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Forero del todo a cien
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Pinochet será acusado como autor de los delitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio
Un ex alto oficial chileno rompió el pacto de silencio de los militares en torno a los crímenes de la dictadura y acusó a Augusto Pinochet de ordenar el secuestro a Uruguay del químico Eugenio Berríos.
El general Hernán Ramírez, ex jefe de la temida Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), testificó ante el juez Alejandro Madrid, en la más completa reserva, que el ex dictador en persona dio la orden de secuestro, revela hoy el diario La Nación.
Berríos, un químico de la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) experto en gas sarin, fue arrestado y trasladado a Uruguay en 1991 por agentes de la DINE para impedir que testificara en el juicio por la muerte del ex canciller chileno Orlando Letelier.
Su última aparición pública en ese país ocurrió en noviembre de 1992 cuando se presentó por sorpresa ante una comisaría de la localidad de Canelones para denunciar que estaba secuestrado y que su vida corría peligro.
Poco tiempo después, antes de una visita efectuada a Montevideo por Pinochet, aún comandante en jefe del Ejército, fue asesinado. Su cadáver fue encontrado en 2005 en una playa del balneario de Canelones, en Uruguay, con dos balazos en la cabeza.
Según el diario, Ramírez concurrió hace tres semana en forma muy reservada al Sexto Juzgado del Crimen de Santiago, donde lo esperaba el magistrado que investiga el caso Berrios, y aportó los elementos que permitieron a Madrid solicitar ayer su desafuero para ser juzgado.
Sobre la base de estos antecedentes, actualmente en un expediente bajo custodia en la caja fuerte de Madrid, Pinochet será acusado como autor de los delitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio.
La historia de este testimonio -afirma la publicación- comenzó hace poco más de un mes cuando el abogado del general, Mauricio Unda -implicado en el hecho- inició los primeros contactos con el juez, ya que su cliente quería, por primera vez, referirse a este capítulo.
Ramírez era el jefe de la DINE en 1991, cargo que entregó en diciembre del mismo año al general Eugenio Covarrubias. Este último asumió la operación de mantener fuera de Chile a Berríos, como también al entonces capitán de la CNI, Luis Arturo Sanhueza Ross.
Por esta razón, su testimonio se instala en el proceso como una cadena lógica de hechos, ya que si él recibió la orden para sacar de Chile a Berríos, su reemplazante (Covarrubias) pudo haber recibido otra para eliminarlo.
La convicción del magistrado se habría completado al sumar a este antecedente importantes testimonios de otros ex oficiales operativos del tenebroso aparato de inteligencia militar, uno de los más represivos de la dictadura (1973-1990).
Entre estos se encuentran el jefe de la Unidad Especial de la DINE y avanzada de los viajes de Pinochet, mayor (R) Arturo Silva, el del capitán (R) Jaime Torres -segundo en la línea de mando-, y la del ex jefe del Servicio Secreto Exterior del Ejército, Maximiliano Ferrer.
Tanto el primero como el segundo reconocieron que la orden para sacar a Berríos a Uruguay, donde permaneció escondido para evitar que declarara en el caso Letelier en octubre de 1991, fue precisamente de Ramírez.
Al mismo tiempo, ambos oficiales recordaron que entre el 12 y 14 de noviembre de 1992 Pinochet viajó a Argentina a reunirse con su homólogo Martín Balza. En esa oportunidad, el general Covarrubias les ordenó que debían sacar a Berríos de Uruguay antes de la visita del ex dictador a ese país.
Estos testimonios se consideran claves para el proceso ya que el último día que se vio con vida a Berríos fue el 15 de noviembre del mismo año, cuando huyó de la casa donde estaba secuestrado por militares chilenos y uruguayos y se presentó en una comisaría.
El pedido de desafuero elevado por Madrid al tribunal capitalino contiene sólo tres páginas. En él se detallan las declaraciones para pedir que la Corte le quite la inmunidad a Pinochet, como ex Presidente, e interrogarlo como inculpado y procesarlo.
Sin embargo, entre líneas, Madrid le mandó un mensaje a Pinochet, donde lo conmina a recuperar su honor militar, reconociendo los hechos y asumiendo la responsabilidad que le cupo como comandante en jefe del Ejército.
Bueno, a ver si por fin, enchironan al nazi hijo de la gran puta este de una vez.
