ESPAÑA CUBIERTA POR LA TELEBASURA.......
LOS programas de mayor audiencia en la pantalla española se concentraron en la final del Gran Hermano Vip (Telecinco). Se consumieron varias horas de tiempo aire de la programación en presentar a los finalistas, las escenas de voyeurismo exprés en la bañera o en los dormitorios y para presentar a la sexy Marlene, la triunfadora, cuya prefabricada actitud de liberalismo sexual sirvió de pretexto para revivir los clichés de la mujer-objeto, de la "francesa" que es como una máquina de seducción "roba-maridos" (de eso se alimentaron programas como Día a día o el popular de Crónicas marcianas). Y, claro, como el rating no debe ser derrotado por el zapping, los productores idearon ya el posreality show, es decir, los sucesos posteriores al concurso. Se ha generado el escándalo de una de las concursantes (también mujer, por cierto) que fue videograbada en escena de presunto lesbianismo. De esta manera, la ficción de un reality show se convierte en polémica teledirigida para empachar a una audiencia bombardeada por más telebasura después de los comicios del 14 de marzo.
OTROS CARAMELOS DE la telebasura bordan sobre el sensacionalismo o la sensiblería, como la del bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, el Ferruquito, que derramó telegénicas lágrimas en su bello rostro andaluz durante una conferencia de prensa para pedir perdón por ocultar que el 30 de septiembre atropelló y mató en forma imprudencial a un transeúnte de 35 años. Ferruquito ha pronunciado las palabras que nunca se escucharán de José María Aznar: "Hasta que me muera no me libraré de esta tragedia", y "estoy dispuesto a asumir lo que sea. Es hoy y aún no sé lo que pasó ese día".
Y PARA ACOMPAÑAR EL reinado de la telebasura evanescente, ya se prepara el próximo gran espectáculo: la transmisión de la boda del príncipe Felipe y de Letizia Ortiz el 22 de mayo, todo un acontecimiento mediático.
LOS programas de mayor audiencia en la pantalla española se concentraron en la final del Gran Hermano Vip (Telecinco). Se consumieron varias horas de tiempo aire de la programación en presentar a los finalistas, las escenas de voyeurismo exprés en la bañera o en los dormitorios y para presentar a la sexy Marlene, la triunfadora, cuya prefabricada actitud de liberalismo sexual sirvió de pretexto para revivir los clichés de la mujer-objeto, de la "francesa" que es como una máquina de seducción "roba-maridos" (de eso se alimentaron programas como Día a día o el popular de Crónicas marcianas). Y, claro, como el rating no debe ser derrotado por el zapping, los productores idearon ya el posreality show, es decir, los sucesos posteriores al concurso. Se ha generado el escándalo de una de las concursantes (también mujer, por cierto) que fue videograbada en escena de presunto lesbianismo. De esta manera, la ficción de un reality show se convierte en polémica teledirigida para empachar a una audiencia bombardeada por más telebasura después de los comicios del 14 de marzo.
OTROS CARAMELOS DE la telebasura bordan sobre el sensacionalismo o la sensiblería, como la del bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, el Ferruquito, que derramó telegénicas lágrimas en su bello rostro andaluz durante una conferencia de prensa para pedir perdón por ocultar que el 30 de septiembre atropelló y mató en forma imprudencial a un transeúnte de 35 años. Ferruquito ha pronunciado las palabras que nunca se escucharán de José María Aznar: "Hasta que me muera no me libraré de esta tragedia", y "estoy dispuesto a asumir lo que sea. Es hoy y aún no sé lo que pasó ese día".
Y PARA ACOMPAÑAR EL reinado de la telebasura evanescente, ya se prepara el próximo gran espectáculo: la transmisión de la boda del príncipe Felipe y de Letizia Ortiz el 22 de mayo, todo un acontecimiento mediático.