Una mañana muy gris y helada, a las 5am, estaba terminado mi cartón de café caliente y llegó el que nos abrió la catedral de san bavón, en bélgica. Teníamos que montar una pantalla de leds y cablearla antes del evento. Estábamos mi compañero, el notas y yo solos dentro de la catedral, un silencio sepulcral nos rodeaba. El café hizo explotar su primera burbuja en mi interior mientras colocábamos los paneles, click, click panel a panel en aquel lugar tan sagrado, tan silencioso...
Todo montado, estoy tirando el hdmi y segundo movimiento intestinal "uuuhmmm-pienso-, aquí la voz de los niños del coro llega hasta Dios...." levanto la pata sin miedo, en do bemol, y me suelto un sonoro cuesco que retumbó en cada piedra, grieta y celosía alcanzando lo más alto de las paredes y lo más profundo de las bóvedas. Cada estatua presente abrió los ojos de par en par y me miraron con dureza, no se lo creían. Los personajes de los cuadros gritaban y cuchicheaban entre ellos "cómo se atreve", "marrano" "¡en la casa de deu!" "¡¡matadlo!!" "increíble cacofonia", "no puede ser cierto..".
El peo retronaba por toda la casa del señor. Nunca el trueno y el rayo estuvieron tan unidos. Mi colega se echó al suelo sujetándose las costillas de la risa. Por su`puesto el notas me largó del lugar de muy muy malas maneras. Lo siento por mi compadre que tuvo que recoger solo. vuelto cuando estuviera liado haciendo misa y