Libros Literatura Infantil

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Prathe

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30 Ago 2005
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Tal vez a muchos de ustedes, versados lectores de clásicos, no les interese la materia.
Pero yo, que desde hace mucho aprendí la importancia de la literatura y de la lectura en la infancia, siento cierta fascinación por los cuentos infantiles. No aquellos en los que los dibujos lo dicen todo (importantes, desde luego, en la iniciación a la lectura del infante), si no los que se pueden contar al niño, los que éste puede leer antes de acostarse, aquellos en los que su imaginación se despierta y su vocabulario se abastece de materia prima.

Un autor por el que siento predilección es Gianni Rodari. Italiano, Rodari apuesta por una literatura diferente, unos cuentos breves e inacabados, que dejan al niño (y al adulto, si los lee con ojos de niño) todo un abanico de apasionantes divagaciones. En sus cuentos, como en tantos, los animales hablan, pero no son fábulas. Los finales no son cerrados, por lo tanto no hay moraleja, como en los cuentos populares que encierran toda una disciplina de aprendizaje (recordemos que, por ejemplo, en el famoso cuento de Caperucita Roja, el auténtico, no el que llega a nosotros de manos de otros autores, el lobo atrapa y viola a la niña en la oscuridad del bosque, y se contaba para avisar a las jóvenes del peligro que corrían ante desconocidos). Rodari, digo, no es moralista, mezcla en sus letras la pedagogía y la fantasía de una forma divertida y con cierta locura que atrae especialmente a los niños.

Dice Rodari:
"La fantasía no está en oposición a la realidad, es un instrumento para conocer la realidad, es un instrumento que hay que dominar. La imaginación sirve para hacer hipótesis y también el científico necesita hacer hipótesis, también el matemático lo necesita y hace demostraciones por absurdo. La fantasía sirve para explorar la realidad, por ejemplo para explorar el lenguaje, para explorar todas las posibilidades para ver qué resulta cuando se oponen las palabras entre sí."

Os dejo su bibliografía:
Jip en el televisor. Barcelona, Editorial Lumen, 1962. Reeditado como Gip en el televisor por Editorial La Galera (Barcelona, 1992).

Cuentos por teléfono. Barcelona, Editorial Juventud, 1973. Colección La Hora del Cuento.

La góndola fantasma. Barcelona, Editorial Bruguera, 1980. Colección Biblioteca Amarilla, Historias (reeditada en 1985 por la misma editorial en la colección Bruguera-Todolibro, serie Infantil, Fantasía).

Érase dos veces el barón Lamberto o los misterios de la isla de San Giulio. Barcelona, Editorial Bruguera, 1981. Colección Historias. Reeditado por Editorial La Galera (Barcelona, 1987). Existe también edición del Círculo de Lectores (Barcelona, 1991).

Atalanta. Una muchacha en la Grecia de los dioses y los héroes. Barcelona, Editorial La Galera, 1982. Colección Los Grumetes de La Galera.

Cuentos escritos a máquina. Madrid, Editorial Alfaguara, 1982. Colección Juvenil Alfaguara. Reeditado por la misma editorial en la colección Próxima parada (2002).

Las aventuras de Cebollín. Barcelona, Editorial Bruguera, 1982. Reeditado como Las aventuras de Cebolleto, por Editorial La Galera (Barcelona, 1988; colección Los Grumetes de La Galera)

La tarta voladora. Barcelona, Editorial Bruguera, 1982. Colección Bruguera-Todolibro. Reeditado por Editorial La Galera (Barcelona, 1988; colección Los Grumetes de La Galera).

El libro de los por qué. Barcelona, Editorial La Galera, 1985. Colección Los Grumetes de La Galera. Existe también edición del Círculo de Lectores (Barcelona, 1991).

Gelsomino en el país de los mentirosos. Barcelona, Editorial Bruguera, 1986. ColecciónTodolibro, serie Infantil. Reeditado por La Galera (Barcelona, 1987; colección Los Grumetes de La Galera)

Los enanos de Mantua. Madrid, Ediciones SM, 1986. Colección El Barco de vapor, Serie blanca.

Cuentos para jugar. Editorial Alfaguara, 1987. Colección Infantil Alfaguara. Existe también edición del Círculo de Lectores (Barcelona, 1988).

El juego de las cuatro esquinas.
Las aventuras de Tonino el invisible. Barcelona, Editorial La Galera, 1987. Colección

Los Grumetes de La Galera.
La flecha azul. Barcelona, Editorial La Galera, 1988. Colección Los Grumetes de La Galera.

Pequeños vagabundos. Barcelona, Editorial Plaza Joven, 1988. Colección Plaza Joven Club.

El libro de los errores. Madrid, Editorial Espasa Calpe, 1989. Colección Austral Juvenil.

Las aventuras de Cebollín. Buenos Aires, Ediciones Librerías Fausto, 1992. Colección La lechuza.

