El Loco de las Coles
Famelic escaleto
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- 29 May 2005
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No conozco aún batalla, que el sol haya perdido.
Siento frío, más del que podréis sentir muchos durante toda vuestravida, porque no muchos saben que existen dos tipos de frío, uno que viene del aire, del viento, de fuera, que se puede derrotarcon bebidas calientes y mantas mullidas, y otro que procede de las profundidades del alma, del hielo interior que no puede ser derretido.
Ése es el frío que sienten los que están a punto de morir.
Durante mi corta existencia he tenido la oportunidad de leer a numerosísimos gilipollas hablando sobre la literatura y su arte, sus secretos y su oficio, presentando la creación como una especie de alquimia mágica en manos de unos pocos elegidos. Pero es mentira. La literatura es en resumidas cuentas una mentira, y no hay mayor mentiroso que un escritor, o que un escribidor, como soy yo mismo.
La literatura es la excusa de los acomplejados para hacerse los interesantes, y en eso deberíamos tomar ejemplo de los clásicos latinos. No hay cosa más bella que una cosa sencilla, lógica, bien estructurada y con sentido pleno. Las florituras, los alardes estilísticos, la adjetivación excesiva, preñada de piruetas imposibles, es sólo el modo de ocultar la mediocridad y, en los peores casos, la falta de ideas. Los mejores textos son aquellos cuya sencillez es aplastante, cuya lógica interna losconvierte en verdaderos ladrillos,pero no por su pesadez, sino por su resistencia al paso de los años y de los tontos.
Recuerdo como si fuese ayer eldía en que vine a este foro. Se me baneó al instante, porque entré haciendo ruido, abriendo un hilo, entré fatal. Ésa fue la primera señal de que este foro habría de ser el lugar en el que quedarme, porque... ¿qué respeto iba a merecerme un foro que toleraba desde el comienzo mis tonterías y mis ansias de protagonismo enfermizo? Lo que acontenció después es por todos sabido y además no interesa ya a nadie, salvo a los siete u ocho cronistas oficiales que disfrutan sabiéndolo todo.
Hoy venía a contaros una historia absoluta, una de esas historias que nunca muestran su cara fidedigna, una historia increíble, fantasiosa, falsa en su verdadera plenitud. Ana y Otto no eran foreros cuando se conocieron, ni mucho menos. De hecho, mientras ellos jugaban, desconocedores ambos de la existencia del otro, Internet no era más que un sueño nerd en la mente de algunos universitarios estadounidendes.
Anna y Otto.
Que casualidad, se leen igual al derecho que al revés.
Anna y Otto crecieron distantes, ella en su norte de mantos verdes, él en su sur de arena y piedras. Y durante años vivieron, jugaron, amaron y rieron desconociendo lo que el destino habría de depararles. Ellos se conocieron en un foro de internet, amarillo como las cosas que se mueren, luminoso como los días propicios, sórdido como la vida. Se conocieron y se amaron en la distancia como sólo dos ciegos pueden hacerlo, obviando los defectos y los obstáculos, magnificando las coincidencias y las leves esperanzas.
- Nuestros nombres son capicúa, mi vida, eso es una señal, - decía él, pues el hombre está hecho para amar -
- Pronto podrás decírmelo al oído, - decía ella, pues la mujer está hecha para ser amada -
Y se conocieron, se buscaron en la cálida geografía del deseo, y se amaron como sólo dos ciegos pueden amarse.
Hace poco, menos de lo que se tarda en organizar una abominable cena de ex-estudiantes, un estruendo seco se elevó por encima de la música de Ivan Ferreiro, esa que tan bien acompaña a las historias de amor que van a acabar fatal. Era la cabeza de Anna contra el suelo, adornada con un collar inesperado, trenzado con las manos y los dedos de Otto. Un estruendo seco, y el color morado. Otro estruendo seco, y el color carmesí, un tercer estruendo, y la palidez del enamoramiento eterno, aquel que nunca puede fallar ya.
Otto en los ojos de Anna, su reflejo en las pupilas muertas de la chica, muertas y llorosas, porque nunca es tarde para el arrepentimiento. Internet es un mar inmenso, Anna navegó demasiado y encontró a Otto. O a Otro. Es natural, la mujer está hecha para ser amada, y el hombre para amar.
