Os cuento:
Hace un tiempo coincidí en el trabajo varios meses con una chica extremadamente inteligente, pero a la vez extremadamente altiva y prepotente (rozando en ocasiones la mala educación) y no muy agraciada de cara (aunque con un muy buen tipazo).
Al poco de conocernos me llegaron rumores de que yo le gustaba. A mí ella no, pero me cabreaba tanto su prepotencia y falta de modales que me dije: te vas a enterar. Así que decidí liarme con ella para que se enterase de lo que vale un peine... y bien que se enteró. Lo hicimos un par de veces y punto.
Desde entonces, la tía se mostró mucho menos prepotente, es más, me quedó mal sabor de boca porque después casi no se atrevía ni a mirarme a la cara.
¿Soy un cabrón? ¿O hice bien? Al fin y al cabo, con ello salimos ganando no sólo yo sino tb el resto de compañeros del curro, ya que la tía se cortó un poco en sus salidas de tono habituales.
Hace un tiempo coincidí en el trabajo varios meses con una chica extremadamente inteligente, pero a la vez extremadamente altiva y prepotente (rozando en ocasiones la mala educación) y no muy agraciada de cara (aunque con un muy buen tipazo).
Al poco de conocernos me llegaron rumores de que yo le gustaba. A mí ella no, pero me cabreaba tanto su prepotencia y falta de modales que me dije: te vas a enterar. Así que decidí liarme con ella para que se enterase de lo que vale un peine... y bien que se enteró. Lo hicimos un par de veces y punto.
Desde entonces, la tía se mostró mucho menos prepotente, es más, me quedó mal sabor de boca porque después casi no se atrevía ni a mirarme a la cara.
¿Soy un cabrón? ¿O hice bien? Al fin y al cabo, con ello salimos ganando no sólo yo sino tb el resto de compañeros del curro, ya que la tía se cortó un poco en sus salidas de tono habituales.