stavroguin 11
Clásico
- Registro
- 14 Oct 2010
- Mensajes
- 3.780
- Reacciones
- 2.948
Sí, habéis leído bien. Es Noxo (asco, en gallego) y no Naxo (forero huelebragas de Niandra)
Para expresar determinadas erupciones subjetivas, no necesariamente constructivas ni propias de una buena persona, a veces debo recurrir a mi idioma materno, mamado durante mi rural infancia lucense. El castellano se me queda insuficiente. La palabra asco no respondería exactamente a lo que quiero comunicar...
Advierto que lo que voy a decir no es políticamente correcto, ni siquiera aquí. Si hay algún bienpensante en la sala, puede salir y traer unos refrescos para todos.
Al grano. Hoy, hojeando por puro aburrimiento una mierda-revista de papel satinado, me he encontrado con esto:
Un bodorrio. Nada de particular, a no ser por dos pequeños detalles:
1-La protagonista es Irene Villa, víctima de ETA en su infancia, amputada de varios miembros.
2-El novio es casi una caricatura de los sueños húmedos de cualquier putilla: joven, atractivo, ex-tenista exitoso, empresario adinerado, y, por si fuera poco, argentino.
Vaya por delante mi respeto a esta señora, a su lucha por superarse (esquiadora y buceadora, en alguno de mis viajes casi me crucé con ella) y a su felicidad merecida.
Y una vez expresados los convencionales y rutinarios buenos sentimientos, vamos a recordar que estamos en putalocura.
Los hombres somos un poco gilipollas, ¿verdad?
No hay más que imaginarse la situación a la inversa: un hombre multiamputado, no muy atractivo, que lucha por salir adelante y acaba casándose con una atractiva, joven y multimillonaria señora
.
.
.
jajajajajajajajajajajajaja
Bueno, he aguantado la risa durante tres líneas, no está mal.
Si aun siendo un tío normal lo tienes crudo muchas veces, no digamos si ya portas un pequeño defecto (pongamos una uña o dedo supernumerario)que te puede estigmatizar como progenitor con taras. Y luego son ellas las románticas, hay que joderse.
En cambio, cualquier puta gorda celulítica, cualquier orco mutante, cualquier saco de mierda petulante consigue su día de gloria llevando al altar a un hombre que vale un trillón de veces más. Incluso una mujer con tres miembros protésicos y con uno sano para girar sobre su eje como una puta peonza pueda cazar a un millonario atractivo. Un tipo que puede elegir entre trillones de modelos se une alegremente a una mujer severamente mutilada que ni siquiera es demasiado guapa.
Todos sabemos que nuestras posibilidades con el sexo opuesto no dependen de valores constructivos (calidad humana, inteligencia, capacidad de superación, que seguro que a Irene Villa le sobran), sino de valores de mercado: atractivo físico, labia y dinero (para los hombres). Pero si en nuestro caso es prácticamente imposible romper este determinismo, el idealismo, pagafantismo y cretinismo congénito de algunos hombres lleva a mujeres con valores de mercado (un buen cuerpo y una cara agraciada) muy deficientes a pavonearse con machos con una puntuación muy inferior a la suya.
Tener coño es una patente de corso. Cualquier equivalente masculino de la Villa se hubiese pasado la vida ignorado, puteado por las mujeres, sólo como un perro, por mucha capacidad de superación que tuviese.
Si a alguno le dan arcadas al leerme, lo comprendo.
Y al maromo de marras, sólo le deseo que le pase como a Paul el de los Beatles, que también fue por la vida redimiendo amputadas y acabó perdiendo casi toda su fortuna en el divorcio. Por gilipollas.
Para expresar determinadas erupciones subjetivas, no necesariamente constructivas ni propias de una buena persona, a veces debo recurrir a mi idioma materno, mamado durante mi rural infancia lucense. El castellano se me queda insuficiente. La palabra asco no respondería exactamente a lo que quiero comunicar...
Advierto que lo que voy a decir no es políticamente correcto, ni siquiera aquí. Si hay algún bienpensante en la sala, puede salir y traer unos refrescos para todos.
Al grano. Hoy, hojeando por puro aburrimiento una mierda-revista de papel satinado, me he encontrado con esto:

Un bodorrio. Nada de particular, a no ser por dos pequeños detalles:
1-La protagonista es Irene Villa, víctima de ETA en su infancia, amputada de varios miembros.
2-El novio es casi una caricatura de los sueños húmedos de cualquier putilla: joven, atractivo, ex-tenista exitoso, empresario adinerado, y, por si fuera poco, argentino.
Vaya por delante mi respeto a esta señora, a su lucha por superarse (esquiadora y buceadora, en alguno de mis viajes casi me crucé con ella) y a su felicidad merecida.
Y una vez expresados los convencionales y rutinarios buenos sentimientos, vamos a recordar que estamos en putalocura.
Los hombres somos un poco gilipollas, ¿verdad?
No hay más que imaginarse la situación a la inversa: un hombre multiamputado, no muy atractivo, que lucha por salir adelante y acaba casándose con una atractiva, joven y multimillonaria señora
.
.
.
jajajajajajajajajajajajaja
Bueno, he aguantado la risa durante tres líneas, no está mal.
Si aun siendo un tío normal lo tienes crudo muchas veces, no digamos si ya portas un pequeño defecto (pongamos una uña o dedo supernumerario)que te puede estigmatizar como progenitor con taras. Y luego son ellas las románticas, hay que joderse.
En cambio, cualquier puta gorda celulítica, cualquier orco mutante, cualquier saco de mierda petulante consigue su día de gloria llevando al altar a un hombre que vale un trillón de veces más. Incluso una mujer con tres miembros protésicos y con uno sano para girar sobre su eje como una puta peonza pueda cazar a un millonario atractivo. Un tipo que puede elegir entre trillones de modelos se une alegremente a una mujer severamente mutilada que ni siquiera es demasiado guapa.
Todos sabemos que nuestras posibilidades con el sexo opuesto no dependen de valores constructivos (calidad humana, inteligencia, capacidad de superación, que seguro que a Irene Villa le sobran), sino de valores de mercado: atractivo físico, labia y dinero (para los hombres). Pero si en nuestro caso es prácticamente imposible romper este determinismo, el idealismo, pagafantismo y cretinismo congénito de algunos hombres lleva a mujeres con valores de mercado (un buen cuerpo y una cara agraciada) muy deficientes a pavonearse con machos con una puntuación muy inferior a la suya.
Tener coño es una patente de corso. Cualquier equivalente masculino de la Villa se hubiese pasado la vida ignorado, puteado por las mujeres, sólo como un perro, por mucha capacidad de superación que tuviese.
Si a alguno le dan arcadas al leerme, lo comprendo.
Y al maromo de marras, sólo le deseo que le pase como a Paul el de los Beatles, que también fue por la vida redimiendo amputadas y acabó perdiendo casi toda su fortuna en el divorcio. Por gilipollas.