Fucked de la vida
Muerto por dentro
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Cuando a una puta se la follan con su consentimiento, entonces es algo mágico, es la máxima manifestación del amor, las empodera (palabra progre de moda). Ahora, si eso mismo se hace después de haber estado calentando pollas y sin su consentimiento; entonces es una violación, un delito, una aberración, un acto machista brutal y ofensivo para su dignidad.
El acto es el mismo, una vulgar cópula, pero en sus manos está que se designe de una manera o de otra. Son ellas las que tienen el poder de decidir si lo elevan a la categoría de amor, algo sublime que mueve el mundo y pone mariposas en el estomago, que genera millones de dólares con sus ñoñadas, su literatura romántica, sus pelis empalagosas, sus restaurantes de tres estrellas Michelin con menús especiales para sucnor que quieran conmemora algo, sus catorces de febrero. O, si lo castigan con prisión, si lo convierten en delito, en violación, en algo reprochable por una sociedad afeminada que está evocada a la decadencia y a ser invadida por moros.
En la naturaleza no existe el concepto de violación como tal. Jamás un macho pide permiso o tiene que rendir cuentas por haber montado a una hembra. El concepto de violación es un invento feminista, es algo que sólo debería de servir para que definiesen sus polvos cuando hablan entre ellas. De tal forma que cuando follan con ganas sería hacer el amor y cuando follan sin ellas sería violación.
Desde que se las ha permitido a las mujeres gobernar y poder legislar, desde ese mismo momento han ido sometiendo a los machos. Con leyes discriminatorias, opresivas y castrantes, bajo el eufemismo discriminación positiva nos lo vendieron en los medios de comunicación. Con una educación que adoctrina desde pequeños, con una machacona campaña por todos los medios para reprochar todo lo que tenga que ver con lo masculino.
Quieren a un hombre desmasculinizado, a un macho que puedan manejar a su antojo, a una polla controlada median chantajes psicológicos y unas leyes a medida, un dildo de carne pero que puedan manejar con un on/off. Un robot sin voluntad propia. Quieren evadir su responsabilidad de criar y que sean los machos los que lo hagan bajo su supervisión. Una especie de esclavos necesarios a los que mantener a raya porque son pontencialmente agresivos.
¿Cómo puede un hombre entender o aceptar eso de violación? ¿Acaso somos culpables de no poder controlar lo que nos hace, precisamente, hombres? ¿Es delito follar, es malo, es algo de lo que avergonzarse? NO.
Todas putas.
El acto es el mismo, una vulgar cópula, pero en sus manos está que se designe de una manera o de otra. Son ellas las que tienen el poder de decidir si lo elevan a la categoría de amor, algo sublime que mueve el mundo y pone mariposas en el estomago, que genera millones de dólares con sus ñoñadas, su literatura romántica, sus pelis empalagosas, sus restaurantes de tres estrellas Michelin con menús especiales para sucnor que quieran conmemora algo, sus catorces de febrero. O, si lo castigan con prisión, si lo convierten en delito, en violación, en algo reprochable por una sociedad afeminada que está evocada a la decadencia y a ser invadida por moros.
En la naturaleza no existe el concepto de violación como tal. Jamás un macho pide permiso o tiene que rendir cuentas por haber montado a una hembra. El concepto de violación es un invento feminista, es algo que sólo debería de servir para que definiesen sus polvos cuando hablan entre ellas. De tal forma que cuando follan con ganas sería hacer el amor y cuando follan sin ellas sería violación.
Desde que se las ha permitido a las mujeres gobernar y poder legislar, desde ese mismo momento han ido sometiendo a los machos. Con leyes discriminatorias, opresivas y castrantes, bajo el eufemismo discriminación positiva nos lo vendieron en los medios de comunicación. Con una educación que adoctrina desde pequeños, con una machacona campaña por todos los medios para reprochar todo lo que tenga que ver con lo masculino.
Quieren a un hombre desmasculinizado, a un macho que puedan manejar a su antojo, a una polla controlada median chantajes psicológicos y unas leyes a medida, un dildo de carne pero que puedan manejar con un on/off. Un robot sin voluntad propia. Quieren evadir su responsabilidad de criar y que sean los machos los que lo hagan bajo su supervisión. Una especie de esclavos necesarios a los que mantener a raya porque son pontencialmente agresivos.
¿Cómo puede un hombre entender o aceptar eso de violación? ¿Acaso somos culpables de no poder controlar lo que nos hace, precisamente, hombres? ¿Es delito follar, es malo, es algo de lo que avergonzarse? NO.
Todas putas.