Grandes militares españoles.

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10 Mar 2006
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Bernardo de Gálvez

Gran militar español que apoyó a los Estados Unidos en la guerra de la independencia, conquistando numersas plazas a los ingleses (Pensacola,Mobile, Florida Oriental..).

Entre sus muchas victorias rememoro la de Pensacola, en la que en un acto de valentía decidió entrar en la bahía solo, debido a que a los oficiales de las demás naves les parecía que había poco calado. Y así, haciendo caso omiso a los cañones ingleses, se adentró en la bahía animando a los demás a seguirle:

“Una bala de a treinta y dos recogida en el campamento, que conduzco y presento, es de las que reparte el Fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo voy por delante con el Galveztown para quitarle el miedo”.

Este hecho fue fundamental para la victoria de la Nueva Republica frente a los hijos de la Perfida Albión, por lo que obtuvo el merecido derecho de desfilar a la derecha de George Washington durante el desfile de la victoria de la guerra de la independencia.

Más tarde, Carlos III, obsequió a Bernardo de Gálvez con el título nobiliario de Conde de Gálvez, y puso en su escudo heráldico la frase "Yo solo".

Los recuerdos que quedán de este gran militar nacido en una pequeña localidad de Málaga (Macharaviaya), son una estatua en Washington, y una ciudad al sur de EEUU llamada Galveston (Texas).

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PD: Cabe destacar, que según se comenta, estos hechos no son fielmente reflejados en la celebre enciclopedia britanica.
 
Gonzalo Fernández de Córdoba, (Montilla (Córdoba), Córdoba, 1 de septiembre de 1453; Granada, 2 de diciembre de 1515. Fue llamado el '''Gran Capitán''' por sus éxitos militares.

Dedicación

Militar español al servicio de los Reyes Católicos. Miembro de la nobleza andaluza (perteneciente a la Casa de Aguilar), hijo del noble caballero don Pedro Fernández de Córdoba, 5º señor de Aguilar de la Frontera y de la noble dama doña Elvira de Herrera y Enríquez (biznieta del Infante don Fadrique Alfonso de Castilla.

Formación

Siendo niño fue incorporado al servicio del príncipe Alfonso como paje y, a la muerte de éste, pasó al séquito de la princesa Isabel. Fiel a la causa isabelina, inició la carrera militar que le correspondía a un segundón de la nobleza en la Guerra Civil Castellana y en la de Granada, donde sobresalió como soldado (sitio de Tájara y conquista de Illora), espía y negociador, se hizo cargo de las últimas negociaciones con el monarca nazarí Boabdil para la rendición de la ciudad. En recompensa por sus destacados servicios, recibió una encomienda de la Orden de Santiago, el señorío de Orjiva y determinadas rentas sobre la producción de seda granadina, lo cual contribuyó a engrandecer su fortuna.

Carrera militar

En 1495 fue requerido para una nueva empresa militar de sus soberanos, la intervención en la península Italiana. Desembarcó en Calabria al mando de un reducido ejército para enfrentarse a las tropas francesas que habían ocupado el reino de Nápoles, sobre el que Fernando II de Aragón tenía aspiraciones. Maniobrando con gran habilidad y tras varios éxitos entre los que se incluyen la larga marcha a Atella que le permitió llegar oportunamente a combatir y que culminaron con la derrota y expulsión de los franceses, regresó a España en 1498, donde sus triunfos le valieron el sobrenombre de Gran Capitán y el título de Duque de Santángelo. En 1500 fue enviado a Italia por segunda vez con el encargo de aplicar, por parte española, el Tratado de Chambord-Granada (1500) que implicaba el reparto del reino de Nápoles entre los Reyes Católicos y Luis XII de Francia. Desde el principio se produjeron roces entre españoles y franceses por el reparto de Nápoles, que desembocaron en la reapertura de las hostilidades. La superioridad numérica francesa obligó a Fernández de Córdoba a utilizar su genio como estratega, concentrándose en la defensa de plazas fuertes a la espera de refuerzos.
El Gran Capitán derrotó en la batalla de Ceriñola al ejército mandado por el duque de Nemours, que murió en el combate (1503), y se apoderó de todo el reino. Mando Luis XII un nuevo ejército, que fue igualmente vencido a orillas del Garellano (1504), y los franceses hubieron de rendir a la plaza fuerte de Gaeta y dejar libre el campo a los españoles. Terminada la guerra, Fernández de Córdoba gobernó como virrey en Nápoles durante cuatro años, con toda la autoridad de un soberano; pero, muerta ya Isabel, se hizo el Rey eco de los envidiosos del general y, temeroso de que se hiciese independiente, le quitó el mando, aunque no está demostrado que le pidiese cuentas; sin embargo, Gonzalo, para justificar que lo que se decía de él no era cierto, presentó unas cuentas (se conservan en el archivo de Simancas) con tal detalle, que han quedado como ejemplo de meticulosidad en la lengua popular. Si es cierto, en cambio, que no cumplió a tan ilustre caudillo los ofrecimientos que le había hecho, pese a sus deseos de volver a Italia. Gonzalo, entonces, se retiró a Loja, donde murió en 1515.

El Gran capitán fue un genio militar excepcionalmente dotado que por primera vez manejó combinadamente la infantería, la caballería y la artillería. Supo mover hábilmente a sus tropas y llevar al enemigo al terreno que había elegido como más favorable. Revolucionó la técnica militar mediante la reorganización de la infantería en coronelías (embrión de los futuros tercios. Idolatrado por sus soldados y admirado por todos, tuvo en su popularidad su mayor enemigo.

La reforma militar del Gran Capitán

La combinación de las operaciones de combate permitió a Gonzalo Fernández de Córdoba, en el transcurso de las guerras de Italia, introducir varias reformas sucesivas en el ejército español, que desembocaron en el Tercio. La primera reorganización fue en 1503. Gonzalo creó la división con dos coronelías de 6.000 infantes cada una, 800 hombres de armas, 800 caballos ligeros y 22 cañones. El general tenía en sus manos todos los medios para llevar el combate hasta la decisión. Gonzalo de Córdoba dio el predominio a la infantería, que es capaz de maniobrar en toda clase de terrenos. Dobló la proporción de arcabuceros, uno por cada cinco infantes, y armó con espadas cortas y lanzas arrojadizas a dos infantes de cada cinco, encargados de deslizarse entre las largas picas de los batallones de esguízaros suizos y lasquenetes y herir al adversario en el vientre. Puso en práctica, además, un escalonamiento en profundidad, en tres líneas sucesivas, para tener una reserva y una posibilidad suplementaria de maniobra. Gonzalo Fernández de Córdoba facilitó el paso de la columna de viaje al orden de combate fraccionando los batallones en compañías, cada una de las cuales se colocaba a la altura y a la derecha de la que le precedía, con lo que se lograba fácilmente la formación de combate. Adiestró a sus hombres mediante una disciplina rigurosa y formó su moral despertando en ellos el orgullo de cuerpo, la dignidad personal, el sentido del honor nacional y el interés religioso. Hizo de la infantería española aquel ejército formidable del que decían los franceses después de haber luchado contra él, que “no habían combatido con hombres sino con diablos”.
 
Valeriano Weyler

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Hijo del médico militar madrileño D. Fernando Weyler y Laviña. Cursó estudios castrenses en la Academia de Infantería de Toledo, obteniendo la graduación de teniente con veinte años. Diplomado en Estado Mayor, es ascendido a comandante con tan solo 24 años y destinado a Cuba y posteriormente a Santo Domingo. Es distinguido con la Cruz Laureada de San Fernando por su actuación en la acción del río Jaina, en Santo Domingo, donde al mando de 126 hombres, defendió con éxito la posición durante tres días contra quinientos asaltantes. Durante la Guerra de los 10 años en Cuba (1868/78) estubo al mando de los perdigueros de Balmaseda, grupo de voluntarios pagados por los comerciantes de La Habana, los cuales cosecharon inumerables exitos.

En 1873 vuelve a españa y se encuentra con la guerra carlista en terrirorio nacional, y es durante esta contienda cuando consigue el ascenso a general despues de una brillante victoria en un combate en inferioridad.

En 1878, a la edad de 40 años es nombrado Teniente General por sus servicios a la corona durante la última de las Guerras Carlistas. Detentó las capitanías generales de Canarias, Cataluña, Vascongadas y Baleares. En 1883 obtiene el nombramiento de Capitán General de Filipinas, permaneciendo en el cargo hasta 1891.

Nombrado capitán general de Cuba en febrero de 1896 por Cánovas del Castillo, sustituyó al general Martínez-Campos, con órdenes de zanjar los intentos independentistas por la fuerza de las armas. En el breve período de tiempo que ocupó esta capitanía general, mediante la tecnica de la trochas, ya empleada en la guerra de los 10 años, construyo dos una de Jucaro a Moron la mas importante, consiguio departamentar la isla copn lo que iba dominando la situacion insurrecta en cada zona, por lo que se granjeó la enemistad de la opinión pública de los Estados Unidos, ya que ordenó el encierro forzoso a la población rural del oriente en Campos de Reconcentración. Fue retirado de Cuba en Octubre de 1897, cuando Sagasta sustituyó al asesinado Cánovas. Pero el mal ya estaba hecho, y la prensa norteamericana de Hearst y Pulitzer reclamaba a gritos la intervención en Cuba para acabar con la matanza de civiles, cuando el unico deseo verdadero era la conquista de la isla para asi abaratar la exportacion de los productos cubanos a los EEUU.

Ministro de Guerra en tres ocasiones, simultaneado en una de ellas con el Ministerio de Marina, fue Senador vitalicio por designación real. Se opuso a la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, interviniendo en la Sanjuanada contra el Dictador, que lo detuvo pero no se atrevió a encarcelarlo, aunque lo condenó al ostracismo e hizo que desapareciese su nombre de las calles y plazas que le había otorgado tal distinción. En 1930 ya cercana la hora de su muerte, seguía presionando al rey Alfonso XIII para que destituyese a Primo de Rivera.

