He hablado de mi padre. Ahora le toca el turno a mi madre. Fue y es una persona infantil y dependiente que con 16 años se enganchó a las pastillas que por aquella época te mandaba el medico para adelgazar, las cuales, llevaban anfetaminas. Más tarde casada ya con mi padre bebía y tomaba fármacos de forma compulsiva, llegando a tomar más de 100 comprimidos de distintas sustancias al día, sobre todo codeína. Recuerdo vivamente una época en la cual se bebía unas cervezas y una botella de vino comiendo. Juntándolo con todo lo que tomaba las reacciones durante la hora de la siesta eran cuanto menos, pintorescas. Se levantaba en mitad de la siesta y teníamos (mi hermana y yo) que impedirle que saliese a orinar al pasillo, pero al pasillo del edificio no al nuestro. Se le iba mucho la cabeza.