pai-mei
Muerto por dentro
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Joder, qué mal sabe el alcohol: a mierda pura.
No existe la educación del paladar, es una mentira como una catedral.
Tú dale leche condensada a un bebé (qué mal ha quedado esto) de cualquier parte del mundo y dale un limón a un bebé de cualquier parte del mundo: sus reacciones serán exactamente la misma.
A esa puta verdad biológica es a la que te debes agarrar, no a pervertir tu lengua en la edad adulta con sabores horrendos, porque es un peaje a pagar en tu mierda de adolescencia para desinhibirte y hacer paridas con los colegotas con la excusa social del alcohol.
Luego, a partir de la verdad incontrovertible de que empiezas a beber por el efecto que te produce el alcohol, la mente siempre va a desbarrar y a acostumbrarse a la puta mierda sumarísima de un sabor ácido horrendo, y de ahí nace la cultura de que el alcohol es un gusto adquirido, balblabla, y otras mentiras culturales como "yo es que a mi mujer la quiero y es lo más importante a pesar de sus 140 kilos de peso", "como poco y voy al gimnasio, no por estética: lo hago por salud" (todo esto mientras se fuma un cigarro) y demás chorradas, como que las mujeres son iguales a los hombres, y que sois demasiado maricas para admitiros a vosotros mismos delante de un espejo.
Tenía que decirse y se dijo.
Sabor a hulla, yo es que mecagon todo, ahora el carbón sabe bien.
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