Sus estrategias y tácticas militares, la concentración de poblaciones en lugares determinados, las trochas y otras innovaciones, fueron fielmente copiadas y seguidas por los britanicos en la guerra de los Boers, los franceses en indochina, y los estados unidos en la guerra del vietnam
 
Tio-Pera rebuznó:
Sus estrategias y tácticas militares, la concentración de poblaciones en lugares determinados, las trochas y otras innovaciones, fueron fielmente copiadas y seguidas por los britanicos en la guerra de los Boers, los franceses en indochina, y los estados unidos en la guerra del vietnam

Y con el mismo resultado.
 
Francisco Franco

En 1923, el Teniente Coronel Valenzuela sustituye a Millán Astray en el mando de la Legión, y a Franco, después de dos años y medio de campaña continuada, le asignan el destino a su antiguo Regimiento del Príncipe, en Oviedo.

Parece que le ha llegado el tiempo de tomar un merecido descanso, pero la heroica muerte del Teniente Coronel Valenzuela, cuyo cadáver es llevado hasta Zaragoza por sus legionarios, deja a la Legión sin jefe y desde el Rey Alfonso XIII hasta el último soldado señalan a Franco como sucesor.

Para que pueda tomar el mando de Jefe de la Legión, y pese a su juventud, es ascendido a Teniente Coronel el 8 de junio y, por segunda vez, se ve obligado a aplazar su boda. Tras un homenaje en Madrid, donde es nombrado por Alfonso XIII Gentil Hombre de Cámara, toma el mando de la Legión en Ceuta, a los diez días de su ascenso y a los tres meses de haber dejado África.

El nuevo Teniente Coronel inicia las operaciones al mando de una Legión que ha redoblado su entusiasmo al verse dirigida de nuevo por su ídolo. Su leyenda de invulnerable, su competencia estudiosa para el combate, el valor que contagia y el riguroso cuidado en el arte de ahorrar las vidas de sus soldados, han hecho de él un jefe querido y deseado. Su eficiencia y aureola es tal, que decir Franco es decir victoria.

La posición de Tifaruin, enclave vital para nuestra estrategia, está sitiada desde hace muchos días. Sus defensores, mandados por el Alférez de Ingenieros Topete, carecen de víveres y municiones. Por su heliógrafo han comunicado que es imposible prolongar la defensa ni un día más. Pero un avión vuela sobre ellos y les deja caer un mensaje:

"Topete, eres un flamenco. Tened un poco de paciencia que vamos por vosotros. Señaladnos con lienzos blancos de dónde os tiran más para echarles todo lo que se pueda. Ya ha llegado Franco de Tetuán. Que tengáis todos mucha suerte".

El heliógrafo de Tifaruin contesta:

– “Si viene Franco, resistiremos. ¡Viva España ¡”

Y Franco llega y salva.


Mientras tanto, en la Península la descomposición política española obliga a un hombre recto y honrado a hacerse cargo del poder. El 13 de septiembre de 1923, el General Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, da un golpe de estado en Barcelona y proclama la Dictadura Militar, que es recibida en España entera con entusiasmo y aceptada por el Rey. De la mano del General, va a vivir España seis años de paz interna y de resurgimiento económico.

Ese mismo año de 1923, en la iglesia de San Juan, de Oviedo, el Teniente Coronel Francisco Franco se casa con la señorita Carmen Polo y Martínez-Valdés. Es apadrinado por el Rey, que delega su representación en el General Losada. Una revista titulaba la noticia con una anticipada exactitud: “La boda de un caudillo heroico”

El General Primo de Rivera pone proa decidida a la liquidación del problema de Marruecos. La clave es Alhucemas. Tres años antes, en su libro “Diario de una bandera”, el entonces Comandante Franco había escrito: “Alhucemas es el foco de la rebeldía anti-española, el camino de Fez y la salida corta al Mediterráneo. Allí está la clave de muchas propagandas que terminarán el día que sentemos el pie en aquellas costas”.

Francia, agredida en su sector por Abd-el-Krim que amenaza Fez, decide colaborar con España y envía al General Petain, el vencedor de Verdun, a entrevistarse con Primo de Rivera. En esta reunión, a la que es llamado Franco, se acuerda el desembarco en Alhucemas por las tropas españolas, con la colaboración de la marina francesa.

Así, en septiembre de 1925 embarcan en los puertos de Ceuta y Melilla dos columnas, compuestas cada una de nueve mil hombres. La de Melilla, al mando del General Fernández Pérez, y la de Ceuta, cuya vanguardia ocupará Franco con su Legión, mandada por el General Saro. El General Sanjurjo será el jefe de la División de desembarco. La orden de operaciones pone en las manos de Franco el privilegio y la responsabilidad de una absoluta iniciativa.

Ochenta buques españoles y franceses navegan hacia Alhucemas. Bajo el arco de los proyectiles, las barcazas de desembarco enfilan decididas a la playa. Las mareas no son propicias y las barcazas tocan fondo antes de lo previsto, imposibilitando el desembarque de los carros de combate que han de proteger a los hombres. Los momentos son críticos. Los cañones y las ametralladoras enemigas dominan la playa. Pero suena el clarín de ataque y los soldados y legionarios, con sus jefes al frente, saltan al agua y a pecho descubierto ponen el pie en la playa y conquistan las primeras posiciones.

En la Revista de Tropas Coloniales, el propio Franco relatará después así los pormenores:

“Se alcanza la primera firmeza de la arena y en ella se afianzan las ametralladoras y especialistas. Se trepa por los acantilados y en su amarillo reflejo destacan, como un sangriento rasgo, los colores de las banderas españolas que llevan los de las harkas. Legionarios y harqueños se apoyan fieramente en la empresa común. Nos hemos apoderado de la primera obra defensiva del enemigo. Se dejan atrás los campos de minas y se coronan brillantemente la primera y segunda fase previstas del combate”.

Y así continúa el largo y minucioso relato de este testigo de excepción que tiene el buen gusto y la modestia de referir la batalla como si sólo hubiera sido espectador. En ella, con el resto de nuestras tropas, se han distinguido bravamente los legionarios de Franco y los harqueños de Muñoz Grandes que ha recibido en esta ocasión su novena herida en combate


Treinta días más tarde se culmina victoriosa y totalmente la operación iniciada con el desembarco, y Abd-el-Krim, el jefe insurrecto, se rinde a las autoridades francesas. En el Protectorado de Marruecos, después de tantos años, han terminado para siempre las amarguras y las zozobras. Ya es sólo un episodio guardado en el silencio de millares de tumbas. Pero para Franco y todos los que como él tan abnegadamente allí lucharon por el buen nombre de España, Marruecos será, ya también para siempre, una resonancia entrañable, un nexo de hermandad imperecedero, una impregnación telúrica que trasciende a la sangre. El Gobierno francés le nombra Comendador de la Legión de Honor (5/2/26).



Ascenso a General

Con la pacificación de Marruecos, ha quedado cubierta la primera etapa de la vida de ese hombre llamado Francisco Franco, que ha dedicado su vida completa al servicio de España. En sus quince años africanos ha cubierto, en un inigualable récord, toda la carrera militar. Ahora no es sólo el General más joven de España, sino de toda Europa. Alguien recordará que a los 34 años sólo otro militar europeo ha obtenido tal categoría: Napoleón Bonaparte.

A raíz de la pacificación de Marruecos, ha sido ascendido a General y manda la segunda Brigada de Madrid. Primo de Rivera, que ve en él al prototipo de militar, le requiere para que lleve a cabo una de sus aspiraciones más deseadas; la creación de la Academia General Militar. Ocurrió esto en marzo de 1927 y se eligió la ciudad de Zaragoza, tan vinculada al mejor heroísmo español, como sede de la futura escuela castrense.

La obra era hermosa, pero había que comenzarla a partir de cero. De momento no había más que urgencia. Se eligieron para su edificación unos terrenos situados en el campo de San Gregorio y se le apuró para que en octubre del año siguiente comenzaran las clases. Había que hacer todo muy deprisa. La cosa era difícil y delicada y para muchos, imposible. Pero para este hombre, que tuvo siempre por norma llegar a tiempo cuando hay que llegar, las dificultades se allanaron a su voluntad y en el plazo marcado, aquel solar se había convertido en un colosal edificio, terminado hasta en los menores detalles y de tal perfección en sus instalaciones, organización y funcionamiento que cuando el Ministro de la Guerra francés, el célebre General Maginot, vuelve a París, después de visitarlo, declara: “España puede ufanarse de que su Escuela de Oficiales es el centro de este género más moderno del mundo”. El 5 de octubre, como estaba previsto, los cadetes de la primera promoción de la Academia General desfilan ante su Director y el Presidente del Gobierno. Franco les ha dado, además del edificio, los cimientos en los que van a edificar su futuro profesional, condensados en un decálogo, perfecta síntesis del espíritu militar español, que los cadetes observarán y conservarán como norma de conducta para toda su vida. En la formación de estas promociones pone todo el empeño y amor de que es capaz. Su entrega, como siempre, es total.

Pero los tiempos vienen turbios para España y esta obra, lograda con tanto esfuerzo, está amenazada: el 29 de enero de 1930, después de haber dado a España seis años de recuperación moral y material, cae la Dictadura de Primo de Rivera, que es sustituida por el Gobierno puente del General Berenguer.



La República

Los partidos de izquierdas y republicanos se movilizaron esperanzados, ante la que consideraban su ocasión. En diciembre, el Capitán Galán intenta sublevar a la guarnición de Huesca, haciéndolo él en Jaca. Lo hace con un elocuente bando antimonárquico que no deja lugar a dudas. Fracasa la sublevación y el Capitán Galán es fusilado.

A los dos meses, cae el Gobierno Berenguer: la confusión aumenta. Es difícil formar nuevo Gobierno. Se llega a ofrecer puestos en él a los dirigentes del Comité Revolucionario que están en la cárcel. Por fin, el Almirante Aznar consigue formar un Gobierno poco representativo que no parece tener otra misión que la de preparar unas elecciones municipales. El 12 de abril de 1931 se celebran las elecciones municipales y las urnas reciben en toda España las papeletas de los desconcertados electores.