El planeta Hache Zeta. Barcelona, Editorial El Arca de Junior, 1993. Colección La Guinda.

El gato parlante y otros cuentos. Madrid, Ediciones Celeste, 1994. Colección El Club de la imaginación.

El planeta de los árboles de navidad. Madrid, Ediciones SM, 1994. Colección El Barco de vapor; Serie oro.

Luna de Carnaval. Madrid, Ediciones Celeste, 1994. Colección El Club de la imaginación.

¿Por qué los reyes son reyes?. Madrid, Ediciones Celeste, 1994. Colección El Club de la imaginación.

Los traspiés de Alicia Paf. .Madrid, Editorial Anaya, 1997. Colección Sopa de Libros.

Cuentos largos como una sonrisa. Barcelona, Editorial La Galera, 1998. Colección Los Grumetes de La Galera.

Los negocios del señor Gato. Historias y rimas felinas. Madrid, Editorial Anaya, 1999. Colección Sopa de libros.

Los viajes de Juanito Pierdedías. Barcelona, Editorial La Galera, 2001. Colección Los Grumetes de La Galera.

Uno y siete. Madrid, Ediciones SM, 2001.

La góndola fantasma.. Madrid, Anaya, 2002. Colección Sopa de Libros.
 
Yo crecí con "Les rondaies mallorquines" d'En Jordi des Racó, obra monumental donde las haya y que contiene desde los cuentos tradicionales comunes a toda Europa, adaptadas al gusto mallorquín, hasta leyendas y tradiciones locales sumamente interesantes, además de divertidas historias y anécdotas populares varias.

Son los cuentos que se narraban en las largas veladas, en invierno junto al resplandor del fuego, o en verano "a la fresca" del porche, antes de que llegara la luz eléctrica y la decadencia de occidente.
 
Recuerdo Moby dick, Tom Sawyer, Leyendas nordicas ( con las aventuras de sigfrido, bruhilda and company), barquito de vapor...con libros como Jeruso quiere ser gente (vaya titulito); los hermanos Grimm, Gloria Fuertes...... (¿Esa vieja era lesbiana?)...
 
ruben_vlc rebuznó:
scobar rebuznó:
Recuerdo Moby dick...


posiblemente uno de los libros mas maduros y para adultos que he leido...........

Sin duda, pero lo leí cuando era un chaval.

Como el Quijote o Las Mil y Una Noches, que leí cuando contaba con no más de 8 años. Desde luego no son las lecturas más apropiadas para un niño, así he crecido yo de torcido.
 
Julio Verne, Salgari, los comics de Joyas Literarias Juveniles, La cabaña del tío Tom, Robinson Crusoe...

Los chavales del siglo XXI no saben lo que se pierden.

Pero todo evoluciona. Si ahora contamos caperucita a un niño (en su versión original, violación incluida) lo traumatizamos :shock: .
 
¿Qué decir de Lewis Carroll, señores y señoras?
Considerado autor de novelas infantiles, siempre lo he visto como algo más, por su contenido paradójico, simbólico y surrealista en estos relatos teóricamente indicados para público rorro. (Evidentemente tiene tratados de lógica y matemáticas nada relacionados con el mundo infantil -y muy recomendables-, pero a los primeros me refiero.)
Genialidades como Alice's Adventures in Wonderland, Through the Looking-Glass, and what Alice found there o Sylvie and Bruno dejan entrever sus delirios y fantasías en obras aparentemente para niños. Y es de este último [Sylvie and Bruno] que les traigo, traducida, una simpática poesía de su más puro y singular estilo:

Canción del Jardinero Loco

Creía ver un Elefante,
un Elefante que tocaba el pífano;
mirando mejor vio que era
una carta de su esposa.
"¡De esta vida, finalmente -dijo-
siento la amargura!"

Creía descubrir un Búfalo
instalado sobre la chimenea;
mirando mejor vio que era
la sobrina de su cuñado.
"¡Sal de aquí -dijo-
o llamo a la policía!"

Creía ver una Serpiente de cascabel
que le interrogaba en griego;
mirando mejor vio que era
la mitad de la próxima semana.
"¡Lo único que siento -dijo-
es que no pueda hablar!"

Creía ver una Inferencia
demostrando que él era el Papa.
Mirando mejor vio que era
un pedazo de jabón de mármol.
"¡Dios mío -dijo-, un hecho tan funesto
destruye toda esperanza!".


aut_Carroll.jpg
 
Además, era de gustos refinados.

Tweedledum y Tweedledee
decidieron batirse en duelo;
pues Teweedledum dijo que Tweedledee
le había estropeado
su bonito sonajero nuevo.

Bajó entonces volando
un monstruoso cuervo, más negro
que todo un barril de alquitrán;
¡y tanto se asustaron nuestros héroes
que se olvidaron de todos sus duelos!

tweedledum.jpg
 
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