Huy, mirad qué anecdotón. He estado toda la noche con una camarera detrás que no paraba de hablarme, ha sido incómodo. En cuanto tenía ocasión se ponía a preguntarme cosas o a contarme su vida. Que si de dónde era, que si ella estaba trabajando para pagarse la carrera, que quiere ser psicóloga y blao blao.
Total, que gracias a mis años de experencia en el mundo de la noche que he obtenido quedándome en casa viendo series donde a veces se habla de esto, he deducido que sólo estaba intentando ser simpática para que le dejase una buena propina al pagar. E iba a ser una factura abultada porque me pedí de cenar, bebí bastante e invité a los compadres a unas cuantas raciones.
El caso es que mientras ella se frotaba las manos a mis espaldas
yo seguía bebiendo y ella sonriendo cada vez más y más hasta que llegó el momento de pagar y le digo que oye, que cuánto es lo mío, que he pedido esto, esto y lo otro y cóbrame también esto. La muchacha me dice la cantidad con una sonrisa enorme, echo mano de la cartera, rebusco un poco y... Saco la tarjeta de crédito.
La camarera con esta cara:
Y sólo tuve que meter la tarjeta y el pin, que afortunadamente fue lo único que metí en toda la noche.