Los primeros resultado son confusos; faltan aún muchas listas que cotejar, pero la ventaja obtenida en las grandes capitales por los republicanos para las alcaldías prende eufóricamente la mecha y dos días después, el 14 de abril, las gentes de algunas ciudades se lanzan a la calle pidiendo la República. La República ha venido, nadie sabe cómo ha sido, porque resulta que cuando se completan las listas de todo el país, el triunfo ha sido para las alcaldías monárquicas. Pero ya es tarde: la República está instalada por los que más gritan saltándose el orden constitucional, y el Gobierno carece de fuerza para hacer bajar de los techos de los tranvías a los que se han encaramado allí con su nueva bandera.

En Barcelona, el Presidente de la Generalidad, el señor Maciá, por su cuenta y riesgo, había proclamado un día antes que en Madrid la “República Catalana”, iniciando así la destrucción de la unidad política que crearon los reyes Católicos Isabel y Fernando. Alfonso XIII, que se dio cuenta del enfrentamiento que corría por la Nación, mantuvo una actitud de extrema prudencia y juicio sereno por lo que, para evitar derramamientos de sangre entre españoles, impidió el uso de la fuerza que le brindaban sus fuerzas monárquicas leales, desconocedor de que el choque de las dos Españas era ya inevitable. Pocos días más tarde iniciaba un exilio que seria definitivo.

La primera consecuencia desagradable, incluso para muchos que votaron o aceptaron la República con esperanza, fue la innecesaria sustitución de la tradicional bandera de España por otra tricolor sin abolengo. La nueva bandera se izó en toda España y también en la Capitanía General de Zaragoza, pero no así en la Academia General, donde su Director dispuso que continuaría la misma hasta que oficial y reglamentariamente se sancionase el cambio. Este gallardo y leal gesto de Franco, más valioso por ser a contracorriente de la tendencia generalizada, no pasó desapercibido para las nuevas autoridades republicanas.



Los desmanes de la República

El régimen recién instaurado va a demostrar bien pronto y durante cinco años (1931-1936) una incapacidad defraudadora. A los pocos días, arden las iglesias y los conventos de Madrid, ante la pasividad de las fuerzas de orden público y de los bomberos que acuden a los lugares incendiados, pero su actuación, por orden expresa de las autoridades republicanas, es vigilar únicamente que el fuego no destruya más que los templos.

Manuel Azaña, intelectual convertido en Ministro de la Guerra, comienza enseguida la reducción del Ejército. Y entre las muchas disposiciones que dicta figura la de suprimir de un plumazo la Academia General de Zaragoza. Cuando Franco recibe la noticia, siente que algo muy entrañable y necesario se resquebraja, que el sentimiento se alza en protesta de rebeldía, pero él es militar y sabe que su primer postulado es el acatamiento al mando: la disciplina.

En efecto, en el patio de aquel edificio que él levantó tres años antes, se despide de sus cadetes con una alocución histórica: “El concepto de disciplina reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que practicamos. Este es el ejemplo que os ofrezco".

Se deshace la máquina, pero la obra queda: 720 oficiales formados allí en esos tres años, justificarán más tarde la eficacia del Centro que se ha clausurado tan injustamente.

Las palabras de Franco a los cadetes no le han gustado nada al Ministro Manuel Azaña, que al recibirle con motivo de su nuevo destino, le dice, a modo de aviso amenazante: “Creo que no ha pensado bien lo que les dijo a los cadetes". Con el aplomo de su entereza le responde Franco: “Yo nunca digo nada que no haya pensado antes en todas sus consecuencias". Esta amonestación ministerial es anotada en su Hoja de Servicios como única nota desfavorable en toda su carrera militar.

La demoledora y sectaria política del Gobierno republicano no sólo se ha ensañado con el Ejército; su lamentable actuación presenta en un año este ensombrecedor balance: innumerables huelgas y proliferación de la ideología comunista, que celebra congresos bajo la presidencia honoraria de Stalin, Molotov, Borochilov y Marty; cierre de universidades, supresión de periódicos, encarcelamientos en masa, represiones sangrientas, cosechas incendiadas, medio millón de obreros parados y el crucifijo suprimido obligatoriamente de las escuelas. El Presidente del Gobierno hace públicamente esta declaración: “España ha dejado de ser católica".

Pío Baroja, el gran escritor de tan sincero liberalismo, corrobora el desastroso balance con estas palabras: “Los meses que llevamos de República han producido más muertos que cuarenta años de monarquía". El descontento y la inquietud prenden hasta en los que, con la mejor buena fe, aceptaron la República y se inicia la reacción contra el caos que se anuncia y aumenta.

Se constituyen agrupaciones sindicales como Acción Nacional, y Ramiro Ledesma funda “La conquista del Estado", órgano de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, que acaudilla en Valladolid Onésimo Redondo.



La Sanjurjada

El 10 de agosto de 1932 el General Sanjurjo, al frente de un puñado de militares y civiles, intenta en Sevilla y Madrid alzarse contra esta situación de anarquía. Fracasado el intento, el General es condenado a muerte. Conmutada después la pena, el militar que en Marruecos ganó la Laureada, es recluido en un penal con los presos comunes.

El año 1933 se abre con la matanza de Casasviejas, un pueblecito de Cádiz, donde los anarquistas e intelectuales andaluces incitaron a los campesinos a acelerar por su cuenta la obra de expropiación de tierras, iniciada por el Gobierno. Las consecuencias de la brutal represión ordenada por Azaña contra estos crímenes son difundidas ampliamente por la prensa y hacen tambalearse al Gobierno, que carece de fuerza moral y queda sin el apoyo de sus más incondicionales partidarios.

Los españoles que no estaban involucrados en el juego de estas camarillas políticas, comienzan a reaccionar activamente contra el desgobierno y se agrupan en torno a hombres como Calvo Sotelo, Goicoechea, Maeztu, Pradera y Gil Robles, que se enfrentan en el Parlamento y fuera de él contra los partidos de izquierdas.

José Antonio Primo de Rivera, hijo del insigne General, en un memorable acto en el Teatro de la Comedia de Madrid, funda Falange Española y anuncia que no se trata de la creación de un partido más, sino de un movimiento que no se inclina ni a la derecha ni a la izquierda, que define al hombre como “portador de valores eternos” y que proclama la Patria como una unidad indisoluble.



LA REVOLUCION DE ASTURIAS

En diciembre de 1931 habían nombrado a Franco Jefe de una Brigada con sede en La Coruña y en 1933 se hace cargo de la Comandancia Militar de Baleares, aunque en realidad el destino sea una especie de confinamiento vigilado. Desde Mallorca, Franco sigue al minuto el desalentador curso de los acontecimientos. Hasta allí han ido a solicitarle los partidos de derechas para que acepte ser incluido como candidato a diputado en las próximas elecciones. Por un momento duda, pero su instinto le advierte dónde está el puesto de mayor eficacia, y renuncia. En octubre de 1934, como antidemocrática reacción contra el arrollador triunfo de las derechas en las elecciones del año anterior, el Partido Socialista y su sindicato UGT dan la orden de ataque y estalla en toda España una huelga general revolucionaria.

En Madrid son continuos los tiroteos, los cacheos y las detenciones. La forma habitual de andar por la calle de los que no tienen más remedio que aventurarse a hacerlo, es con los brazos en alto. El Ejército tiene que hacerse cargo de los servicios más indispensables. Cualquiera puede morir de un balazo perdido hasta dentro de su casa.

En Cataluña y en Asturias la huelga tiene focos aún más virulentos. Nacionalistas y mineros amenazan con hacerse dueños de la situación. El Ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, que ha descubierto hace tiempo los fundamentos del prestigio de Franco, le hace llamar urgentemente y pone en sus manos el difícil restablecimiento de la legalidad. Día y noche, desde el gabinete telegráfico del Ministerio, Franco recibe información y dicta órdenes. El día 7, cañoneada por las fuerzas del Gobierno, se rinde en Barcelona la Generalidad de Cataluña, autoproclamada como República independiente, y se restablece el orden en la provincia.

Pero en Asturias la resistencia es más enconada. Los sublevados han conquistado prácticamente Oviedo y se han entregado a los más sangrientos excesos. Las columnas que marchan contra ellos, mandadas por los Generales López Ochoa y Boch, constan de pocos hombres y tropiezan con las dificultades que presentan la escasez de comunicaciones y el corte de puentes y carreteras.



Por todo ello, Franco se ve obligado a determinar el envío por mar de fuerzas desde África, al mando del Teniente Coronel Yagüe. Una vez más Franco acierta: la incorporación de estas aguerridas tropas resuelve favorablemente la contienda y el día 12 de octubre entran en la capital de Asturias que, incendiada por los sublevados en su desbandada hacia los montes, presentaba un martirizado aspecto. El 24, acompañando al Ministro de la Guerra, Franco llega a Oviedo, siendo recibidos por el General López Ochoa. Con más de dos mil muertos termina la llamada “Guerra de los quince días”, que constituyó una estremecedora tentativa de comunismo libertario, de desmembración de la Nación y, en realidad, el inicio del conflicto civil que asolaría toda España 20 meses más tarde.

El Gobierno de Lerroux le concede la Gran Cruz del Mérito Militar por su actuación durante la Revolución de Asturias y le nombra Comandante en Jefe del Ejercito de Marruecos. El 17 de mayo de 1935 el Gobierno de Gil-Robles le nombra Jefe del Estado Mayor Central, en realidad Jefe del Ejército, máximo cargo de la carrera militar.

El exilio en Canarias por orden de AzaÑa

Una calma aparente se extiende por España desde principios de 1935. Pero la revolución no ha sido vencida. Convocadas elecciones para el 16 de febrero de 1936, sin esperar el escrutinio definitivo, comienza, incontenible para el desgobierno republicano, el desbordamiento rojo que pone en práctica la consigna de Moscú con la creación en España de un Frente Popular, tal y como unos meses antes había pronosticado José Antonio en una carta dirigida al General Franco, que concluía con estas clarividentes palabras: “Una victoria socialista tendría el valor de una invasión extranjera”.

Con el advenimiento del Frente Popular, en febrero de 1936, vuelve al poder Manuel Azaña, promotor destacado en la pasada revolución de octubre, aplastada por el Ejército bajo la dirección de Franco. Nada más llegar, destituye a Franco de la Jefatura del Estado Mayor Central, y le busca un nuevo confinamiento. Y en su obstinación de alejarlo lo más posible, comete la venturosa ingenuidad de enviarlo a Canarias.

