados en tecnologia y protección de datos. Para Samuel Parra, "es una forma de vulnerar la privacidad de los usuarios y de espiar sus datos. Si coges los datos de un pasajero y además los cruzas con toda la información que hay sobre él en internet, puedes llegar a saber su orientación sexual, su ideología política, su religión... Al final acabas creando una lista de perfiles ideológicos muy peligrosa".
Y te saldrá algo así...
Además, Samuel Parra ve un peligro inminente: "Una base de datos muy completa, a nivel internacional, almacenada de manera centralizada... Esa base de datos será 'hackeada' seguro. Ninguna base de datos es segura al 100%, e imagínate lo valiosa que puede ser una así. Antes o después, alguien la va a 'hackear' y estará disponible para cierta gente".
¿El gran hermano de 1984? ¿A mi me da igual porque no tengo fisbus? ¿Esto viene para echarnos en cara algo por el chalet de Pableta? vosotros direis...
Los argumentos del Gobierno están claros: el PNR servirá para luchar contra el terrorismo y los delitos graves. Sin embargo, este sistema no solo almacenará nuestro nombre, apellidos y DNI, sino también nuestra tarjeta de crédito, correo electrónico, perfiles en redes sociales, publicaciones 'online' y, básicamente, toda aquella información que el Gobierno, 'big data' mediante, sea capaz de encontrar sobre cada uno de nosotros, seamos o no sospechosos de terrorismo. Muchas son las voces que consideran el PNR una vulneración de la privacidad y una forma de espiar nuestros datos.

Ya pueden embarcar, pero no se pongan tanto al sol este año
que según las fotos de facebook el año pasado parecían cangrejas.
Pero, ¿qué datos van a ser exactamente los que se recopilen? Lo cierto es que las aerolíneas no solo atesorarán la información básica y esperable (pasaporte o DNI), sino también aquella que suele intervenir en la compra de un billete: tarjeta de crédito, dirección física, dirección de correo electrónico o incluso número de teléfono móvil.
Para cruzar esta información con la disponible en internet, Indra "deberá proveer de un sistema de información de fuentes abiertas, principalmente de redes sociales, las cuales están accesibles en las redes de forma que una persona puede acceder a ellas mediante la utilización de cualquier buscador". Entre ellas menciona a Twitter, Tumblr, Linkedin, Instagram, Youtube o todo tipo de comentarios en foros o blogs. Todo ello con un doble objetivo: por un lado, "hacer el seguimiento de la utilización inusual de redes sociales abiertas"; por otro, "identificar el perfil demográfico y sociológico de los pasajeros".
El registro de pasajeros no las tiene todas consigo, a tenor de lo que nos cuentan tres abogados españoles especializados en tecnologia y protección de datos. Para Samuel Parra, "es una forma de vulnerar la privacidad de los usuarios y de espiar sus datos. Si coges los datos de un pasajero y además los cruzas con toda la información que hay sobre él en internet, puedes llegar a saber su orientación sexual, su ideología política, su religión... Al final acabas creando una lista de perfiles ideológicos muy peligrosa".
Y te saldrá algo así...
Además, Samuel Parra ve un peligro inminente: "Una base de datos muy completa, a nivel internacional, almacenada de manera centralizada... Esa base de datos será 'hackeada' seguro. Ninguna base de datos es segura al 100%, e imagínate lo valiosa que puede ser una así. Antes o después, alguien la va a 'hackear' y estará disponible para cierta gente".
¿El gran hermano de 1984? ¿A mi me da igual porque no tengo fisbus? ¿Esto viene para echarnos en cara algo por el chalet de Pableta? vosotros direis...