Un día iba el cínico Diógenes de Sinope haciéndose un pajote por el mercado del pueblo a la vista de todo el mundo, mujeres y niños incluidos. Se paraba en un puesto y en otro sin dejar de mazucársela como si fuera lo más normal del mundo. Trasladado eso al día de hoy es como si alguien se fuera masturbando por un centro comercial a hora punta. Imaginaos lo que duraría.
El bueno de Diógenes siguió un buen rato tocando la zambomba hasta que las autoridades de la época tuvieron que llamarle la atención:
"Oiga ustec, que es este escándalo público, que hace pajeandose como un cabrón a la vista de todo el mundo?"
A lo que Diógenes contesto:
"Ojalá el hambre también desapareciera tan fácilmente, sólo con frotarse la barriga"
Un tío sabio.
Lo que quiero decir es que al ser humano le gusta complicarse la vida casi más que follar. ¿Quién necesita una mujer cuando puede conseguir un orgasmo por su propia mano siempre que quiera y le apetezca? ¿Tan necesarias nos resultan, son ellas las que transportan el oxígeno que tenemos que respirar?
Quitando el acto de la procreación, la mujer es un ser absolutamente desechable.
Sí.