Nadie puede asegurar entonces que Franco, a pesar de su definida posición antimarxista, haya sido desleal a la República. Agotando la esperanza de un posible retorno a la legalidad, se ha mantenido disciplinadamente en su puesto y ha colaborado con alguno de sus gobiernos cuando, como en octubre de 1934, ha sido requerido para salvar la situación. En los momentos más delirantes de las masas, se ha entrevistado abiertamente con el General Pozas, Director de la Guardia Civil, para prevenirle de la realidad y con el Ministro de la Guerra, General Melero, para sugerirle la conveniencia de proclamar el estado de guerra, y con el Presidente del Gobierno, Pórtela Valladares. Aquellos dos militares le dijeron que los desmanes eran “legítima expansión de la alegría republicana” y el Presidente que “es ya viejo y carece de las energías suficientes para enfrentarse con la situación”.

Antes de emprender su viaje a Canarias, habla con el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, quien le responde de mala manera: “Váyase tranquilo, que en España no triunfará la doctrina soviética”. Franco le responde: “De lo que estoy seguro es de que donde yo esté no habrá comunismo”. El deber ha sido cumplido hasta el final: establecidos en Madrid los enlaces de información, Franco, con su mujer y su hija, llega a Cádiz y embarca en el buque Domine, rumbo a Canarias. La última imagen peninsular que se lleva en sus ojos es la de los templos gaditanos ardiendo.

JosE-Antonio encarcelado

Con la destitución ilegal de Alcalá Zamora, el 7 de abril de 1936, comienza el último acto de la tragedia republicana, que se inicia con una gran parada roja en la capital de la Nación. El Frente Popular sirve de biombo amparador del golpe de Estado que prepara el marxismo concienzudamente para no errar esta vez el golpe. El diario británico “The Times” comenta en un artículo que el alzamiento rojo para la implantación del soviet en España, se produciría con ocasión de la Olimpíada Internacional Obrera, convocada para el mes de julio en Barcelona.

El clima se tensa por momentos. Por las calles y en las carreteras, pandillas de hombres armados, fuerzan a las gentes a dar un donativo exigido para el Socorro Rojo Internacional. Las muchedumbres en manifestación gritan: ¡Viva Rusia! y ¡Muera España! Las mujeres frentepopulistas vociferan: ¡Hijos sí, maridos no! y hasta sus niños repiten lo que se les ha enseñado: ¡Ni Dios, ni Patria, ni padres!

José Antonio Primo de Rivera, que había sufrido cinco atentados criminales, es detenido y encarcelado al descubrir que portaba una pistola y se le traslada con gran aparato de vigilantes y precauciones a la cárcel de Alicante.



Calvo SoteLo es asesinado por orden del Gobierno

Ya entrado el mes de julio, en el Parlamento, tras una valiente intervención de Calvo Sotelo, monárquico y líder de las derechas, en la que hace el aterrador balance de los caóticos y desastrosos resultados del gobierno del Frente Popular, el Ministro de la Gobernación, Casares Quiroga, le amenaza tan vil y claramente que Calvo Sotelo se da por advertido con estas palabras: “La vida podéis quitarme, pero más no podéis". De formular la sentencia se encarga una mujer, diputada comunista: Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, que al término de la histórica sesión, afirma estas rotundas palabras: "Ese hombre ha hablado hoy por última vez”.

Y ante la estupefacción general, la República comete su peor y más abyecto error: el asesinato oficial del adversario político. En la madrugada del 12 al 13 de julio, Calvo Sotelo es detenido en su hogar por un grupo de guardias de asalto del cuartel de Pontejos, dependiente directamente del Ministro de la Gobernación. Cuando es trasladado en la camioneta de la fuerza pública, un cobarde tiro en la nuca pone fin a la vida de este gran español. Su cadáver es arrojado por los mismos guardias asesinos a las puertas del cementerio. La noticia, que congeló el ya inerte pulso de toda la ciudadanía civilizada, fue recogida por los periódicos con estas sintomáticas diferenciaciones:

“El entierro del despojo sanguinolento en que la República ha convertido a este enemigo tan declarado y tan valeroso, constituye una apretada manifestación, en la que trasciende que las tibiezas y las dudas han llegado al límite”.

Cuando Franco recibe en Canarias tan terrible noticia, su gesto se ensombrece y dice escuetamente: “es la señal”.

Así, la incontenible hostilidad de Casares Quiroga hacia Calvo Sotelo va a permitir que su cadáver haga a España su mejor servicio: el de favorecer que el Alzamiento Nacional pueda anticiparse a la fecha prevista por los comunistas para establecer la ya casi ultimada revolución roja que implante en España, bajo los auspicios de la U.R.S.S., la segunda ”dictadura del proletariado”.



EL Alzamiento Nacional

Ante estos acontecimientos, en África, reunidos en Llano Amarillo con motivo de unas maniobras, 20.000 hombres están prácticamente en pie de guerra contra el gobierno del Frente Popular.

Todo está pendiente de la fecha que Franco designe para llegar a Marruecos y del aviso que envíe desde Navarra el General Mola. En la noche del 17 de julio, Franco recibe el telegrama que le da cuenta de la sublevación del ejército de Marruecos. Burla la vigilancia estrecha a que está sometido por las autoridades civiles y en una avioneta de turismo inglesa, enviada desde Londres por un colaborador, emprende el vuelo hacia Tetuán. Sus palabras de despedida han sido de una fe ciega en el triunfo.

Tras un azaroso viaje con escalas en Agadir y Casablanca, Franco llega a Tetuán para tomar el mando del Ejército de Marruecos. Su presencia va a comunicar enseguida confianza en la empresa, va a elevar la temperatura del entusiasmo y va a captar a los propios marroquíes, poniendo una repentina claridad en el nublado horizonte.

Los confusos rumores que en la tarde del día 17 habían recorrido Madrid como una descarga eléctrica, se canalizaban en la mañana del domingo 18 por medio de una nota oficial emitida por radio: “Parte del Ejército de Marruecos se ha sublevado. Las fuerzas gubernamentales se dirigen contra el foco insurrecto y la normalidad es absoluta”.

Pero mientras periódicos y radios tratan de tranquilizar los ánimos restando importancia a lo que ocurre, se produce la enorme contradicción del reparto de armas a los militantes de los partidos y sindicatos del Frente Popular: fusiles, bombas de mano, pistolas, ametralladoras y aun los cañones, son entregados indiscriminadamente a miles de civiles exaltados por un Gobierno irresponsable que colaboró de esta forma con unas izquierdas revolucionarias y sectarias en las matanzas incontroladas que pronto inician los llamados “milicianos”, verdaderas hordas del terror rojo que fusilan indiscriminadamente y sin juicio ninguno a los que les parecen “sediciosos” o simplemente de derechas. Para redondear su desastrosa actuación, el Gobierno pone en libertad a los presos comunes y cursa una urgente petición de ayuda al Frente Popular Francés.

Así, el 18 de julio España queda dividida en dos: las ciudades más importantes en su censo, industria y agricultura, como Madrid, Barcelona, Bilbao y todo Levante, están en poder de la República. En Barcelona, el Alzamiento estaba confiado al General Goded, uno de los más prestigiosos jefes militares formados en África, pero sus efectivos de 2.000 hombres en total contra 50.000 fusiles marxistas fueron pronto aplastados. Barcelona se había perdido para la causa nacional y el General Goded fue fusilado


matanzas y saqueos en eL bando republicano

En Madrid, entablada la lucha en torno a cuarteles y campamentos, y asesinado el General García de la Herán, el General Fanjul trata de sostenerse en el Cuartel de la Montaña, sitiado por una muchedumbre de milicianos armados y asistidos por artillería y aviación. La desigualdad de las fuerzas le hace caer al fin y sus defensores son reducidos y asesinados allí mismo por los revolucionarios, como lo demuestran las impresionantes fotografías tomadas en el patio del cuartel . Madrid queda en poder de las masas exaltadas y el salvajismo culmina sin el menor freno del Gobierno.

Se reproducen los incendios, los saqueos en los barrios acomodados, las profanaciones de Iglesias y centros religiosos y los asesinatos; la apacible palabra “paseo" se enriquece ya para siempre con una acepción trágica: el asesinato sin juicio en cualquier cuneta. En Sevilla, en Navarra, en Valladolid y en todas las ciudades donde ha triunfado el Alzamiento, la población civil, desde el labriego al técnico universitario, acuden a nutrir los reducidos efectivos militares de la zona desde ahora llamada “Nacional”.

Si se tiene en cuenta que lo más efectivo de los sublevados residía en el Ejército de África y no era empresa fácil transportarlo a la Península por estar el Estrecho en manos de la escuadra republicana, se considerarán como lógicas las palabras de Indalecio Prieto (PSOE), que en una alocución exuberante decía: “¿Adónde van esos locos? Nosotros tenemos las principales ciudades, los núcleos industriales, todo el oro del Banco de España, inagotables reservas de hombres, y tenemos la Escuadra”. A estas verídicas afirmaciones, Franco opone las suyas: “Es verdad, ellos lo tienen todo, todo, menos la razón”.

Y se lanza a la aventura de atravesar el Estrecho de Gibraltar.



eL alcázar de toledo

El día 5 de agosto, en unas horas de riesgo incalculable y después de afrontar victoriosamente combate con la desnaturalizada Escuadra roja, cuyos oficiales habían sido asesinados por los revolucionarios, la razón de Franco quiebra el bloqueo del estrecho y el convoy llega a Algeciras.

En el monte Hacho (Ceuta), desde donde Franco ha presenciado la operación, un monolito recuerda esa hazaña. Con la aportación de las tropas de Marruecos, el Ejército del Sur pone en marcha cuatro columnas hacia Madrid, al mando del Teniente Coronel Yagüe que, saliendo de Sevilla, el día 12 de agosto conquistan Badajoz y permiten la conexión con el Ejército del Norte, unificando así la zona controlada por los alzados contra el Frente Popular.

