Becerro de oro
Freak
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Hijos de puta todos: para un forero de PL ser ultrajado y/o desvalijado por un hijo del Egipto Menor es como para un católico recibir los santos sacramentos, un hecho inexorable que marca su plena integración en la comunidad. Así lo atestiguan los numerosos testimonios aquí posteados desde tiempos remotos.
Pues bien, hoy me ha tocado a mi la “confirmación” y procedo a relatar aquí mi experiencia como otros muchos foreros que me han precedido.
Resulta que esta mañana tuve que hacer de taxi para transportar a un familiar a una estación de trenes. Cuando volvía, recordé que tras despertarme había estado ojeando el foro, y en un hilo leí algo relativo a un articulo de la revista de divulgación científica “Muy Interesante”, la cual compraba religiosamente hace años pero que he ido olvidado sin darme cuenta, y se me antojo hacerme con un ejemplar.
Como pasaba por una zona cercana a un establecimiento donde poder adquirirla, estacione mi automóvil, cogí mi paraguas(pues estaba lloviendo), y camine hacia el comercio en cuestión. Pronto fui a desembocar a una calle peatonal completamente desierta, y en esto que, súbitamente, sale un gitano de un portal, edad mediana, cuerpo enjuto, chándal moda años 90 y con un churumbel de corta edad entre los brazos.
El cíngaro me insto a “emprestarle” el paraguas porque “mira que la criaturita esta empapaita y muerta de frío y tengo que llegar a mi casa”, jurando que me lo devolvería raudo.
Yo le dije que tenia prisa y seguí mi camino haciéndome el loco. El gitano empezó a insistir y a seguirme, y como vio que no me conmovía su historia, cambio el chip y empezó a defecar copiosamente sobre mi árbol genealógico. Todo esto a grito pelao.
Aligere el paso entonces, craso error, porque entonces afloro el instinto de hiena que todos los integrante de la tribu de los rom albergan en sus entrañas, y que les lleva a crecerse ante quien rehuye el combate. Comenzó el egiptano a proferir gruesas amenazas de muerte(e incluso a llamar la atención de unos espectadores de la escena inexistentes sobre el insolidario monstruo que permitía que un pobre niño muriera de frió), elevando aun mas el tono de su voz.
Yo me disponía a emprender el trote pero el gitano me lo impidió agarrandome de la capucha de la cazadora que llevaba. Entonces, acorralado y deseoso de librarme de la embarazosa situación, me revolví y le endose tremenda coz al calorro, que le hizo impacto en plena espinilla.
Este dio dos o tres saltitos a la pata coja, dejo al niño en el suelo lo mejor que pudo, y se desplomo revolviéndose a la vez que se lamentaba y juraba en arameo. El niño por su parte, al sentir el frío y la humedad del suelo encharcado empezó a llorar, y yo cerré el paraguas, volví a mi coche a todo correr y regrese a mi casa a refugiarme perrunamente.
Pues nada, que soy hombre muerto en cuanto los gitanos del lugar logren identificarme. Deberia haber actuado como un forero medio y haberle regalado el paraguas y la cartera de propina sin rechistar.
Algun consejo para intentar esquivar mi anunciada condena a muerte? :cry:
Pues bien, hoy me ha tocado a mi la “confirmación” y procedo a relatar aquí mi experiencia como otros muchos foreros que me han precedido.
Resulta que esta mañana tuve que hacer de taxi para transportar a un familiar a una estación de trenes. Cuando volvía, recordé que tras despertarme había estado ojeando el foro, y en un hilo leí algo relativo a un articulo de la revista de divulgación científica “Muy Interesante”, la cual compraba religiosamente hace años pero que he ido olvidado sin darme cuenta, y se me antojo hacerme con un ejemplar.
Como pasaba por una zona cercana a un establecimiento donde poder adquirirla, estacione mi automóvil, cogí mi paraguas(pues estaba lloviendo), y camine hacia el comercio en cuestión. Pronto fui a desembocar a una calle peatonal completamente desierta, y en esto que, súbitamente, sale un gitano de un portal, edad mediana, cuerpo enjuto, chándal moda años 90 y con un churumbel de corta edad entre los brazos.
El cíngaro me insto a “emprestarle” el paraguas porque “mira que la criaturita esta empapaita y muerta de frío y tengo que llegar a mi casa”, jurando que me lo devolvería raudo.
Yo le dije que tenia prisa y seguí mi camino haciéndome el loco. El gitano empezó a insistir y a seguirme, y como vio que no me conmovía su historia, cambio el chip y empezó a defecar copiosamente sobre mi árbol genealógico. Todo esto a grito pelao.
Aligere el paso entonces, craso error, porque entonces afloro el instinto de hiena que todos los integrante de la tribu de los rom albergan en sus entrañas, y que les lleva a crecerse ante quien rehuye el combate. Comenzó el egiptano a proferir gruesas amenazas de muerte(e incluso a llamar la atención de unos espectadores de la escena inexistentes sobre el insolidario monstruo que permitía que un pobre niño muriera de frió), elevando aun mas el tono de su voz.
Yo me disponía a emprender el trote pero el gitano me lo impidió agarrandome de la capucha de la cazadora que llevaba. Entonces, acorralado y deseoso de librarme de la embarazosa situación, me revolví y le endose tremenda coz al calorro, que le hizo impacto en plena espinilla.
Este dio dos o tres saltitos a la pata coja, dejo al niño en el suelo lo mejor que pudo, y se desplomo revolviéndose a la vez que se lamentaba y juraba en arameo. El niño por su parte, al sentir el frío y la humedad del suelo encharcado empezó a llorar, y yo cerré el paraguas, volví a mi coche a todo correr y regrese a mi casa a refugiarme perrunamente.
Pues nada, que soy hombre muerto en cuanto los gitanos del lugar logren identificarme. Deberia haber actuado como un forero medio y haberle regalado el paraguas y la cartera de propina sin rechistar.
Algun consejo para intentar esquivar mi anunciada condena a muerte? :cry: