Tatarkiewicz
Aborto de Forero
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- 13 Oct 2006
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Las relaciones con el resto de mi familia han llegado prácticamente al límite, manteniendo una situación de convivencia insostenible, por lo que a mis 27 años he decidido iniciar una nueva vida al margen de ellos.
Vivir solo lo veo en mi caso algo completamente utópico, he sido sometido por mi familia a un excesivo proteccionismo por culpa del cual tengo dificultades para desenvolverme por mí mismo. Es por ello que he decidido apostar directamente por casarme, a pesar de que mis relaciones con las mujeres hasta ahora han sido, por así decirlo, nulas.
Mi hermano tiene 18 años y goza de una vida social bastante buena, tiene numerosos amigos e incluso ha tenido novias. Yo las ignoro y le digo que tener es de seres inferiores para hacer ver que si no tengo es porque no quiero, pero la realidad es que muchas noches antes de dormirme fantaseo con que ellas en realidad son mis novias, levantándome muchas veces al día siguiente habiendo sufrido polución nocturna.
Tanto él como mis padres me tratan como si fuese un niño pequeño o incluso retrasado, por lo que para hacerles ver que tengo personalidad les respondo tratándoles de forma bastante hostil, como en el caso que he expuesto de sus novias.
Además cuando me presenta una amiga o similar (insiste en que me relacione con gente), lo más normal es que cuando después nos encontremos por la calle al verme me ignoren o incluso cambien de acera para omitir mi presencia, así que es un intento fútil.
Hará una semana, mientras viajaba en tren, dos rumanos se pusieron a mendigar de forma peculiar. Uno llevaba un teclado (el típico con el que hacen ver que tocan pero que en realidad la canción está grabada) mientras que el otro cantaba, interpretando entre ambos temas de Julio iglesias. Todo ello ante la incredulidad y el lol de los pasajeros, entre los que yo me encontraba.
Cuando acabaron se dividieron dirigiéndose cada uno a cada extremo del vagón. Llevaban un vaso y pedían dinero de forma bastante insistente e incluso molesta, intentando arañar cualquier céntimo, una situación que me hace sentir bastante incómodo, por lo que mientras se aproximaba iba estudiando como ignorarlo. Pues bien, cuando pasó por mi lado me miró con cara de superioridad, bajó el vaso y fue él quien me ignoró a mí. No quería mi dinero. No es que me viera más pobre y sin nada interesante que ofrecerle, más bien me miró como pensando “pobre chaval, suficiente tiene con lo que tiene como para encima quitarle su dinero”.
En definitiva, soy ninguneado por todo el mundo; no importa raza, condición o que incluso no me conozcan de nada.
Ayer acudí al médico para que me extrajeran el cerumen alojado junto a mi oído izquierdo. Y entonces vi la luz.
Cuando estaba siendo atendido por la buenorra treintañera que me tocó en su día tener como médico, decidí que fuera ella quien me acompañase en mi futura vida. Al ser bastante vergonzoso, soy incapaz de declarar abiertamente mis sentimientos a nadie. Por tanto he de mostrarlos indirectamente, de alguna forma sutil.
Y por ello la necesidad de diseñar el plan en cuestión. Para llevarlo a cabo, primero tendré que concertar lo que se podría considerar nuestra primera cita oficial como pareja. Llamaré al hospital y pediré hora alegando la aparición de lo que a mi modo de ver parecerá herpes en el pene.
Cuando llegue el día de la cita me vestiré con mis mejores galas, me pondré colonia (cosa que nunca hago, me da asco, pero por una ocasión así haré el esfuerzo) y me dirigiré hacia el hospital.
Una vez allí y una vez le haya explicado el supuesto problema, me pedirá obviamente observarlo de primera mano. Me bajaré los pantalones y me sentaré en la camilla. Ha llegado el instante clave. Estaré empalmado. Yo vendré así desde casa ya que de hecho, sólo con fantasear con los resultados que obtendré, no he dejado de mantenerme erecto. Ella se acercará y se encontrará con el lío.
Éste será el momento de mayor tensión. Yo me quedaré impertérrito, haciendo ver que mi deseo sería evaporarme en ese instante por la vergüenza por el que la muy ingenua creerá que estoy pasando. No haré ningún movimiento. Esperaré en dicha posición hasta que sea ella quien decida dar el siguiente paso.