Un ex alto oficial chileno rompió el pacto de silencio de los militares en torno a los crímenes de la dictadura y acusó a Augusto Pinochet de ordenar el secuestro a Uruguay del químico Eugenio Berríos.
El general Hernán Ramírez, ex jefe de la temida Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), testificó ante el juez Alejandro Madrid, en la más completa reserva, que el ex dictador en persona dio la orden de secuestro, revela hoy el diario La Nación.
Berríos, un químico de la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) experto en gas sarin, fue arrestado y trasladado a Uruguay en 1991 por agentes de la DINE para impedir que testificara en el juicio por la muerte del ex canciller chileno Orlando Letelier.
Su última aparición pública en ese país ocurrió en noviembre de 1992 cuando se presentó por sorpresa ante una comisaría de la localidad de Canelones para denunciar que estaba secuestrado y que su vida corría peligro.
Poco tiempo después, antes de una visita efectuada a Montevideo por Pinochet, aún comandante en jefe del Ejército, fue asesinado. Su cadáver fue encontrado en 2005 en una playa del balneario de Canelones, en Uruguay, con dos balazos en la cabeza.
Según el diario, Ramírez concurrió hace tres semana en forma muy reservada al Sexto Juzgado del Crimen de Santiago, donde lo esperaba el magistrado que investiga el caso Berrios, y aportó los elementos que permitieron a Madrid solicitar ayer su desafuero para ser juzgado.
Sobre la base de estos antecedentes, actualmente en un expediente bajo custodia en la caja fuerte de Madrid, Pinochet será acusado como autor de los delitos de asociación ilícita, secuestro y homicidio.
La historia de este testimonio -afirma la publicación- comenzó hace poco más de un mes cuando el abogado del general, Mauricio Unda -implicado en el hecho- inició los primeros contactos con el juez, ya que su cliente quería, por primera vez, referirse a este capítulo.
Ramírez era el jefe de la DINE en 1991, cargo que entregó en diciembre del mismo año al general Eugenio Covarrubias. Este último asumió la operación de mantener fuera de Chile a Berríos, como también al entonces capitán de la CNI, Luis Arturo Sanhueza Ross.
Por esta razón, su testimonio se instala en el proceso como una cadena lógica de hechos, ya que si él recibió la orden para sacar de Chile a Berríos, su reemplazante (Covarrubias) pudo haber recibido otra para eliminarlo.
La convicción del magistrado se habría completado al sumar a este antecedente importantes testimonios de otros ex oficiales operativos del tenebroso aparato de inteligencia militar, uno de los más represivos de la dictadura (1973-1990).
Entre estos se encuentran el jefe de la Unidad Especial de la DINE y avanzada de los viajes de Pinochet, mayor (R) Arturo Silva, el del capitán (R) Jaime Torres -segundo en la línea de mando-, y la del ex jefe del Servicio Secreto Exterior del Ejército, Maximiliano Ferrer.
Tanto el primero como el segundo reconocieron que la orden para sacar a Berríos a Uruguay, donde permaneció escondido para evitar que declarara en el caso Letelier en octubre de 1991, fue precisamente de Ramírez.
Al mismo tiempo, ambos oficiales recordaron que entre el 12 y 14 de noviembre de 1992 Pinochet viajó a Argentina a reunirse con su homólogo Martín Balza. En esa oportunidad, el general Covarrubias les ordenó que debían sacar a Berríos de Uruguay antes de la visita del ex dictador a ese país.
Estos testimonios se consideran claves para el proceso ya que el último día que se vio con vida a Berríos fue el 15 de noviembre del mismo año, cuando huyó de la casa donde estaba secuestrado por militares chilenos y uruguayos y se presentó en una comisaría.
El pedido de desafuero elevado por Madrid al tribunal capitalino contiene sólo tres páginas. En él se detallan las declaraciones para pedir que la Corte le quite la inmunidad a Pinochet, como ex Presidente, e interrogarlo como inculpado y procesarlo.
Sin embargo, entre líneas, Madrid le mandó un mensaje a Pinochet, donde lo conmina a recuperar su honor militar, reconociendo los hechos y asumiendo la responsabilidad que le cupo como comandante en jefe del Ejército.
Bueno, a ver si por fin, enchironan al nazi hijo de la gran puta este de una vez.