Copio y pego literalmente como me ha llegado al email . No creo recordar haber estado mas de acuerdo con un email cadena en mucho mucho tiempo .
Los militares
David Gistau
Desde la Transición, con la casta política envilecida por una degradación moral que alcanzó el grado de sainete cuando las elecciones en Madrid, el de los militares es el único colectivo que da lecciones de comportamiento ético, y sin exhibicionismos a lo Almodóvar. Aguantaron sin protestar los tiempos anteriores a Miguel Ángel Blanco ¬fecha fundacional de la protesta cívica contra Eta¬ en que, estigmatizados por los tópicos de la progresía, que los declaraba culpables de llevar la bandera española cosida a la manga, caían abatidos por el terrorismo sin que nadie se pintase las manos de blanco. Caían abatidos para ser enterrados en soledad. Desde entonces, han seguido aguantando el ninguneo social y las tropelías de los políticos con una firmeza serena y un respeto a las jerarquías democráticas que sólo son posibles en quienes se rigen por un código de comportamiento, por una exigencia ética acatada incluso por las familias.
Cómo si no se entiende que una viuda o un huérfano del Yak reprima las ganas de abofetear a Trillo cuando no sólo una chapuza del Ministerio costó la vida de los que volvían a casa después de cumplir, sino que además todavía hay más de treinta familias que ni siquiera están seguras de haber enterrado al suyo o a otro, pues Trillo tenía demasiada prisa por tapar el escándalo como para conceder el tiempo necesario para la identificación de los cadáveres. Y creo que acabo de ganarme un euro. Así las cosas, que otros militares que regresaban a casa después de cumplir su misión se hayan convertido en meros peones sobre el tablero de otra disputa de políticos no constituye sino la última ofensa que ellos aguantarán como siempre: con serenidad y respeto a las jerarquías democráticas, aun cuando no merecen ese respeto sino más bien una bofetada. Lo ha dicho uno de ellos: «Llevamos uniforme y cumplimos órdenes». Y punto. Ahí queda zanjado el último ultraje sufrido por un colectivo que merece mucha más admiración de la que le conceden los tópicos progresistas.
Un VIVA alto y sereno para toda esa gente que trabaja por y para nosotros cuando y donde se necesite . Viva el Ejercito .
Los militares
David Gistau
Desde la Transición, con la casta política envilecida por una degradación moral que alcanzó el grado de sainete cuando las elecciones en Madrid, el de los militares es el único colectivo que da lecciones de comportamiento ético, y sin exhibicionismos a lo Almodóvar. Aguantaron sin protestar los tiempos anteriores a Miguel Ángel Blanco ¬fecha fundacional de la protesta cívica contra Eta¬ en que, estigmatizados por los tópicos de la progresía, que los declaraba culpables de llevar la bandera española cosida a la manga, caían abatidos por el terrorismo sin que nadie se pintase las manos de blanco. Caían abatidos para ser enterrados en soledad. Desde entonces, han seguido aguantando el ninguneo social y las tropelías de los políticos con una firmeza serena y un respeto a las jerarquías democráticas que sólo son posibles en quienes se rigen por un código de comportamiento, por una exigencia ética acatada incluso por las familias.
Cómo si no se entiende que una viuda o un huérfano del Yak reprima las ganas de abofetear a Trillo cuando no sólo una chapuza del Ministerio costó la vida de los que volvían a casa después de cumplir, sino que además todavía hay más de treinta familias que ni siquiera están seguras de haber enterrado al suyo o a otro, pues Trillo tenía demasiada prisa por tapar el escándalo como para conceder el tiempo necesario para la identificación de los cadáveres. Y creo que acabo de ganarme un euro. Así las cosas, que otros militares que regresaban a casa después de cumplir su misión se hayan convertido en meros peones sobre el tablero de otra disputa de políticos no constituye sino la última ofensa que ellos aguantarán como siempre: con serenidad y respeto a las jerarquías democráticas, aun cuando no merecen ese respeto sino más bien una bofetada. Lo ha dicho uno de ellos: «Llevamos uniforme y cumplimos órdenes». Y punto. Ahí queda zanjado el último ultraje sufrido por un colectivo que merece mucha más admiración de la que le conceden los tópicos progresistas.
Un VIVA alto y sereno para toda esa gente que trabaja por y para nosotros cuando y donde se necesite . Viva el Ejercito .