Y el momento en el que lo dé será el definitivo FLECHAZO. Verme en esa situación le hará descubrir mis sentimientos. Se girarán las tornas y será ella quien se derrumbe, quien sentirá vergüenza, ya que desconociendo el profundo amor que me hace sentir, me ha humillado inconscientemente haciéndome quedar en una situación bochornosa. Caerá rendida en mi regazo donde le esperará mi (si no se ha demorado mucho en su decisión) todavía erecto pene, el cual se verá en la obligación de consolar. Esto se podría considerar simbólicamente como el PISTOLETAZO de salida a nuestra relación. El inicio de mi nueva vida.
Si se da la remota posibilidad de que esto no sucede y no recibo respuesta por su parte, o bien reacciona de manera inesperada, NO PASA NADA. Un médico ha de enfrentarse a diario a toda clase de situaciones con sus pacientes, por lo que una vez saliera por la puerta seguramente ya ni lo recordase; no sería más que una de las centenares de anécdotas con las se habría encontrado a lo largo de la semana. Por tanto, podríamos calificarlo como un plan perfecto, ya que se puede decir que no tengo nada que perder. Un rechazo amoroso que no sale fuera de la relación médico-paciente y ante el cual no tengo que rendir cuentas a nadie. Just as planned.
En todo caso el fracaso es algo que no contemplo. Siendo consciente de que el margen de error es prácticamente nulo, no tendría más que dirigirme a otros hospitales (obviamente analizados previamente para ver el material mujeril del que disponen y deliberar si pueden permitirse el lujo de aspirar a ser a corto plazo mis esposas), e intentarlo de nuevo. El resto de centros a mi alcance son privados, con el gasto que la visita supondría, pero el cuál estoy dispuesto a asumir por los beneficios que todo esto me acabará reportando. De hecho y sin ánimo de ofender, no puedo evitar sentir cierta vergüenza ajena al entrar en resto de hilos de este mismo subforo y leer las penurias amorosas por las que tristemente pasáis el resto de foreros, y como bien dice en el título de otro hilo cuán bajo estáis dispuestos a caer por meterla en caliente.
Vivir solo lo veo en mi caso algo completamente utópico, he sido sometido por mi familia a un excesivo proteccionismo por culpa del cual tengo dificultades para desenvolverme por mí mismo. Es por ello que he decidido apostar directamente por casarme, a pesar de que mis relaciones con las mujeres hasta ahora han sido, por así decirlo, nulas.
Mi hermano tiene 18 años y goza de una vida social bastante buena, tiene numerosos amigos e incluso ha tenido novias. Yo las ignoro y le digo que tener es de seres inferiores para hacer ver que si no tengo es porque no quiero, pero la realidad es que muchas noches antes de dormirme fantaseo con que ellas en realidad son mis novias, levantándome muchas veces al día siguiente habiendo sufrido polución nocturna.
Tanto él como mis padres me tratan como si fuese un niño pequeño o incluso retrasado, por lo que para hacerles ver que tengo personalidad les respondo tratándoles de forma bastante hostil, como en el caso que he expuesto de sus novias.
Además cuando me presenta una amiga o similar (insiste en que me relacione con gente), lo más normal es que cuando después nos encontremos por la calle al verme me ignoren o incluso cambien de acera para omitir mi presencia, así que es un intento fútil.
Hará una semana, mientras viajaba en tren, dos rumanos se pusieron a mendigar de forma peculiar. Uno llevaba un teclado (el típico con el que hacen ver que tocan pero que en realidad la canción está grabada) mientras que el otro cantaba, interpretando entre ambos temas de Julio iglesias. Todo ello ante la incredulidad y el lol de los pasajeros, entre los que yo me encontraba.
Cuando acabaron se dividieron dirigiéndose cada uno a cada extremo del vagón. Llevaban un vaso y pedían dinero de forma bastante insistente e incluso molesta, intentando arañar cualquier céntimo, una situación que me hace sentir bastante incómodo, por lo que mientras se aproximaba iba estudiando como ignorarlo. Pues bien, cuando pasó por mi lado me miró con cara de superioridad, bajó el vaso y fue él quien me ignoró a mí. No quería mi dinero. No es que me viera más pobre y sin nada interesante que ofrecerle, más bien me miró como pensando “pobre chaval, suficiente tiene con lo que tiene como para encima quitarle su dinero”.
