Neutral Malvado
Veterano
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Leyendo este foro me he encontrado varias veces con foreros que explican que, cuando tienen relaciones sexuales con una mujer, se ven invadidos por celos retrospectivos. Es decir, celos de las experiencias sexuales pretéritas de la mujer, de los ex novios y los ex amantes, de los orgasmos que ha tenido con otros, de los penes acaso más grandes que ella haya podido catar. A mí este tema también me obsesiona y voy a analizarlo, a ver qué os parece:
Estos celos "transtemporales" pueden ser de dos tipos: retrospectivos y premonitorios.
Retrospectivos: Los más frecuentes. Experiencias sexuales pasadas de la mujer. ¿Se masturbará pensando en el ex novio? ¿Gozaba más con él? ¿Hacía con él más guarrerías en la cama que conmigo?
Premonitorios: Son celos prospectivos. ¿Su próximo amante la hará gozar más? ¿Se la chupará al próximo con más ganas que a mí? ¿Conseguirá su próximo amante el sexo anal que a mí me deniega? ¿Estoy siendo pusilánime por no pedirle lo que a ciencia cierta le dará a un amante más asertivo?
Analicemos el porqué de estos celos y miedos tan arraigados en la psique masculina.
En realidad, lo que nos pasa a los hombres es que nos da miedo la sexualidad femenina. ¿Por qué? Porque intuimos que la sexualidad femenina es amorfa, dúctil y maleable.
En el fondo nos olemos que la sexualidad femenina es como una tábula rasa, un lienzo en blanco, un disco virgen sobre el que se puede grabar casi cualquier condicionamiento sexual. El inconsciente colectivo nos dice que si el hombre es lo suficientemente hábil, atractivo o asertivo, conseguirá llevar a la mujer a donde quiera.
Y hay mucho de verdad en ello. La sexualidad femenina tiene como prioridad retener al hombre para afianzar el plan procreativo de ser madre. Las prácticas sexuales en sí, para la mujer, tienen una importancia secundaria. No se trata de lo que ellas hagan en la cama, sino del poder que tiene lo que hacen para enganchar al macho. Nunca debemos dejar de insistir en ello: el eje de la sexualidad femenina es retener al macho deseado para que éste siga respaldando el proyecto familiar y reproductivo.
Por eso a ellas les da igual A que B, blanco que negro, chuparla que no chuparla, que se la metan por el culo que que no se la metan por el culo, siempre y cuando el resultado sea que el macho permanezca a su lado. Porque eso es lo importante para la mujer: que él se "enganche". Recordemos el topic de Zaratustra donde ella expresaba su preocupación porque no "enganchaba" a sus amantes. A lo mejor ella se cree especial por plantearse semejante duda, pero no sabe que ésa es la misma pregunta que toda mujer en edad fértil se ha hecho toda la vida: qué hacer para "enganchar" al hombre.
En cambio, para los hombres lo más importante es el acto sexual en sí. El coito, el fornicio, la cohabitación lúbrica, es el eje motivador de la sexualidad masculina. Por eso nos obsesiona tanto que ellas sean tan influenciables y volubles en lo que a prácticas sexuales se refiere. Resulta que depende de nosotros que ellas nos den o no lo que más valoramos en el mundo. "¿Ella sería más guarra en la cama si se acostara con un tío más dotado que yo?", parecemos preguntarnos todo el rato.
Hace unos años hice una encuesta en un chat donde había muchas chicas. Les pregunté (en privado) por las prácticas sexuales que realizaban cuando se acostaban con un tío. Cuando les preguntaba por el sexo anal, la mayoría me respondía: "Depende de con quién". Era la respuesta mayoritaria. ¿Depende de con quién? A mí esa respuesta me parecía increíble a la par que conturbadora. ¿Depende de con quién? ¿Es que no sabéis si os gusta que os enculen o no? ¿Es que vuestros gustos sexuales no dependen de vosotras sino de vuestra pareja?
Esto es muy típico de la sexualidad femenina: "No sé lo que me gusta hasta que un hombre me muestre lo que me gusta" o "De esta agua no beberé hasta que un hombre irresistible me la haga beber". La verdad es que no se trata de una perspectiva muy tranquilizadora, porque sabes que a lo mejor a ti te están dando una ínfima parte de lo que le darán a otro macho, porque sabes que al fin y al cabo ellas están vendiendo su cuerpo y ofreciéndote un repertorio sexual limitado, el repertorio justo y necesario para retenerte a su lado. Y ellas saben justo lo que tú necesitas, y si tú no pides más, no te dan más. Y si su futuro novio es más exigente, le darán más a él de lo que te dieron a ti. ¿No es un pensamiento turbador?
Es evidente que la conducta sexual de las mujeres está más condicionada por la influencia de sus amantes que viceversa. La sexualidad femenina es plástica, voluble, se amolda al varón. No es de extrañar, pues, que los hombres que fornicamos con una mujer seamos víctimas de ansiedades, temores y celos, tanto retrospectivos como prospectivos.
