Las matemáticas no tienen más trascendencia que un simple juego de ajedrez. Es un lenguaje creado para comprender lo que nos rodea, esto ya lo demostró Gödel con su
teorema de la incompletitud. Las matemáticas no se pueden demostrar a sí mismas, y como tal, son incompletas.
A la hora de realizar un problema, con ecuaciones por ejemplo, tan sólo podemos estar seguros de haber llegado a la solución correcta, si conocemos todas las variables que intervienen en el mismo. Así como haber aplicado correctamente todos los operadores que hayamos usado. Operadores que, están sujetos al convenio matemático internacional.
Tomando ahora el ejemplo de la gravedad, sabemos que en la Tierra es aproximadamente 9.81 m/s^2 (variable según qué zona), sacado de la fórmula:
Esto es, habiéndose basado en la experiencia de observar cuerpos caer hacia la superficie de la Tierra, lo hemos observado y lo hemos traducido a nuestra matemática, porque lo que nosotros plasmamos en el papel, ya no es física, sino matemática. Si yo por ejemplo hubiera tomado por convenio que el operador multiplicación entre dos números a, b fuera de la siguiente forma:
Entonces otro gallo cantaría, ni siquiera las matemáticas serían tal y como las conocemos, la fórmula de la gravedad por ejemplo, cambiaría totalmente, pero sin embargo, el movimiento del objeto que dejáramos caer seguiría invariable, si lo tiráramos desde el mismo punto, claro está.
Utilizo el ejemplo de la gravedad porque es el más claro en el que recurrimos a la interpretación matemática como método de socorro. No sabemos a ciencia cierta qué es lo que la origina, pero observamos sus repercusiones y las traducimos a nuestro idioma matemático.
Sin embargo, las matemáticas nos pueden ayudar a conocer otras verdades superiores.
Sabemos que si tomamos dos cuerpos de masas m1 y m2 a una distancia r, se atraerán con una determinada fuerza de gravedad. Y si ahora cogemos otro par de cuerpos distintos a los anteriores pero con iguales masas, m1 y m2 situados a una distancia igual que la anterior, se atraerán con la misma fuera de gravedad que el par ya citado. De esta forma, observamos que las leyes físicas son inquebrantables e invariables. Me da igual lo que valga la gravedad en un punto, si 2, 8 ó 16, eso no son más que símbolos utilizados por convenio. Pero comparándolo con otro caso ajeno, podremos saber si es igual o distinto. Las matemáticas no son un método absoluto de interpretación de la realidad, sino relativo. Eso es lo que realmente importa, mediante un lenguaje sin ninguna trascendencia hemos llegado a una verdad universal, la invariabilidad de las leyes físicas. Esto quiere decir que una causa generará una determinada consecuencia, una sola y no una posible de entre muchas. Causa-efecto, a igualdad de condiciones iniciales, misma consecuencia para casos distintos. Claro, pero si son distintos, las condiciones iniciales ya no son iguales. Ése es el principal problema de esta teoría, que no se puede probar, no puedes establecer un sistema desde cero con condiciones iniciales determinadas, porque tú mismo te encuentras dentro de un sistema de causa-efecto mucho mayor: el universo.
Éste es el principio de la teoría determinista cosmológica, que dice que todo es como es, y no puede ser de otra manera.
Lamentablemente, esta teoría fue bastante olvidada y criticada con la llegada de Heisenberg y su principio de incertidumbre. Estoy seguro de que ni él mismo tomaría su propio principio como método para invalidar la teoría determinista, de eso se encargaría la gente que llegó después e interpretó algo que no era, como ha ocurrido en repetidas ocasiones a lo largo de la historia.
El principio de incertidumbre básicamente dice que no se puede determinar simultáneamente la posición y el momento lineal de un electrón. ¿Que no se pueda determinar quiere decir que no tenga que suceder así? Es como afirmar que detrás de la pared de mi habitación no hay nada porque yo no puedo verlo. Que no se pueda determinar quiere decir, que no se puede afirmar una cosa ni la otra, no se puede afirmar que la trayectoria del electrón siga patrones aleatorios ni que tenga que suceder de una determinada manera, por eso siempre hablo de hipótesis. Y ahora yo me pregunto, ¿qué pasaría si la trayectoria del electrón siguiera patrones aleatorios? Hasta ahora, todas las leyes físicas que hemos descubierto son inquebrantables, una causa no puede tomar una consecuencia entre varias posibles, toma una, la que es, y ninguna más. ¿Es que con el electrón no va a ocurrir lo mismo? ¿Va a dar la casualidad de que algo que no podemos observar se comporte de forma distinta a todo lo que sí hemos podido comprobar? No sería imposible, pero raro sí que sería un rato. Sería el primer caso de ley física quebrantable y variable, justo la que no hemos podido estudiar. Un poco de casualidad sería, ¿no?
Volviendo al tema de antes:
Eso es lo que realmente importa, mediante un lenguaje sin ninguna trascendencia hemos llegado a una verdad universal, la invariabilidad de las leyes físicas.
En realidad, no sabemos si se trata de una verdad universal, se trata de una verdad en el universo que nosotros conocemos. Hemos visto un caso en el cual no sabemos si ocurre así o no. De igual forma, podrían existir otros universos con otras leyes físicas totalmente distintas, de tal forma que no fueran repercutibles para nosotros. Claro, ¿si no hemos tenido noticia de ellas cómo las vamos a conocer? ¿Cuál sería la definición de universo? ¿Conjunto de elementos repercutibles entre sí?
Jakim Boor rebuznó:
Los electrones están donde les sale de los cojones dentro de un recinto de probabilidades, ¿no? Se parece a nuestro libre albedrío.
No, tanto la aleatoriedad como el determinismo son conceptos indemostrables. Por ejemplo, si la gravedad de la Tierra cambiara constantemente, ya vendrían algunos diciendo que la gravedad es aleatoria. ¿Y si sigue un patrón de cambio definido que a nosotros se nos escapa? ¿Y si se rige por alguna variable imperceptible para nosotros?
En términos gnoseológicos: No puedo saber si lo sé todo, porque para afirmar que lo sé todo tendría que conocer aquello que no sé. Si no lo sé todo, hay cosas que no sé. En el supuesto de que lo supiera todo no podría saber si lo sé todo porque no sabría nada que no supiera, puesto que lo sabría todo. ¿Aún sabiéndolo todo hay algo que no sé? ¿Esto qué es? Un absurdo, quizá eso es lo que sea nuestro universo, un grandioso y enorme absurdo. Vivimos en la incertidumbre más absoluta y eso es algo de lo que no nos podremos librar.