Frente Negro
Asiduo
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Jesús Ortiz, padre de doña Letizia, la princesa de Asturias, se está convirtiendo en el gran gancho de muchas y diversas operaciones comerciales, no sabemos si al amparo de la nueva situación de su hija. Tras el feo asunto con una marca de juguetes, le ha sido encomendada la misión de “vender” a la opinión pública canaria un megalómano proyecto del desaparecido escultor Eduardo Chillida. El descubridor de esta supuesta mina de oro es Ladislao Lalo Azcona, y el encargo para el suegro de don Felipe ha venido del gobierno canario.
Difícil empresa, sin embargo, la que el Gobierno de las Islas Afortunadas ha puesto en manos de Jesús Ortiz -por más que ya llevara siete años en las de la empresa para la que trabaja-, el llamado Proyecto Tindaya. Se trata de una obra póstuma de Eduardo Chillida que pretende atraer más turismo a las islas, sobre todo a Fuerteventura –ubicación del proyecto- pero que, hasta ahora, sólo ha traído problemas legales. De hecho, aunque los tribunales canarios han archivado las denuncias de malversación de fondos y otras lindezas, los opositores al proyecto siguen adelante.
El Proyecto Tindaya viene a ser algo así como el vaciado de una montaña ideado por Chillida con el objeto de crear un gran espacio de luz y formas. Los ecologistas han sido los primeros, aunque no los únicos, en poner el grito en el cielo por lo que va a implicar para el entorno y el ecosistema de la zona elegida semejante obra que ya ha dado sus primeros pasos.
El objetivo de la empresa de Azcona y, en especial, del padre de la princesa de Asturias es convencer a los numerosos habitantes de las islas y, sobre todo, de Fuerteventura que se oponen al proyecto de las bondades del mismo. Para ello, el suegro del Príncipe Felipe se codea con el presidente canario, Adán Martín, y con el del presidente del cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera. Ganando influencias para el futuro…
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https://es.novopress.info/
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Difícil empresa, sin embargo, la que el Gobierno de las Islas Afortunadas ha puesto en manos de Jesús Ortiz -por más que ya llevara siete años en las de la empresa para la que trabaja-, el llamado Proyecto Tindaya. Se trata de una obra póstuma de Eduardo Chillida que pretende atraer más turismo a las islas, sobre todo a Fuerteventura –ubicación del proyecto- pero que, hasta ahora, sólo ha traído problemas legales. De hecho, aunque los tribunales canarios han archivado las denuncias de malversación de fondos y otras lindezas, los opositores al proyecto siguen adelante.
El Proyecto Tindaya viene a ser algo así como el vaciado de una montaña ideado por Chillida con el objeto de crear un gran espacio de luz y formas. Los ecologistas han sido los primeros, aunque no los únicos, en poner el grito en el cielo por lo que va a implicar para el entorno y el ecosistema de la zona elegida semejante obra que ya ha dado sus primeros pasos.
El objetivo de la empresa de Azcona y, en especial, del padre de la princesa de Asturias es convencer a los numerosos habitantes de las islas y, sobre todo, de Fuerteventura que se oponen al proyecto de las bondades del mismo. Para ello, el suegro del Príncipe Felipe se codea con el presidente canario, Adán Martín, y con el del presidente del cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera. Ganando influencias para el futuro…
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