En definitiva, soy ninguneado por todo el mundo; no importa raza, condición o que incluso no me conozcan de nada.
Ayer acudí al médico para que me extrajeran el cerumen alojado junto a mi oído izquierdo. Y entonces vi la luz.
Cuando estaba siendo atendido por la buenorra treintañera que me tocó en su día tener como médico, decidí que fuera ella quien me acompañase en mi futura vida. Al ser bastante vergonzoso, soy incapaz de declarar abiertamente mis sentimientos a nadie. Por tanto he de mostrarlos indirectamente, de alguna forma sutil.
Y por ello la necesidad de diseñar el plan en cuestión. Para llevarlo a cabo, primero tendré que concertar lo que se podría considerar nuestra primera cita oficial como pareja. Llamaré al hospital y pediré hora alegando la aparición de lo que a mi modo de ver parecerá herpes en el pene.
Cuando llegue el día de la cita me vestiré con mis mejores galas, me pondré colonia (cosa que nunca hago, me da asco, pero por una ocasión así haré el esfuerzo) y me dirigiré hacia el hospital.
Una vez allí y una vez le haya explicado el supuesto problema, me pedirá obviamente observarlo de primera mano. Me bajaré los pantalones y me sentaré en la camilla. Ha llegado el instante clave. Estaré empalmado. Yo vendré así desde casa ya que de hecho, sólo con fantasear con los resultados que obtendré, no he dejado de mantenerme erecto. Ella se acercará y se encontrará con el lío.
Éste será el momento de mayor tensión. Yo me quedaré impertérrito, haciendo ver que mi deseo sería evaporarme en ese instante por la vergüenza por el que la muy ingenua creerá que estoy pasando. No haré ningún movimiento. Esperaré en dicha posición hasta que sea ella quien decida dar el siguiente paso.
Y el momento en el que lo dé será el definitivo FLECHAZO. Verme en esa situación le hará descubrir mis sentimientos. Se girarán las tornas y será ella quien se derrumbe, quien sentirá vergüenza, ya que desconociendo el profundo amor que me hace sentir, me ha humillado inconscientemente haciéndome quedar en una situación bochornosa. Caerá rendida en mi regazo donde le esperará mi (si no se ha demorado mucho en su decisión) todavía erecto pene, el cual se verá en la obligación de consolar. Esto se podría considerar simbólicamente como el PISTOLETAZO de salida a nuestra relación. El inicio de mi nueva vida.
Si se da la remota posibilidad de que esto no sucede y no recibo respuesta por su parte, o bien reacciona de manera inesperada, NO PASA NADA. Un médico ha de enfrentarse a diario a toda clase de situaciones con sus pacientes, por lo que una vez saliera por la puerta seguramente ya ni lo recordase; no sería más que una de las centenares de anécdotas con las se habría encontrado a lo largo de la semana. Por tanto, podríamos calificarlo como un plan perfecto, ya que se puede decir que no tengo nada que perder. Un rechazo amoroso que no sale fuera de la relación médico-paciente y ante el cual no tengo que rendir cuentas a nadie. Just as planned.
En todo caso el fracaso es algo que no contemplo. Siendo consciente de que el margen de error es prácticamente nulo, no tendría más que dirigirme a otros hospitales (obviamente analizados previamente para ver el material mujeril del que disponen y deliberar si pueden permitirse el lujo de aspirar a ser a corto plazo mis esposas), e intentarlo de nuevo. El resto de centros a mi alcance son privados, con el gasto que la visita supondría, pero el cuál estoy dispuesto a asumir por los beneficios que todo esto me acabará reportando. De hecho y sin ánimo de ofender, no puedo evitar sentir cierta vergüenza ajena al entrar en resto de hilos de este mismo subforo y leer las penurias amorosas por las que tristemente pasáis el resto de foreros, y como bien dice en el título de otro hilo cuán bajo estáis dispuestos a caer por meterla en caliente.