Párrafos extraídos de una pagina donde analizan "de manera casi científica" esto de machos alfa y beta
Titulo : TRATADO SOBRE EL AMOR como lo entiende una persona horriblemente aburrida
Un proceso tan importante para cualquier ser viviente como la multiplicación desde luego no puede quedarse fuera del control de los instintos. Por consiguiente el amor que es un sentimiento más fuerte, es la voz de aquel instinto prehis tórico, que obliga a aparearse con el individuo mejor posible del sexo opuesto.
¿Cuáles son los criterios que hacen preferir unos a otros? Es innecesario demostrar que estos criterios se conservaron sin cambios desde los tiempos de la manada prehistórica, cuando se formaron dichos instintos. Se puede decir que durante su formación los instintos han “hecho una foto” de la situación de entonces, y siguen guiándose por esta “foto” mientras excite la especie. Los instintos, pues, permiten escoger a la mejor pareja, desde el punto de vista prehis tórico. La señal más fácil y más evidente es el alto rango en la jerarquía prehistórica. Es obvio que el rango es un índice visual superficial de la preferencia, pero es difícil inclusive suponer la exis tencia de algo mejor en la naturaleza, que no es razonable. El atractivo exterior (belleza) es mucho menos segura en este sentido. En general entre todos los animales la cantidad de apareamientos es un índice cuantitativo muy fácil y preci so del rango de macho en la jerarquía. Para las hembras esta dependencia del rango de la cantidad es muy débil, y con más probabilidad es inversa.
Se cree que el alfa simplemente le quita la hembra al beta (gama…), como le quita la comida, pero las reglas del comportamiento las cumplen todos los integrantes del grupo, las hembras inclusive. Eso significa que no es necesario quitar a alguien la hembra, ella misma prefiere al macho de alto rango obedeciendo al programa instintivo. No en vano las mujeres hablando de un novio perfecto, utilizan la palabra “príncipe”. Ser un príncipe verdadero no es un trabajo para los plebeyos, e s, generalmente, un candidato verdadero a ser un rey.
Desde luego esta no es la única tendencia. Existe también el “instinto de preferencia de la sangre fresca”, que se manifiesta como la curiosidad sexual. El fin de este instinto es impedir el incesto que es inevitable en los grupos aisla dos. De acuerdo con este instinto la preferencia puede darse, con la igualdad de las demás condiciones, a una pareja nueva y poco corriente, mejor si esta no entra en el grupo. Este instinto es muy notable entre los machos, ya que concuerda con el principio de la expansión sexual del macho. Es más limitado en el comportamiento de las hembras. Entre las limitaciones obligatoriamente está el potencial de rango del “huésped” que debe ser no menor de un cierto mínimo. Desde luego estas tendencias están matizadas por los gustos y simpatías personales.
Es importante también subrayar que un rango alto no le da al macho las GARANTÍAS de acceso a una determinada hembra, pero es un factor que hace MÁS PROBABLE este acontecimiento. Además, el grado de correlación del atractivo sexual del macho y su rango es diferente en diferentes especies, y no es en absoluto lineal, ya que los machos de las capas más altas de los rangos pueden diferenciarse poco en el nivel de atractivo para las hembras, por eso el dominante debe ahu yentar él mismo a los subdominantes de la hembra. Pero desde la mitad de la jerarquía y más abajo (es distinto para las distintas especies) el atractivo sexual de los machos cae a tal nivel que el macho dominante puede no preocuparse, ya que a este macho las hembras con gran probabilidad no dejen acercarse a ellas.
Permítanme decir dos palabras sobre un personaje tan característico de os chistes rusos como teniente Rzhevskiy. El teniente era húsar. Los húsares era la élite del ejercito ruso en el siglo 19. A los húsares admitían solo a los hombres altos, esbeltos y bien parecidos. Además tenían un uniforme muy bonito. Todo esto los hacía muy populares entre las mujeres. Tanto que pronto la palabra húsar se convirtió en sinónimo de don Juan. El teniente Rzevskiy corresponde perfectamente a esta imagen. Adem&ás de tener un éxito enorme entre las mujeres, destacaban su seguridad en sí mismo, vulgaridad y zafiedad, de los que no tenía vergüenza absoluta. Por ejemplo, otro chiste sobre el teneiente Rzhevskiy:
Una vez el teniente bailaba con Natalia Rostova, una joven aristócrata.
De repente Natalia le dijo al teniente:
- Me siento un poquito mareada. Me aceeerccaré a la ventana a tomar aire fresco.
- Vale, vete a tirar pedos, pero vuelveee rrápido.
El corneta es el personaje delicado de los chistes
Un chiste viejo, pero muy ilustrativo para el tema:
Al teniente Rzevskiy le pregunta el corneta Obolenskiy:
¡Señor teniente! Dígame, ¿cómo es que las mujeres caen tan rápido en sus
brazos?
- No tiene ningún misterio. Me acerco a una y le digo: “Madam, permítame
follarla”.
- ¡Pero señor! La respuesta a tamaña vulgaridad puede ser una bofetada…
Puede ser una bofetada… Pero yo siempre me las follo.