En esta zona, el General Mola conquista Irún, la ciudad fronteriza, que es incendiada por las hordas rojo-separatistas que huyen derrotadas a Francia. El Ejército republicano en el norte pierde con ello un enclave vital y queda prácticamente aislado.

Por el sur, continúa la progresión del avance hacia Madrid con la conquista de Talavera y Torrijos, claves esenciales para la toma de Toledo. La ciudad, a 70 kilómetros de Madrid, está totalmente controlada por la República, con la excepción del Alcázar, donde desde el mismo día 18 de julio el Coronel Moscardó, con 1.100 hombres, 520 mujeres y 50 niños, se ha unido al Alzamiento y soporta un terrible asedio, e incluso ser conminado a rendirse a cambio de la vida de su hijo, lo que el moderno Guzmán el Bueno rechaza con impresionante entereza en una estremecedora conversación telefónica. Los inhumanos frentepopulistas cumplieron su amenaza y asesinaron al hijo de Moscardó, pero el Alcázar no se rindió.

Durante 68 días, la fortaleza recibe un alud de fuego y metralla, más de 15.000 proyectiles de artillería, 500 bombas de avión y tres minas de formidable poder. El Frente Popular había anunciado repetidas veces la toma del Alcázar, pero la falsa noticia era desmentida por los hechos. Decididos a terminar de una vez, se proyecta la explosión de una mina definitiva, a cuyo acto se invita a miembros del Gobierno tan caracterizados como Largo Caballero y La Pasionaria.

Y la mina estalla, destruyendo lo que quedaba del recio edificio y los sitiadores se lanzan al asalto. Pero el Alcázar no se rinde. Como en el ya lejano episodio de Tifaurin, un avión sobrevuela a los héroes sitiados para enviarles un mensaje de Franco. La carta, que se conserva en el Museo del Ejército, dice así:

“Un abrazo de este Ejército a los bravos defensores del Alcázar. Nos acercamos a vosotros, vamos a socorreros, mientras resistir, para ello os llevaremos pequeños auxilios. Vencidas todas las dificultades, avanzan nuestras columnas doblegando resistencias ¡Viva España!, ¡Vivan los bravos defensores del Alcázar!"

Alguien había preguntado a Moscardó por qué mantenía una defensa imposible y el héroe había contestado que porque tenía fe en Franco. Esa fe, como la de tantos otros que antes y después supieron tenerla, se vio premiada con la liberación.

El 28 de septiembre, al pisar los libertadores las ruinas inmortales, el defensor de la fortaleza dice escuetamente: “Sin novedad en el Alcázar, mi General", como si nada hubiera pasado. Un periodista extranjero escribe al contemplar estos hechos: “Arrodillémonos ante estos hombres: son la dignidad del mundo. Ellos nos engrandecen con su heroísmo. Por ellos estamos seguros de que el alma humana es todavía capaz de infinita grandeza".



Jefe de un nuevo estado

Dos días después, ante la necesidad de un mando único en la zona nacional, se reúnen en el barracón de un aeródromo militar en tierras de Salamanca, los Generales Cavanellas, Mola, Kindelán, Queipo de Llano, Orgaz, Gil Yuste, Dávila y Saliquet; y Franco es elegido Generalísimo de los Ejércitos y Jefe del nuevo Estado.
 
Vicente Rojo Lluch

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Vicente Rojo Lluch (Fuente la Higuera (Valencia), 1894 - Madrid, 1966) Militar español, hijo póstumo de un militar que combatió contra los carlistas y en las campañas de Cuba, de donde volvió enfermo.

En 1911 ingresa en la Academia de Infantería de Toledo, de la que sale en 1914 con el grado de subteniente, habiendo obtenido el número 4 en una promoción de 390 cadetes. Después de haber estado destinado en Barcelona pasó al Grupo de Regulares de Ceuta y posteriormente de nuevo a Barcelona y a la Seo de Urgel.

En 1922, ya como capitán, vuelve a la Academia de Infantería, donde ocupa diversos puestos docentes y de administración. Fue uno de los redactores de los planes de estudio de las asignaturas de Táctica, Armamento y Tiro para la nueva etapa de la Academia de Zaragoza. Es en este periodo en la Academia cuando colabora en la fundación y dirección de la Colección Bibliográfica Militar, colección sobre temas militares que alcanzó amplia difusión en España y en el extranjero, junto con el también capitán Emilio Alamán. En agosto de 1932, abandona la Academia para ingresar en la Escuela Superior de Guerra con el objetivo de realizar el curso de Estado Mayor.

Durante su estancia en la Escuela se dio la circunstancia curiosa de que se propuso a los alumnos de su promoción que desarrollaran un supuesto táctico que consistía en el paso del río Ebro para establecerse en la ruta Reus-Granadella, operación muy similar a la que unos años después, durante la guerra civil, habría de llevar a la práctica en la célebre batalla del Ebro en el tramo comprendido entre Mequinenza y Amposta. En otra faceta de su biografía, su preocupación e implicación por la formación de los jóvenes condujo, igualmente, a que por estas fechas (1931-1933) fuese nombrado Comisario General de Instrucción de los "Exploradores de España".

Ascendido a comandante el 25 de febrero de 1936, al estallar la guerra civil, en julio de 1936, se mantuvo leal al gobierno de la República, y fue uno de los militares profesionales que participó en la reorganización de las fuerzas republicanas.

En octubre de 1936 fue ascendido a teniente coronel siendo designado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, mandadas por el general Miaja, jefe de la Junta de Defensa de Madrid, creada para defender la capital a toda costa después del traslado del gobierno de la República a Valencia. En este puesto preparó un eficacísimo plan de protección de la ciudad, que evitó su caída. A partir de entonces, su fama como organizador no hizo sino aumentar. Jefe del Estado Mayor del Ejército del Centro, tuvo una destacada actuación en la planificación de las principales operaciones desarrolladas por el citado Ejército, en el Jarama, Guadalajara, Brunete y Belchite.

Con un prestigio acrecentado, en marzo de 1937 fue nombrado coronel y en mayo, tras la formación del gobierno Negrín, Jefe del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas y jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Desde este nuevo empleo se encargó de dirigir la expansión del Ejército Popular, y creó el denominado Ejército de Maniobra, que debía servir de avanzadilla ofensiva del Ejército Republicano. A lo largo de 1937 proyectó las ofensivas de Huesca, Brunete, Belchite, Zaragoza y Teruel.

Ascendido a general en octubre de 1937 es ya uno de los militares más prestigiosos de la República. La operación más ambiciosa que llevó a cabo a lo largo de 1938 fue la ofensiva del Ebro, antes citada al hablar del supuesto táctico desarrollado en la Escuela Superior de Guerra, que dio lugar a la larga batalla del Ebro desarrollada desde el 25 de julio al 16 de noviembre de 1938, y en la cual la República se jugaba su prestigio internacional, su capacidad de resistencia y la posibilidad de poder dar un giro favorable al curso de la guerra.

Tras la caída de Cataluña, en febrero de 1939, pasó a Francia y después de una breve estancia en este país el Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles (SERE) le abonó el pasaje para trasladarse a Buenos Aires (Argentina). Poco tiempo después el gobierno de Bolivia le ofreció la posibilidad de que organizara y dirigiera la cátedra de Historia Militar y Arte de la Guerra en su Escuela de Estado Mayor, tarea esta que desarrolló entre 1943 y 1945, siéndole reconocido su empleo de general del Ejército español y condecorado con el máximo galardón.

En febrero de 1957 regresó a España, gracias a las gestiones de un jesuita que conoció durante su estancia en Bolivia y avalado también por el obispo de Cochabamba, antiguo capellán castrense a las órdenes de Rojo. Aunque al principio no fue molestado por las autoridades franquistas, el 16 de julio de 1957 el Juzgado Especial para los Delitos de Espionaje y Comunismo le comunica que es procesado por el delito de rebelión militar, en su calidad de ex-comandante del Ejército, paradójicamente por el hecho de no haberse rebelado contra el gobierno legítimo de la República. Al parecer su vuelta no había gustado a ciertos sectores militares, por lo que Franco tuvo que resolver la situación de una manera salomónica: Rojo sería condenado y después indultado.

Escribió varios libros, donde se recogen sus experiencias militares en la guerra civil, así publicó ¡Alerta los pueblos! (1939), ¡España heroica! (1961) y Así fue la defensa de Madrid (1967).

Vicente Rojo falleció en Madrid el 15 de junio de 1966. Las agencias de prensa dieron de forma muy escueta la noticia, los diarios ABC y Ya recordaron su grado de general y únicamente el diario El Alcázar, órgano de los ex-combatientes franquistas, destacó el prestigio de que gozaba entre los militares por su capacidad profesional.

Fuente: Wikipedia

A continuación, la opinión de José María Laso Prieto sobre el libro del coronel Carlos Blanco Escolá " Vicente Rojo,
el general que humilló a Franco " :


"Realmente, el general Vicente Rojo, humilló a Franco", sostiene Carlos Blanco Escolá, historiador. Pero ¿cómo le humillo si perdió la guerra?, cabe preguntarse. "Porque en el planteamiento de las grandes estrategias le sacó ventajas siempre y fue la falta de medios del ejército republicano la que decantó el resultado", afirma Blanco Escolá que ayer presentó su libro en Madrid. Y prosigue el reseñista: "El caso es también reivindicar la figura de este militar honesto, cabal, católico de fuertes convicciones, anticomunista, partidario de la legalidad vigente, enemigo de los africanistas y de los golpistas del 36, sabio militar, cuyo objetivo era diseñar un ejército de hombres con conocimientos, algo para lo que fundó como editor la revista Colección bibliográfica militar, respetado por sus enemigos, aglutinador y fundador de las milicias populares... «Rojo ordenó el caos en la guerra civil y fue un maestro en estrategia, entendiendo como tal la utilización del elemento sorpresa", asegura Escolá. "Pero sus hazañas bélicas fueron difíciles de perdonar por Franco, a quien trajo de cabeza durante la lucha." Su vida tras la derrota está contada también en el libro. "Se fue a Argentina y luego a Bolivia, donde se le reconoció su rango y pudo enseñar en su academia militar. En los años cincuenta quiso volver a España, pidió autorización y le dejaron. Pero le esperaban a la vuelta de la esquina. Le llegó una citación judicial por rebelión militar, algo surrealista. Le condenaron a cadena perpetua, pena que no cumplió por una amnistía, pero le rebajaron la graduación y le humillaron. Ahí Franco actuó con espíritu de venganza."

