AhoraEsEM
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- 4 Feb 2007
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Buceando por Internet, me encuentro, casualmente, como tantas otras veces, con enlaces que revierten en otros enlaces y en este infinito buceo virtual termino sumergido en una página que casi me hace vomitar. Es un simple blog, nada más. Otro de esos millones de estúpidos y vacíos blogs que nos inundan por doquier manifestando opiniones personales que a nadie con un mínimo de sentido común pueden interesar, pero, en este caso, la repugnancia y el asco que me ha provocado me ha llevado a pensar algo que es indefectible: la estupidez femenina es infinita, es inevitable, es absoluta y manifiestamente atronadora e ineludible. Es, sencillamente, irremediable. Luchar contra ella es similar a chocar premeditamente contra un muro macizo de roca, levantarse, volver a correr y, de nuevo, volver a estamparse chocando contra éste, hasta destrozarnos el cráneo, imaginando, errónea y estúpidamente, que algún milagro conseguirá que podamos traspasarlo, atravesarlo y superarlo.
Divago.
Todo lo que vengo a decir se resume es algo muy simple y sencillo: cada día, en este foro, en estos hilos, se vierten miles de críticas, acusaciones, opiniones cargadas de odio contra las mujeres, quizá -sólo quizá- con la débil esperanza de que si algunas nos leen sean capaces de rectificar, de cambiar, de modificar sus conductas o, más absurdo aún, que sepan darse cuenta de que sus ideas son del todo contrarias a la lógica, a la razón, o a nuestra forma de pensar como hombres. Ellas lo llaman misoginia. Este blog es otro manifiesto femenino más sobre la incomprensión que sienten o creen sentir las mujeres porque los hombres no les prestan atención, se quedan solas con el paso del tiempo, crían gatos en la vejez y nunca jamás llegan a encontrar al príncipe azul que sólo existe en sus más profundos sueños alejados de la auténtica, pura y dura realidad. Sí, Walt Disney hizo muchísimo daño a todas las niñas de este Mundo desde que produjo sus vomitivas películas que ellas deglutieron, digirieron y asimilaron en cada núcleo de los hematíes de su sangre como la realidad que necesitaban y querían vivir. Desde el orco más nauseabundo a la supuesta top model de nivel 10.
Extraigo un fragmento de este blog (casualmente con el nombre "Lo que ellos no saben"), copio y pego y os dejo a vosotros el esfuerzo de expresar vuestras opiniones, criticar, desbarrar o manifestar de nuevo vuestra repugnancia o vuestro infinito asco por esos seres tan distintos, las mujeres, por quienes muchas veces perdemos estúpidamente la razón, la paciencia, la cabeza, el tiempo, las ganas de vivir o, peor aún, imaginamos, absurdamente, que al lado de su infinitas estulticias de paridas mentales podremos alcanzar alguna vez algún tipo de sensación que se asemeje siquiera sea someramente a la felicidad:
Está claro que la cosa es aguantar un tonto tras otro hasta que, si tienes suerte, das con el adecuado. Como dice la madre de una amiga mía (muy sabia), partiendo de la base de que el 95% de la gente es subnormal, la cosa está difícil para encontrar a alguien que merezca la pena. Desgraciadamente tiene razón.
La cantidad de veces que me han entrado ganas de coger e irme cuando he quedado con algún desdichado.
Me he dado cuenta que, con el paso del tiempo, las mujeres cada vez nos volvemos más exigentes. Si me dieran un euro por cada vez que he oído a alguna amiga decir (o pensarlo yo) “¿Cómo pude estar con ése?” sería multimillonaria. Bueno tampoco tanto, pero casi.
C’est la vie.
Yo soy muy ingenua y sigo pensando que algún día le conoceré. Que algún día aprenderé a tomar las decisiones adecuadas. Que algún día haré un poco más de caso a la razón y no al corazón. Que algún día lo primero que vea al despertarme sea él. Que algún día haré caso a ese sexto sentido que supuestamente tenemos nosotras. Que algún día, entre copas de vino y buena compañía, me acordaré de todos los intentos fallidos y me reiré, porque finalmente estaré con mi único acierto.
Espero que les haya sido leve. Tienen ustedes la voz y la palabra.
Divago.
Todo lo que vengo a decir se resume es algo muy simple y sencillo: cada día, en este foro, en estos hilos, se vierten miles de críticas, acusaciones, opiniones cargadas de odio contra las mujeres, quizá -sólo quizá- con la débil esperanza de que si algunas nos leen sean capaces de rectificar, de cambiar, de modificar sus conductas o, más absurdo aún, que sepan darse cuenta de que sus ideas son del todo contrarias a la lógica, a la razón, o a nuestra forma de pensar como hombres. Ellas lo llaman misoginia. Este blog es otro manifiesto femenino más sobre la incomprensión que sienten o creen sentir las mujeres porque los hombres no les prestan atención, se quedan solas con el paso del tiempo, crían gatos en la vejez y nunca jamás llegan a encontrar al príncipe azul que sólo existe en sus más profundos sueños alejados de la auténtica, pura y dura realidad. Sí, Walt Disney hizo muchísimo daño a todas las niñas de este Mundo desde que produjo sus vomitivas películas que ellas deglutieron, digirieron y asimilaron en cada núcleo de los hematíes de su sangre como la realidad que necesitaban y querían vivir. Desde el orco más nauseabundo a la supuesta top model de nivel 10.
Extraigo un fragmento de este blog (casualmente con el nombre "Lo que ellos no saben"), copio y pego y os dejo a vosotros el esfuerzo de expresar vuestras opiniones, criticar, desbarrar o manifestar de nuevo vuestra repugnancia o vuestro infinito asco por esos seres tan distintos, las mujeres, por quienes muchas veces perdemos estúpidamente la razón, la paciencia, la cabeza, el tiempo, las ganas de vivir o, peor aún, imaginamos, absurdamente, que al lado de su infinitas estulticias de paridas mentales podremos alcanzar alguna vez algún tipo de sensación que se asemeje siquiera sea someramente a la felicidad:
Está claro que la cosa es aguantar un tonto tras otro hasta que, si tienes suerte, das con el adecuado. Como dice la madre de una amiga mía (muy sabia), partiendo de la base de que el 95% de la gente es subnormal, la cosa está difícil para encontrar a alguien que merezca la pena. Desgraciadamente tiene razón.
La cantidad de veces que me han entrado ganas de coger e irme cuando he quedado con algún desdichado.
Me he dado cuenta que, con el paso del tiempo, las mujeres cada vez nos volvemos más exigentes. Si me dieran un euro por cada vez que he oído a alguna amiga decir (o pensarlo yo) “¿Cómo pude estar con ése?” sería multimillonaria. Bueno tampoco tanto, pero casi.
C’est la vie.
Yo soy muy ingenua y sigo pensando que algún día le conoceré. Que algún día aprenderé a tomar las decisiones adecuadas. Que algún día haré un poco más de caso a la razón y no al corazón. Que algún día lo primero que vea al despertarme sea él. Que algún día haré caso a ese sexto sentido que supuestamente tenemos nosotras. Que algún día, entre copas de vino y buena compañía, me acordaré de todos los intentos fallidos y me reiré, porque finalmente estaré con mi único acierto.
Espero que les haya sido leve. Tienen ustedes la voz y la palabra.