Supongamos que el corneta actúa según el consejo del teniente. ¿Y? Desde luego, va a recibir bofetadas. Pero del texto del chiste no se deduce que el corneta es menos atractivo que el teniente, más todavía, ¡está claro que es más educado y honrado! Supongamos también que la proposición del teniente se hace usando las expresiones más finas y delicadas. ¿Se lo negaran? Desde luego que no, es mucho má s probable que estarán de acuerdo. ¿Y si el corneta hiciese la proposición usando las mismas expresiones? Puede ser que no reciba una bofetada, pero el fin será el mismo, aunque le van a traer como un dominguillo, y con mucho gus to. Más todavía, van a burlarse de él. Es decir para una mujer no tiene gran importancia CÓMO se hace una proposición, sino QUIÉN la hace
Si es un hombre con un alto rango (“teniente”), la mujer le perdonará casi cualquier tipo de candidatura, casi cualquier defecto, si es uno del rango bajo (“corneta”), no le ayuda ni ser impecable en todo. Además el teniente realmente no ve ningún problema con esto, él personalmente no los tiene ni sospecha que otros hombres pueden tenerlos. El no hace ningún esfuerzo para conquistar a una mujer (más todavía, las mujere s hacen esfuerzos para conquistarle), y sinceramente cree que las mujeres tratan así a los demás hombres.
¿Quién de los dos será el mejor marido (honrado, trabajador, fiel…)? Cualquiera, pero no el teniente. Pero ¿con quién se casarán las mujeres gustosamente? Tiene razón, con el teniente. Y eso teniendo en cuenta que en la película que da origen al personaje de Rzevskiy éste era un enemigo abierto y convencido de los lazos de Himeneo.
Dicen que a las mujeres les gustan los dueños. Es así, pero es sólo un caso particular. Hasta la capacidad y predisposición de “hacerse sitio con los codos”, de luchar por sus intereses es un caso particular si estamos habland o de las relaciones matrimoniales. El amor, como es la voz de un instinto, no sabe razonar, por eso muchas veces empieza a funcionar el rango visual, y no el rango real. A veces el teniente es un quejica, que llora diciendo que a él, una person a excelente y estupenda, le rodean ineptos que no lo aprecian; a veces es un caprichoso con un carácter infantil y femenino, al lado del cual todos andan de puntillas, sin saber como satisfacerlo (se dan otras clases). Lo más importante es que él mismo está seguro en su superioridad. Es obvio que un caprichoso y quejica no son los mejores candidatos para continuar la estirpe (hasta el punto de vista prehistórico), y su rango real, como un índice de saber conseguir u na buena posición en la vida, es muy bajo, pero el instinto reacciona con bastante proforma a la dicha seguridad, la que es el signo más importante de alto rango. Como el instinto no se molesta a explicar algo, la razón no considera como regla general esta seguridad cómo un mérito, por eso todos sufrimos tan cantado por la poesía y la prosa sentimiento, y nos parece que la elección amorosa es mística y enigmática, ya que queremos en contra de toda la cordura, y sin entender el porque.
¿De quién se enamoran los hombres? No es obligatoria una princesa. Los criterios instintivos de los hombres son más claros y se diferencian radicalmente de los criterios femeninos. La cualidad más importante que atrae a un ho mbre hacia una mujer es que es nueva para él, es accesible y es perfecta físicamente. Desde luego si todas estas cualidades se combinan en una mujer, su atractivo es el mayor, y en esta mujer los hombres van a fijarse primero, pero eso fun ciona sólo hasta que consigan su cuerpo o se percatan de la ausencia de las posibilidades. Pero esto es justo en el caso de que la mujer sea una pareja sexual. A su cónyuge los hombres la van a escoger apoyándose en su razón (sólo los que tienen elección y razón). Los criterios sentimentales de preferencia de mujeres por los hombres son mucho menos nítidos, ya que existe más diversidad de los hombres (y, por consiguiente, de sus gustos), y tambié ;n la elección para ellos es menos necesaria. El macho no necesita elegir a la hembra, las necesita a todas sin elección.
El rango femenino, sin embargo, aunque es muy importante en las relaciones entre las mujeres, relativamente no tiene importancia para los hombres. Desde luego las mujeres de alto rango hacen latir más a los corazones de los hombres, pero las cónyuges sencillas y tímidas (de bajo rango) se apreciaban en todos los tiempos. También sabemos que las mujeres se enamoran con más frecuencia que los hombres de sus jefes (profesores, etc.), el rango visual de los cuales est 5; condicionado por su posición en el trabajo y, en parte, en la edad.
Si para un hombre el rango alto es la llave para los corazones femeninos que le aseguran la elección, para una mujer su alto rango es la fuente de sus problemas con los hombres. Los hombres del rango medio no son aceptables para ellas ni desd e el punto de vista sexual, ni desde el punto de vista platónico (ya ni que decir de los del rango bajo), pero los hombres de alto rango son escasos, y en su mayoría son “mujeriegos”. Si no son mujeriegos, ya están ocupados. Una muje r de bajo rango prefiere un alfa, pero con más lealtad trata al omega, ya que en algunas condiciones puede perdonar al hombre su bajo rango, y algunos otros rasgos de este hombre obtienen la posibilidad de ser apreciados.
* Es decir: La elección emocional a la pareja matrimonial (simpatía, enamoramiento, amor, dependiendo de la fuerza de los sentimientos) se realiza según el sistema de los criterios instintivos de la valoración de una pareja potencial.
* Para la elección de un hombre por una mujer su estatuto jerárquico (entre este el visual) que puede no coincidir con su posición social, tiene la mayor importancia. Los rasgos físicos están en un segundo plano.
* Para la elección emocional de una mujer por un hombre son importantes su novedad, accesibilidad y físico en igual medida.
* Les recuerdo que nos pusimos de acuerdo no discutir en este tratado la elección consciente.
Fuente:
https://www.geocities.com/protopop_1999/tratado.html