Desde hace años he sido un gran admirador del general Rojo. He leído y tengo todos sus libros que forman parte de mi biblioteca militar que casi alcanza los dos mil volúmenes, incluida la Colección bibliográfica militar dirigida por los entonces capitanes Rojo y Alamán. En la década del setenta ya publiqué en la prensa asturiana un artículo enaltecedor de Vicente Rojo y después publiqué en la revista El Basilisco el trabajo «Franco y Rojo: dos estrategias en la guerra de España» y, en la misma revista, «El Arco de Fuego (la batalla de Kursk)», sobre la batalla más decisiva de la Segunda Guerra Mundial. Desde tal perspectiva, quiero hacer dos observaciones: Es posible que Franco fuese humillado objetivamente por Rojo. Si embargo no creo que lo fuese subjetivamente, ya que considero que Franco no tenía suficiente conciencia autocrítica para tener tal sensación. Por otra parte, es muy discutible calificar a Vicente Rojo de anticomunista. Con independencia de su cosmovisión cristiana, Rojo elogió muchas veces la combatividad y disciplina de las unidades comunistas que actuaban bajo sus órdenes, y la eficacia de los jefes militares surgidos del V Regimiento de Milicias Populares. En reciprocidad los citados jefes, Lister, Modesto Tagueña &c., siempre elogiaron, en sus memorias, la capacidad militar de Rojo así como su honestidad profesional. Lo mismo ha hecho, años después, Santiago Carrillo.

El coronel Blanco Escolá inicia su último libro describiendo cómo surgió la casta militar africanista que junto con el rey Alfonso XIII, involucró a España en las campañas de Marruecos y fue el núcleo decisivo de la rebelión contra la República que fracasando como alzamiento, se convirtió en guerra civil y, después, en conflicto internacional. En el capítulo titulado «Bailando al son del maestro», Blanco Escolá expone las razones de la superioridad militar de Rojo sobre Franco. Así dice: «Mientras que Franco mostraba su supina ignorancia en todo lo relacionado con la estrategia (no había tenido ocasión de estudiarla ni practicarla en ningún momento cuando realizaba su fulgurante carrera). Rojo procuraba desenvolverse en el marco de la más pura ortodoxia tratando de compensar con su acertada conducción de la guerra la aplastante superioridad de medios del adversario. En definitiva, Rojo parecía asumir resueltamente esta máxima del mariscal Montgomery: 'Hay que obligar al enemigo a bailar al son que se le toque'. Franco, ciertamente, se pasó la guerra bailando al son que tocaba Vicente Rojo.» Después de algunas páginas, Blanco Escolá se centra en la última gran ofensiva republicana: «La maniobra del Ebro, planeada y dirigida por Vicente Rojo, causó gran sensación en su día, y llegó, incluso, a ser estudiada como modelo en las escuelas militares de la extinta Unión Soviética: las tropas republicanas prepararon esta difícil operación a lo largo de cincuenta días, a escasos metros de las posiciones del adversario . En la medianoche del 25 de julio de 1938, utilizando doce puntos de paso, comenzaron a cruzar el río las seis divisiones de los Cuerpos V y XV del Ejército del Ebro, cogiendo al enemigo por sorpresa y logrando desarticular su dispositivo de fuerzas. Por la mañana, con las vanguardias situadas a la otra orilla dominando los puntos esenciales, y pese a la presencia de la aviación franquista, que acudió con rapidez a la cita, el grueso inició la travesía sin encontrar demasiados problemas, a la par que se llevaban a cabo las acciones demostrativas previstas; al finalizar la jornada, los republicanos habían alcanzado los objetivos previstos para el primer avance y, tres días después, tenían al otro lado todos los elementos que debían pasarlo, con los diversos puestos de mando y escalones de servicio instalados. La maniobra del Ebro había terminado y las fuerzas republicanas se dispusieron a afrontar la consecuente batalla defensiva.» Según Blanco Escolá, «A la elegancia y brillantez demostrada por Rojo, con la maniobra del Ebro, Franco respondió con los ataques frontales y el empleo de la fuerza bruta, es decir haciendo gala de los dos rasgos que caracterizan a los militares incompetentes.» Según Enrique Lister, toda la táctica y el arte militar de Franco se redujeron a las del mazo.
 
resueltamente esta máxima del mariscal Montgomery: 'Hay que obligar al enemigo a bailar al son que se le toque'. Franco, ciertamente, se pasó la guerra bailando al son que tocaba Vicente Rojo.



¿perdone pero cuando hicieron a Montgomery Mariscal?


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«A la elegancia y brillantez demostrada por Rojo, con la maniobra del Ebro, Franco respondió con los ataques frontales y el empleo de la fuerza bruta, es decir haciendo gala de los dos rasgos que caracterizan a los militares incompetentes.»



si claro los militares incompetentes son los que ganan las batallas los q las pierden son los genios . Dios nos libre de genios como estos.
 
On September 1st 1944, Montgomery was promoted to field marshall, the highest rank he could reach in the British Army. By now Montgomery commanded the 21st ...


al final de la guerra .
 
Montgomery fue un militar de lo más normalito, tirando a malo.

Y Franco no fue tan malo como lo pintan ahora los rojos.
 
Federico Gravina y Nápoli

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Extraído de la Wikipedia

Carrera militar de Federico Gravina

Federico Gravina era hijo de dos grandes de España: Don Juan Gravina y Moncada y Doña Leonor Napoli y Monteaporto. Por mediación de su tío, embajador de Nápoles en España, entró en la Armada Española, obteniendo el grado de oficial guardiamarina mediante examen el 18 de diciembre de 1775.

En pocos meses fue ascendido a alférez de Fragata y estuvo en Brasil a bordo de la fragata Santa Clara. En el transcurso de esta campaña, cumplió intachablemente su primera misión independiente al conseguir la rendición del castillo de la Ascensión, situado en un islote cercano a Santa Catalina.

En 1777, salvó la vida milagrosamente al varar su barco en el estuario del Río de la Plata, accidente en el que murió la mayor parte de la tripulación.

En 1778, de regreso a España, fue ascendido a alférez de navío y embarcado en jabeques de caza contra piratas argelinos. Ascendido de nuevo a teniente de fragata, obtiene por primera vez el mando de un barco: el jabeque San Luis con el que participará en el bloqueo de Gibraltar. Sus méritos pronto le valieron los galones de teniente de navío, y pronto el mando del apostadero de la Bahía de Algeciras.

Participó en la expedición contra Menorca (bajo control inglés), distinguiéndose en el sitio del fuerte de San Felipe. Tras esto y nuevas acciones en el sitio de Gibraltar, siguió su fulgurante carrera de ascensos hasta obtener finalmente el grado de capitán de navío.

En 1785 obtiene el mando de la flota que combatió en la costa argelina contra la flota de este país. Se distinguió por su incasable actividad, consiguiendo el rechazo de las fuerzas argelinas.

En 1788 llevó a Constantinopla al embajador Jussuf Efendi. Allí inició observaciones astronómicas y escribió una memoria, iniciando su trayectoria como estudioso. Tras esto mereció el ascenso a brigadier. Por estas fechas tiene lugar la muerte del monarca Carlos III, siendo la fragata de Gravina Paz la primera en llevar la noticia a las colonias, al hacer el viajeCádiz-Cartagena de Indias-La Habana-Cádiz en menos de tres meses.

En 1790 obtiene por primera vez el mando de un navío (la clase de barco de guerra más grande de la época), el Paula. Con éste participaría en la evacuación de Orán, protegiendo la retirada del ejército que abandonaba esas posesiones africanas y se embarcaba hacia Cartagena.

Tras ser promovido a jefe de escuadra, viajó a Inglaterra (ahora aliada de España) con el objetivo de extender sus conocimientos de náutica y tácticas navales. Fue recibido con los mayores honores. A su regreso recibió el mando de cuatro navíos, con los que pasó al Mediterráneo y tomó parte activa y destacada en la guerra contra la Francia revolucionaria. Su navío insignia fue el Hermenegildo, de 112 cañones.

En 1796 tras ser ascendido a teniente general, España firma el tratado de San Ildefonso con Francia, entrando en guerra contra Gran Bretaña. Combatió como segundo de la escuadra a las órdenes de Don José Mazarredo.

Tras la firma de la paz recibió el cargo de embajador de España en París. Su cargo diplomático tenía una condición solicitada por él mismo: en caso de guerra, volvería a la actividad naval y militar.


Antecedentes de la Batalla de Trafalgar

Rotas las hostidades con Gran Bretaña, Gravina viaja a Cádiz y toma el mando de la flota de guerra española. Enarbola su estandarte en el navío Argonauta (80 cañones) el 15 de febrero de 1805.

El emperador Napoleón se proponía invadir Gran Bretaña. Siguiendo las órdenes del gobierno de Godoy, Gravina se pone bajo el mando del almirante francés Villeneuve, quien dirije a toda la escuadra franco-española hasta aguas caribeñas para despistar a la flota inglesa. El objetivo era permitir el cruce del Canal de la Mancha a los 180.000 hombres que Napoleón tenía aguardando en Texel y Boulogne para atacar Inglaterra.

El engaño no surte efecto. La flota franco-española, a su regreso, libra la Batalla del Cabo Finisterre, perdiendo a los navíos españoles Firme y San Rafael. Tras esto se refugian en Cádiz por orden de Villeneuve, contradiciendo el plan original de Napoleón. Los 180.000 soldados franceses nunca embarcaron, y fueron desplazados al interior de Europa, librando muchos de ellos la Batalla de Austerlitz.

En Cádiz Federico Gravina y otros altos mandos españoles como Cosme de Churruca (al mando del navío San Juan Nepomuceno) o el general Cisneros (al mando del enorme Santísima Trinidad) mantuvieron fuertes discusiones con los mandos franceses. Éstos optaban por salir de Cádiz, mientras que los españoles recomendaban esperar por ser el viento desfavorable y aproximarse un temporal en la zona. Finalmente la flota salió de Cádiz el 20 de octubre de 1805, teniendo lugar al día siguiente la Batalla de Trafalgar, desastrosa derrota franco-española frente a la inglesa.