Me gustaría saber si alguien conoce casos que ejemplifiquen esta plasticidad sexual de las mujeres, por ejemplo; el típico caso de una tía que no se la chupaba a uno pero que con otro era una felatriz incombustible, o que no accedía a tener sexo anal con uno mientras que con otro sentía furores rectales de padre y muy señor mío. Que alguien me ilumine, porque a mí este tema no me deja dormir.
Estos celos "transtemporales" pueden ser de dos tipos: retrospectivos y premonitorios.
Retrospectivos: Los más frecuentes. Experiencias sexuales pasadas de la mujer. ¿Se masturbará pensando en el ex novio? ¿Gozaba más con él? ¿Hacía con él más guarrerías en la cama que conmigo?
Premonitorios: Son celos prospectivos. ¿Su próximo amante la hará gozar más? ¿Se la chupará al próximo con más ganas que a mí? ¿Conseguirá su próximo amante el sexo anal que a mí me deniega? ¿Estoy siendo pusilánime por no pedirle lo que a ciencia cierta le dará a un amante más asertivo?
Analicemos el porqué de estos celos y miedos tan arraigados en la psique masculina.
En realidad, lo que nos pasa a los hombres es que nos da miedo la sexualidad femenina. ¿Por qué? Porque intuimos que la sexualidad femenina es amorfa, dúctil y maleable.
En el fondo nos olemos que la sexualidad femenina es como una tábula rasa, un lienzo en blanco, un disco virgen sobre el que se puede grabar casi cualquier condicionamiento sexual. El inconsciente colectivo nos dice que si el hombre es lo suficientemente hábil, atractivo o asertivo, conseguirá llevar a la mujer a donde quiera.
Y hay mucho de verdad en ello. La sexualidad femenina tiene como prioridad retener al hombre para afianzar el plan procreativo de ser madre. Las prácticas sexuales en sí, para la mujer, tienen una importancia secundaria. No se trata de lo que ellas hagan en la cama, sino del poder que tiene lo que hacen para enganchar al macho. Nunca debemos dejar de insistir en ello: el eje de la sexualidad femenina es retener al macho deseado para que éste siga respaldando el proyecto familiar y reproductivo.
Por eso a ellas les da igual A que B, blanco que negro, chuparla que no chuparla, que se la metan por el culo que que no se la metan por el culo, siempre y cuando el resultado sea que el macho permanezca a su lado. Porque eso es lo importante para la mujer: que él se "enganche". Recordemos el topic de Zaratustra donde ella expresaba su preocupación porque no "enganchaba" a sus amantes. A lo mejor ella se cree especial por plantearse semejante duda, pero no sabe que ésa es la misma pregunta que toda mujer en edad fértil se ha hecho toda la vida: qué hacer para "enganchar" al hombre.
En cambio, para los hombres lo más importante es el acto sexual en sí. El coito, el fornicio, la cohabitación lúbrica, es el eje motivador de la sexualidad masculina. Por eso nos obsesiona tanto que ellas sean tan influenciables y volubles en lo que a prácticas sexuales se refiere. Resulta que depende de nosotros que ellas nos den o no lo que más valoramos en el mundo. "¿Ella sería más guarra en la cama si se acostara con un tío más dotado que yo?", parecemos preguntarnos todo el rato.
Hace unos años hice una encuesta en un chat donde había muchas chicas. Les pregunté (en privado) por las prácticas sexuales que realizaban cuando se acostaban con un tío. Cuando les preguntaba por el sexo anal, la mayoría me respondía: "Depende de con quién". Era la respuesta mayoritaria. ¿Depende de con quién? A mí esa respuesta me parecía increíble a la par que conturbadora. ¿Depende de con quién? ¿Es que no sabéis si os gusta que os enculen o no? ¿Es que vuestros gustos sexuales no dependen de vosotras sino de vuestra pareja?
Esto es muy típico de la sexualidad femenina: "No sé lo que me gusta hasta que un hombre me muestre lo que me gusta" o "De esta agua no beberé hasta que un hombre irresistible me la haga beber". La verdad es que no se trata de una perspectiva muy tranquilizadora, porque sabes que a lo mejor a ti te están dando una ínfima parte de lo que le darán a otro macho, porque sabes que al fin y al cabo ellas están vendiendo su cuerpo y ofreciéndote un repertorio sexual limitado, el repertorio justo y necesario para retenerte a su lado. Y ellas saben justo lo que tú necesitas, y si tú no pides más, no te dan más. Y si su futuro novio es más exigente, le darán más a él de lo que te dieron a ti. ¿No es un pensamiento turbador?
Es evidente que la conducta sexual de las mujeres está más condicionada por la influencia de sus amantes que viceversa. La sexualidad femenina es plástica, voluble, se amolda al varón. No es de extrañar, pues, que los hombres que fornicamos con una mujer seamos víctimas de ansiedades, temores y celos, tanto retrospectivos como prospectivos.
Me gustaría saber si alguien conoce casos que ejemplifiquen esta plasticidad sexual de las mujeres, por ejemplo; el típico caso de una tía que no se la chupaba a uno pero que con otro era una felatriz incombustible, o que no accedía a tener sexo anal con uno mientras que con otro sentía furores rectales de padre y muy señor mío. Que alguien me ilumine, porque a mí este tema no me deja dormir.
Al final ha resultado ser un ladrillazo más largo de lo previsto...