Anna siempre estará en los ojos de Otto, y yo sólo quería escribir un texto desnudo.

Siento frío, más del que podréis sentir muchos durante toda vuestravida, porque no muchos saben que existen dos tipos de frío, uno que viene del aire, del viento, de fuera, que se puede derrotarcon bebidas calientes y mantas mullidas, y otro que procede de las profundidades del alma, del hielo interior que no puede ser derretido.
Ése es el frío que sienten los que están a punto de morir.
Durante mi corta existencia he tenido la oportunidad de leer a numerosísimos gilipollas hablando sobre la literatura y su arte, sus secretos y su oficio, presentando la creación como una especie de alquimia mágica en manos de unos pocos elegidos. Pero es mentira. La literatura es en resumidas cuentas una mentira, y no hay mayor mentiroso que un escritor, o que un escribidor, como soy yo mismo.
La literatura es la excusa de los acomplejados para hacerse los interesantes, y en eso deberíamos tomar ejemplo de los clásicos latinos. No hay cosa más bella que una cosa sencilla, lógica, bien estructurada y con sentido pleno. Las florituras, los alardes estilísticos, la adjetivación excesiva, preñada de piruetas imposibles, es sólo el modo de ocultar la mediocridad y, en los peores casos, la falta de ideas. Los mejores textos son aquellos cuya sencillez es aplastante, cuya lógica interna losconvierte en verdaderos ladrillos,pero no por su pesadez, sino por su resistencia al paso de los años y de los tontos.
Recuerdo como si fuese ayer eldía en que vine a este foro. Se me baneó al instante, porque entré haciendo ruido, abriendo un hilo, entré fatal. Ésa fue la primera señal de que este foro habría de ser el lugar en el que quedarme, porque... ¿qué respeto iba a merecerme un foro que toleraba desde el comienzo mis tonterías y mis ansias de protagonismo enfermizo? Lo que acontenció después es por todos sabido y además no interesa ya a nadie, salvo a los siete u ocho cronistas oficiales que disfrutan sabiéndolo todo.
Hoy venía a contaros una historia absoluta, una de esas historias que nunca muestran su cara fidedigna, una historia increíble, fantasiosa, falsa en su verdadera plenitud. Ana y Otto no eran foreros cuando se conocieron, ni mucho menos. De hecho, mientras ellos jugaban, desconocedores ambos de la existencia del otro, Internet no era más que un sueño nerd en la mente de algunos universitarios estadounidendes.
Anna y Otto.
Que casualidad, se leen igual al derecho que al revés.
Anna y Otto crecieron distantes, ella en su norte de mantos verdes, él en su sur de arena y piedras. Y durante años vivieron, jugaron, amaron y rieron desconociendo lo que el destino habría de depararles. Ellos se conocieron en un foro de internet, amarillo como las cosas que se mueren, luminoso como los días propicios, sórdido como la vida. Se conocieron y se amaron en la distancia como sólo dos ciegos pueden hacerlo, obviando los defectos y los obstáculos, magnificando las coincidencias y las leves esperanzas.
- Nuestros nombres son capicúa, mi vida, eso es una señal, - decía él, pues el hombre está hecho para amar -
- Pronto podrás decírmelo al oído, - decía ella, pues la mujer está hecha para ser amada -
Y se conocieron, se buscaron en la cálida geografía del deseo, y se amaron como sólo dos ciegos pueden amarse.
Hace poco, menos de lo que se tarda en organizar una abominable cena de ex-estudiantes, un estruendo seco se elevó por encima de la música de Ivan Ferreiro, esa que tan bien acompaña a las historias de amor que van a acabar fatal. Era la cabeza de Anna contra el suelo, adornada con un collar inesperado, trenzado con las manos y los dedos de Otto. Un estruendo seco, y el color morado. Otro estruendo seco, y el color carmesí, un tercer estruendo, y la palidez del enamoramiento eterno, aquel que nunca puede fallar ya.
Otto en los ojos de Anna, su reflejo en las pupilas muertas de la chica, muertas y llorosas, porque nunca es tarde para el arrepentimiento. Internet es un mar inmenso, Anna navegó demasiado y encontró a Otto. O a Otro. Es natural, la mujer está hecha para ser amada, y el hombre para amar.
Anna siempre estará en los ojos de Otto, y yo sólo quería escribir un texto desnudo.