Federico Gravina resultó herido, logrando llegar con su navío (el Principe de Asturias) a Cádiz.


Últimos meses de vida

Federico Gravina alcanzó la más alta dignidad militar cuando se le promovió para capitán general de la Armada. Pero sus heridas se agravaron y finalmente murió, el 9 de marzo de 1806, con 49 años de edad.

Federico Gravina ha sido uno de los más insignes marinos de la historia de la Armada Española, siempre eficaz tanto en sus desempeños militares como diplomáticos.

“Gravina es todo genio y decisión en el combate. Si Villeneuve hubiera tenido esas cualidades, el combate de Finisterre hubiese sido una victoria completa” Napoleón Bonaparte, en una carta escrita el 11 de agosto de 1805

Realmente, uno de los grandes militares de la historia de este noble país.
 
H@kk@ rebuznó:
«A la elegancia y brillantez demostrada por Rojo, con la maniobra del Ebro, Franco respondió con los ataques frontales y el empleo de la fuerza bruta, es decir haciendo gala de los dos rasgos que caracterizan a los militares incompetentes.»



si claro los militares incompetentes son los que ganan las batallas los q las pierden son los genios . Dios nos libre de genios como estos.

Montgomery fue un militar de lo más normalito, tirando a malo.

Y Franco no fue tan malo como lo pintan ahora los rojos.

Montgomery solo le gano 1 vez a Rommel gracias a que disponia de mejor material, es decir, gano el incompetente.

Si se hubieran enfrentado Rojo y Franco en igualdad de condiciones, a saber donde estaria ahora el tio paco.
 
General George S. Patton Jr.

George Smith Patton Jr., nació en San Gabriel, California, el 11 de Noviembre de 1885, dentro de una familia con una larga tradición militar. Estudió en el Instituto Militar de Virginia y se graduó en la Academia Militar de Westpoint, Estados Unidos en 1909. Participó en 1909 en la expedición Mejicana y en 1917 estuvo en Francia como Comandante de las tropas del Cuartel General.



En Noviembre de 1917 fue asignado para organizar y entrenar la Primera Brigada de Tanques, asentada cerca de Langres, Francia, abriendo a mediados de Septiembre de 1918 la ofensiva a Meuse- Argone. Posteriormente fue promovido temporalmente al rango de Coronel, recibiendo diversas condecoraciones.

Entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, Patton se graduó en 1924 en “The Command and General Staff School” y en el Amy War College en 1932.

Se caracterizó por su lenguaje vulgar y profano cuando le hablaba a las tropas, pero era refinado, educado y con una cultura exquisita. Él decía que para comunicarse con los soldados había que hablar como ellos, y vaya que lo hacía bien. Pero en las reuniones sociales era todo un caballero, con una fluida conversación sobre las artes y las letras, incluso en francés, idioma que dominaba perfectamente.

En Julio de 1940, Patton fue convocado para comandar la Segunda Brigada Acorazada de la división en Fort Benning, Ga y meses después fue promovido a Mayor General.

En 1942 participó en la invasión aliada en el Norte de África, entrando a Casablanca y ocupando el Marruecos Francés. En Marzo de 1943 Patton se convierte en el Comandante del Segundo Cuerpo de Ejércitos de los Estados Unidos en Túnez. Fue promovido temporalmente a al rango de Teniente General poniéndose a cargo de la preparación para la invasión americana de Sicilia. Comandó el 7mo Ejército que desembarcó en Sicilia, capturando en ejemplar operación la ciudad de Palermo, mucho antes que llegaran los ingleses por el camino más corto.

En Marzo de 1944, Patton asume el comando del Tercer Ejército en Inglaterra y comienza a planear las futuras operaciones en el noroeste europeo. Poco antes de la invasión fue severamente reprendido por el General Dwight D. Eisenhower por hacer indiscretas declaraciones políticas. El 1 de Agosto su Ejército fue puesto en operatividad en Francia y comenzó una ofensiva arrolladora que no se detuvo hasta llegar a Checoslovaquia.

Fue promovido a General de 4 estrellas y posteriormente nombrado Gobernador de Bavaria, al finalizar la guerra. Detestaba a los políticos y a los cobardes, por eso tuvo muchas dificultades, en especial cuando fue acusado de maltratar a un soldado y por su comportamiento con los rusos, a quienes no los tenía en muy buen concepto. Al final de la guerra, sugirió públicamente que se debería expulsar a los rusos de Europa, con ayuda de las tropas alemanas, cosa que le ocasionó más de una reprimenda.

Pero fue, sin ningún lugar a dudas un excelente comandante de tanques, mejor táctico y por sobre todas las cosas sabía motivar a sus hombres para ejecutar cualquier misión, por difícil que pareciera.

A finales de 1945, resultó gravemente herido en un accidente automovilístico cerca de Mannheim y murió poco después en el Hospital de Heidelberg el 21 de Diciembre de 1945. Sus memorias “War as I knew It” fueron publicadas póstumamente en 1947.
 
En el hilo pone Españoles, es decir, personas que nacieron en España (o en su defecto de descendencia directa).

No se porque la gente copipastea tanto en este subforo, que pongan el enlace y ya está.

Solo queria quejarme. Hala, seguid posteando.

PD: Espero que el (los) administradores no se enfaden conmigo. Lo que pasa es que la gente le ha dado por copipastear grandes bloques de texto (vease el hilo de Kant) y se quedan más anchos que Pancho, y luego no añaden nada más (que conste que no soy el más indicado para decir esto, aunque almenos,no copipasteo). Creo que aqui se deberian poner cosas que sepa uno de buena tinta pero que no las haya sacado del Google o Wikipedia. Disculpas a los que se sientan ofendidos.
 
Y os dejais a este.....que verguenza.........
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Jefe de la resistencia aragonesa contra la invasión napoleónica. Por su rango militar, tomó a su mando la defensa de Zaragoza. convirtiéndose en auténtica alma de la resistencia aragonesa, habiendo quedado su nombre para siempre, asociado a la Ciudad de los Sitios.

?A los diecisiete anos, Palafox pertenecía a las Reales Guardias de Corps, ascendiendo pronto a brigadier de los Reales Ejércitos. Los sucesos del Dos de Mayo y los acontecimientos políticos que les siguen, con las abdicaciones de Bayona, precipitaron la situación, poniéndose en marcha en Aragón la sublevación y triunfando el alzamiento popular en Zaragoza, al extremo de que el 25 de mayo, por aclamación popular, fue nombrado Capitán General de Aragón. Creó Palafox en seguida un consejo coordinador del mando y decretó un alistamiento general, en el que participaron numerosos aragoneses, formándose batallones que desde Huesca, Calatayud y otros muchos puntos de Aragón y la Ribera se concentraron en Zaragoza.

Hecho de trascendencia fue la convocatoria por Palafox de las Cortes Generales, que no se reunían desde la llegada al trono de los Borbones.

La situación de Zaragoza y de su territorio resultaba clave para los planes de invasión de los franceses; era necesario conquistar la ciudad y abrir el camino al Levante. Palafox tomó a su cargo la organización de la defensa de Zaragoza, reuniendo los Tercios, nombrando un intendente del ejército, reclutando voluntarios constantemente, adelantando fuerzas a custodiar los pasos pirenaicos y el territorio de Jaca y reforzando los puntos estratégicos.

Así, se realiza el ataque francés y el primer Sitio de Zaragoza. Los aragoneses opusieron la férrea voluntad de Palafox y el esfuerzo de su ejército (13.000 hombres), contra los muy superiores y bien equipados franceses. La ciudad sufrió duros ataques, llegando los enemigos incluso hasta el Coso, y el espectáculo debió ser desolador por las muchas ruinas de edificios y escombros. Palafox consiguió reclutar más refuerzos durante el Primer Sitio, antes de que los franceses organizaran el repliegue de tropas.

En el segundo asedio, a pesar de la llegada de voluntarios, triunfa el ejército francés y la decisiva actuación de sus ingenieros y zapadores. Cerca de 50.000 muertos hubo por las epidemias y el hambre. Así, el 20 de febrero de 1809, la Junta a la que Palafox dejó el mando, capitula ante los franceses. El general fue hecho prisionero y trasladado a la cárcel de Vincennes.

Fernando VII le otorgó el ducado de Zaragoza y lo restituyó en su cargo de Capitán General de Aragón, durante cuyo período «restableció el orden de la legalidad». A partir de 1815, Palafox se dedicó a su vida privada, alternándola con diversos nombramientos.

Sus restos descansaron, primero, en el Panteón de Hombres llustres de la basílica de Atocha, de Madrid, trasladándose en 1958 a Zaragoza, donde quedaron en El Pilar.
 
davilote rebuznó:
...Biografía de José de Palafox...

Gran hombre y gran guerrero. Durante el Segundo Sitio, el general francés le pidió que depusiera las armas ante la tremenda inferioridad del ejército español frente al francés. José de Palafox respondió a la propuesta con un grito:

¡Batalla a cuchillo! ¡Zaragoza no se rinde!

Ni que decir tiene que no rindió la plaza.
 
MarXito rebuznó:
Ni que decir tiene que no rindió la plaza.
Si es que los que estudian en escolapios son la leche :137

Personajes celebres que estudiaron en escolapios de zaragoza....

Jose palafox
Francisco de goya.







y tambien estudie en ese mismo colegio :lol:
 
El empecinado

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Hijo de labradores acomodados. Nacido en Castrillo de Duero en 1775, Juan Martín deberá su sobrenombre al arroyo Botijas que riega el valle donde se encuentra asentado su pueblo; este arroyuelo está caracterizado por sus lodos negruzcos o "pecinas" lo que provoca que a los habitantes se les conociera en la comarca como "empecinados".

Según D. Salustiano Olózaga, la palabra "empecinado" llegó a ser sinónimo de patriota y liberal, y ser llamado así constituía el mayor elogio. Juan Martín Díez no sólo aceptó el sobrenombre, sino que por Real Orden de 1814 se le concedió su uso en todos los documentos oficiales.

