Hola coleguillas, ¿estáis en la onda?
Soy el profe de aerobic de Bryan Peppers y hoy vengo a hablaros de algo que, aunque no nos guste, es necesario hacer por el bien de nuestro género: humillar a la mujer.
Cuando llegué a Castilla desde tierras más progres donde las mujeres piden divorcios y exigen repartición de bienes tuve la suerte de conocer un bonito juego (yo lo he bautizado como Pizzaputa) cuyo funcionamiento aquí os relato:
Una noche más estás con tu grupo de amigos soplaescrotos que, al igual que tú, no follan ni con la almohada y no es que seáis gays sino que os dáis asco entre vosotros y no os apetece masturbaros a cuatro manos, por lo que convenís en llamar a una puta vulgar. Bien es sabido que el dinero concede poderes sobre cualquier consideración moral o humanística:
A la vez que se alquilan los servicios de la ramera se deben pedir unas pizzas de reparto a domicilio (suponiendo que tengáis casa porque hacerlo en la de vuestros padres es muy triste) y se coloca a la furcia en cuestión -preferiblemente cogiéndola por los pelos y zarandeándola- debajo de una amplia mesa con mantel hasta el suelo a la que todos estéis sentados, con los pantalones bajados hasta los calcetines blancos. El juego consiste en que la furcia chupa vuestros malolientes rabos de manera aleatoria mientras os jamplais la comida del Telepizza y charláis de vuestras cosas; en cualquier momento de la cena alguien puede intentar adivinar a quién le está comiendo el rabo la guarra, tras lo que pueden suceder dos cosas:
1) La persona en cuestión estaba recibiendo una felación, por lo que paga el dinero que cuesta la puta y las pizzas.
2) La persona en cuestión es gilipollas de nacimiento y siempre tiene la mandíbula desencajada (o más lista que tú, según se mire), por lo que paga quien le "delató".
Este juego despertó mi imaginación de tal manera que elaboré una variante, bautizada como Sodoputa, que consiste en alquiler una furcia nuevamente, pero sin pizzas, ponerla a cuatro patas, lubricarle el ojete y darle cirio a voluntad por donde suelta la mierda. En este juego pierde (y paga) quien al sacar la polla de su culo tenga impregano un mojón de mierda en ella, de ahí que quien más le porculice más oportunidades tenga de perder.
-----
Luego el día a día de la vida en pareja también ofrece oportunidades vailosísimas para denigrar a las féminas, p. ej. la típica y cándida escena de:
-María, cómeme el culo como si fuera un sello de los antiguos.
-Sí, cariño, ¿te lo has lavado hoy?
-...
Y cuando la mujer ponga su lengua en nuestro ano y huela -y saboree- la falta de higiene se le incrusta (con la mano libre, con la otra se supone que nos masturbamos porque que te chupen el culo a secas es de gaylos) su cabeza en nuestro ojal de tal manera que sólo alcance a respirar nuestros restos de mierda de alrededor del ano y el sudor que el vello anal proporciona a todo macho español. Se recomienda acompasar nuestra masturbación con sus arcadas para maximizar la experiencia sexual, y cuando nos hayamos corrido y ella esté un poco mosqueada por haberte lamido los restos de mierda del culo se la consuela con un "qué bien lo has hecho cariño, ahora corre a hacer la cena puta de mierda que me tienes muerto de hambre y apenas alcanzo a cagar mendrugos duros que parecen la pata de un fox-terrier", regocijándonos a la vez por el olor a mierda que desprenden sus labios de mujer humillada que a mí tanto me pone (tal que aprovecho para darle besitos; lo mejor es cuando se le queda algún mojón entre los dientes y sonríe)
Tras estos bonitos relatos de justicia sexual me gustaría que me dijeran otros juegos denigrantes para la mujer que luego contar en el bar, cuando estamos trabajando en la obra, en entrevistas laborales o directamente en el foro si nos escasea la vida social.
Muchas gracias a todos por ser como sois guapetones, yo ahora me voy a cortarme las venas un rato más, cualquier insulto que quieran decir hacia mi persona se lo pueden dejar a mi secretario y compañero de váter "Orejitas"