Ingresó en el ejército, luchando contra los franceses durante la República entre los años 1793 y 1795. Terminada la guerra vuelve a su pueblo. Retorna a la lucha durante la campaña del Rosellón, regresando a España para casarse en Burgos con Catalina de la Fuente.

La figura de Juan Martín, podemos encontrarla inmersa en el campo de la leyenda gracias a la visión romántica de un inglés, Federico Hardman, quien nos narra las primeras correrías del "Empecinado", las cuales se iniciarían sobre el mes de abril de 1808, cuando se decide a interceptar correos, detener convoyes y aprisionar soldados.

Un relato más documentado nos narra el apresamiento de un correo francés en Honrubia (Segovia), con anterioridad a los sucesos del 2 de mayo, siendo este el punto de partida de las acciones guerrilleras de Juan Martín.

Juan Martín, en esta primera época, aumentará paulatinamente su partida, convirtiéndose en el ídolo de Castilla; cobrará cada vez más importancia en cuanto que su partida alterará la principal vía de comunicación del ejército francés, que discurre entre Irún, Vitoria, Burgos, Aranda de Duero y Madrid.

El Empecinado combatió en Cabezón y Medina de Rioseco (Valladolid), lugar que sería el prólogo del fracaso del ejército español en su lucha contra los franceses en los primeros momentos de la guerra. En ambas batallas, el general De la Cuesta dio muestras de gran ineficacia, acrecentadas por sus diferencias con el general Joaquín Blake, permitiendo el triunfo de las tropas francesas a cuyo mando estaba el mariscal Bessières.

El general De la Cuesta encarcelará a "El Empecinado" a consecuencia de un altercado provocado por el apresamiento, por este último, de una dama francesa, pariente del mariscal Moncey, y que contraviniendo las ordenes no entregó al citado general, sino que por el contrario la hospedó en su casa suscitando con ello las envidias de las autoridades locales, debido a que se había quebrantado la disciplina interna entre el subordinado, Juan Martín, y su superior militar. Por este motivo ingresa en prisión en la ciudad de Burgo de Osma (Soria), aun cuando logrará escapar de la misma en el momento en que las tropas francesas entraban en esa ciudad.

El Empecinado contó con una partida disciplinada, a diferencia de otras, debido entre otras causas, a que estableció una paga diaria a todo el que tomase las armas en socorro de la patria.

La guerra de la Independencia va a caracterizarse por la crudeza de sus acciones y por los hechos sangrientos que la salpican.

Juan Martín, como patriota de la época, demostrará en sus escritos al general francés Hugo, el odio por el invasor declarando guerra eterna a Napoleón y a sus viles esclavos que le siguen. La dureza de las acciones bélicas la encontramos reflejada en la venganza de las tropas imperiales, que procedieron al apresamiento de su madre, amenazándole con su fusilamiento sino se entregaba; El Empecinado replicó con la amenaza del fusilamiento de los prisioneros que tenía en su poder y con la posterior ejecución de todos aquellos que cayeran en sus manos; ante ello los franceses se apresuraron a liberarla.

El carisma de la figura del Empecinado, provocaba la sublevación de los pueblos que atravesaba. Su partida, cada vez más numerosa, se unificará en el ejército anglohispano, dentro del cual se significará por las acciones de información y mantenimiento de las comunicaciones durante la campaña de Soult hacia Talavera; asimismo realizó operaciones de auxilio y distracción del enemigo.

La Junta Central le nombró capitán de caballería en abril de 1809, debido a sus victorias bélicas; este nombramiento le obligó a trasladarse de la Cuenca del Duero hacia Guadalajara. En septiembre de 1809 actuará en Sigüenza.

La Regencia de Cádiz, en septiembre del año siguiente, le ascenderá a Brigadier por sus hazañas. Desde este momento, Madrid, Guadalajara y Cuenca, fundamentalmente, serán el marco principal de sus hazañas. El 19 de septiembre, cumpliendo ordenes del general Blake, pasará a Aragón y Valencia, apoderándose de Calatayud y sitiando las guarniciones de la Almunia y Daroca. La campaña de Aragón pasará a la historia con el título de Campaña del Empecinado.

El éxito conseguido en su campaña aragonesa, le hizo atreverse a concebir la idea de sorprender al rey José durante su descanso en la Casa de Campo, teniendo la corte que llamar al general Hugo para contrarrestarlo.

En abril de 1813 el mariscal Soult, intenta apresarlo en las inmediaciones de Madrid; un mes después, el 22 de mayo, El Empecinado, defenderá el sitio de la ciudad de Alcalá de Henares.

Los años 1812 y 1813, van a tener un especial significado para El Empecinado, que llega a caracterizarse como el guerrillero más carismático por su ímpetu y la dificultad de su apresamiento.

El 16 de agosto de 1812 tiene lugar la toma de la ciudad de Guadalajara, a la que había sometido previamente a un fuerte cerco; el general francés Preux se negó a capitular ante El Empecinado, frente a esta aptitud, Wellington, advertirá a los franceses de que manteniendo esa negativa serían pasados a cuchillo.

El Empecinado fue respetado y querido por los generales españoles y en especial por el general inglés Wellington, e incluso por los generales que le combatieron, tales como Suchet, Belliart y Hugo.

El ejército del Empecinado llegó a estar compuesto por unos 5.000 hombres, lo que le permitió que, al igual que Mina, pudiera enfrentarse al ejército francés en campo abierto.

El 13 de febrero de 1815 presentó a Fernando VII una exposición en la que pedía la convocatoria de Cortes y el restablecimiento de la Constitución de 1812, sin distinción de ideologías políticas. El escrito le costó el destierro a Valladolid; pero, El Empecinado continuó confiando en el rey, a diferencia de otros personajes, como Mina y Porlier. Sin embargo, el rey cometió la torpeza de ofrecerle un millón de reales y el título de conde por abandonar sus ideas liberales y abrazar al absolutismo. El Empecinado habría contestado al mensajero con aquella frase que recuerda Olózaga:

Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos.

El 1 de enero de 1820 Riego se subleva en Cabezas de San Juan, triunfando de nuevo las ideas liberales. El Empecinado será nombrado segundo cabo (segundo del capitán general), apareciendo el 16 de abril de 1820 en Valladolid para inaugurar la placa de la constitución en la Plaza Mayor.

También será nombrado gobernador militar de Zamora, sirviendo fielmente al Gobierno liberal y persiguiendo a las tropas absolutistas que contra ella se alzaron, como pudo comprobar Jerónimo Merino, que hubo de retirarse derrotado por El Empecinado.

La marcha de las partidas realistas de Merino, que preceden en Castilla al avance de los cien mil hijos de San Luis del duque de Angulema, produce la huida de los gobernantes de Valladolid el 25 de abril de 1823. Únicamente El Empecinado, permanecerá en la ciudad hasta el último momento, emprendiendo retirada hacia Simancas, prolongándose entre combates hasta Extremadura, donde capitula para huir finalmente a Portugal.

El alcalde de Roa, don Gregorio González Arranz, profanó el correo de los presos liberales de Roa, detectando una carta en la que se anunciaba el retorno a España de J. Martín, completando esta información con el aviso del alcalde de Cuéllar (Segovia) de que Juan Martín Díez estaba acampado en los alrededores de este pueblo.

Los voluntarios realistas le apresaron mientras dormía en Olmos de Peñafiel (Valladolid) el 21 de noviembre de 1823. Le trasladaron a Nava de Roa (Burgos) y allí le entregaron a Gregorio González.

Hasta su muerte, El Empecinado fue exhibido en la plaza de Roa, expuesto en una jaula a las afrentas del populacho. El corregidor Domingo Fuentenebro, enemigo declarado de El Empecinado, fue nombrado comisionado regio para la elaboración de la causa seguida contra el prisionero, concluyendo sus acusaciones el 20 de abril de 1825 y entregándoselas personalmente al rey, quién aprobó de inmediato la sentencia que condenaba a El Empecinado a la horca en la plaza de Roa, siendo ejecutado el 20 de agosto de 1825.
 
BLAS DE LEZO

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Almirante de la Armada Española que se encargó de defender el sitio de Cartagena de Indias por parte de los ingleses en 1741. Aunque no se hable de esto en los libros de historia, la flota inglesa era mayor que la armada invencible de Felipe II, pero se las apañó para defender Cartagena con unos 4000 hombres y 6 barcos, hasta que diezmados, se retiraron los ingleses.

El tipo, en diversas batallas había perdido el ojo izquierdo, la pierna izquierda y la mano derecha, pero cojones no le faltaban.

La historia no ha sido justa con él, y permanece prácticamente olvidado en los libros, mientras que muchos gañanes que no hicieron nada ocupan su sitio...

En fin, esto era un breve resumen, para más info:

https://usuarios.lycos.es/pay/lezo.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Blas_de_Lezo
https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Cartagena_de_Indias_(1741)
 
H@kk@:

A sus pies..
Gracias por el homenaje a uno de los mejores militares del siglo xx y un gran hombre.
 
Topper Harley rebuznó:
BLAS DE LEZO

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Almirante de la Armada Española que se encargó de defender el sitio de Cartagena de Indias por parte de los ingleses en 1741. Aunque no se hable de esto en los libros de historia, la flota inglesa era mayor que la armada invencible de Felipe II, pero se las apañó para defender Cartagena con unos 4000 hombres y 6 barcos, hasta que diezmados, se retiraron los ingleses.

El tipo, en diversas batallas había perdido el ojo izquierdo, la pierna izquierda y la mano derecha, pero cojones no le faltaban.

La historia no ha sido justa con él, y permanece prácticamente olvidado en los libros, mientras que muchos gañanes que no hicieron nada ocupan su sitio...

En fin, esto era un breve resumen, para más info:

https://usuarios.lycos.es/pay/lezo.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Blas_de_Lezo
https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Cartagena_de_Indias_(1741)

Blas de Lezo fue un militar excepcional. Cuando estuve en el fuerte de San Felipe de Barajas en Cartagena, aluciné con la explicacion de la guia de como se defendio de los ingleses
Un heroe.
 
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