Ovidio
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- 25 Ene 2006
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De que clase eres??
- Psicópata con afán de notoriedad. Es el que cambia de personalidad con facilidad, no se conforma con lo que tiene y quiere aparentar más de lo que es ante sí y ante los demás. Se muestran hábiles para el engaño y con un acusado egocentrismo, además de mostrar una baja tolerancia a la frustración.
- Psicópata explosivo. Es el que actúa de forma impulsiva, sin planificación y sin pensar en lo que hace. Ante estímulos pequeños presenta respuestas exageradas y violentas.
- Psicópata hipertímico. Se trata de una persona ligera, para la que nada tiene importancia. En su comportamiento inconstante, no asume los valores sociales. Se muestran fácilmente irritables, eufóricos e inestables.
- Psicópata abúlico. Tiene una personalidad inestable, y es incapaz de oponer resistencia a personalidades más fuertes que la suya. Carece de impulsos o los tiene muy débiles.
- Psicópata lábil del estado de ánimo. Suele beber grandes cantidades de alcohol para luchar contra sus depresiones. Tiende a huir de su casa y del trabajo.
- Psicópata anético o desalmado. Denominado así por carecer de ética. Sus relaciones personales son escasas y no establece relaciones cálidas y tiernas. Delinque constantemente y no se arrepiente de sus delitos. Desde pequeños son crueles con sus compañeros del colegio y con los animales.
- Psicópata fanático. Tiene ideas sobrevaloradas que trata de imponer a los demás. Se trata de un individuo activo, dinámico y luchador por sus ideas. Si adopta una actitud pasiva, se le denomina psicópata fanático lánguido.
- Psicópata asténico. Es el que sufre por su trastorno. Siempre está cansado, se preocupa en exceso por su salud, y se muestra metódico y obsesivo.
- Psicópata depresivo. Nunca ve lo bueno de la vida, mostrándose triste en su relación con todo lo que le rodea.
- Psicópata obsesivo. No delinque nunca. Es una persona escrupulosa y de gran rigor. Duda de todo y de sí mismo, por lo que tiene que comprobar sus actos una y otra vez. Por ello, es incapaz de decidir con rapidez.
Ahora el tocho:
GEORG GROSSMAN (tipico forero medio)
Georg Karl Grossman fue uno de los personajes más desagradables de la historia de Alemania. Grossman era un monstruo en la vida real y estaba dominado por perversiones tan depravadas que parecen sacadas de las películas gore más atroces.
Nació en Neurupen en 1863 y fue un degenerado sexual y un sádico desde jovencito. Cuando murió había cumplido 3 condenas por abusos sexuales y físicos a niños algunos de los cuales acabaron con la muerte de la infantil víctima. En su juicio Georg declaró que también se había entregado a la bestialidad y la necrofilia.
En 1921 la policía fue alertada por un vecino de Grossman, que había oido unos golpes y gritos la casa de al lado. Cuando llegó la policía los golpes habían cesado, los gritos también. Pero cuando entraron en la casa de Georg hallaron una joven muerta, aun caliente, preparada para ser asada y consumida en una barbacoa.
Grossman llevaba 8 años viviendo en aquel apartamento y el número de chicas de la calle que pasaron por allí para satisfacer el apetito de Georg era tan grande, que se podría haber alimentedo a todo la población de Leganés con su carne durante 1 semana. Para hacerse una idea de la magnitud que alcanzaron las hazañas de Grossman solo hay que recurrir a la cantidad de restos humanos que fueron descubiertos en la habitación de Gerog cuando fue arrestado: partes de todo tipo de los cuerpos de al menos 3 mujeres distintas que había asesinado y descuartizado
en las 3 últimas semanas.
Pero lo suyo no acaba ahí. El hombre sabía sacar provecho económico de sus placeres y convertía a sus víctimas en perritos calientes que posteriormente vendía en la estación de tren. Georg Karl Grossman ahorraba dinero consumiendo sus propios productos. En cuanto a los restos inservibles, se limitaba a arrojarlos al río Spree.
No se sabe cunatas víctimas (todas mujeres) cayeron a manos de Georg; Ha sido imposible determinarlo.
Grossman acabó suicidandose en su celda mediante el ahorcamiento.
GILLES DE RAIS
Con apenas 20 años, Guilles de Laval, barón de Rais, era ya un joven de atractiva elegancia y sorprendente belleza. Había recibido una esmerada formación intelectual y militar que lo llevÓ a tomar lugar a lado de Juana de Arco como primer teniente a favor de su amigo el rey Carlos VII. Sirvió con tal distinción en las distintas batallas de la época, que fue recompensado con el título de Mariscal de Francia. La suerte le seguía sonriendo desde su venida al mundo en 1404.
Descendía de una de las familias más ricas y poderosas de Francia, y a los 11 años había heredado una de las mayores fortunas del país, que se había incrementado tras casarse a los 16, con su prima e inmensamente rica, Catalina de Thouars.
Por aquel entonces su vida transcurría con total normalidad, incluso acababa de ser padre de una niña y era uno de los nobles más ricos de Europa. No obstante su conducta cambiaría tras la captura de su protegida Juana de Arco. El joven Mariscal trató de salvarla con una obstinación casi obsesiva, pero de poco le iba a servir, pues Juana acabaría siendo quemada en la hoguera.
Tras el duro shock de haber perdido a la mujer que idolatraba en secreto, Guilles se separa de su esposa y se encerró en su castillo de Rais, negándose a tener contactos sexuales con ninguna mujer. Entonces comenzó una insólita carrera de crímenes y sacrilegios contra la Iglesia, pues trataba de desafiar a Dios por haber permitido que Juana fuese torturada y quemada.
Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.
Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.
Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los Alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que solo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.
(Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Guilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo).
Los historiadores opinan que su primer crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para lograr sus favores. Pero tras haber cortado las muñecas a la víctima, haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se apareció el Diablo ni logró transformar el metal en oro. Lo único que habría logrado, sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y el asesinato de niños.
Este personaje sentía una predilección malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se le atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más...
A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.
El mismo Guilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Guilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y les secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver.
En una ocasión se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de "torturas". Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas del moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Guilles en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su miembro entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre. Luego ordenó que quemasen el cuerpo y conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido.
(Se dice que Guilles tras la comisión de los crímenes de vampirismo y necrofilia caía en un pesado sueño, casi en coma, hecho que se produce en otros asesinos vampiricos y necrofilios que también después de atacar a los cadáveres, como es el caso de Henri Blot).
A la mañana siguiente no quedaba huella del asesinato que se había cometido un día antes, pues los cómplices de Guilles limpiaron todo. Pidió que trajeran la cabeza y ante esta, se arrodillo bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acerco sus labios a la cabeza, la beso largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella...
Uno de los mayores placeres de Guilles era tener las cabezas decapitadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.
Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concursos de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cual era la más bella. La cabeza "ganadora" era dedicada a un uso necrofílico.
Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde. Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.
A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quien ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.
El 13 de septiembre fue detenido en el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.
Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue solo la amenaza de la excomunión lo que lo indujo a hacerlo detalladamente.
Gilles de Rais
En octubre, Guilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando el mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido mas que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.
Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a otros los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las victimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.
Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes, el cuerpo, parcialmente quemado, fue retirado de la hoguera y enterrado en una iglesia de las carmelitas en Nantes. Sus bienes fueron confiscados en beneficio del duque de Bretaña y de la Iglesia.
- Psicópata con afán de notoriedad. Es el que cambia de personalidad con facilidad, no se conforma con lo que tiene y quiere aparentar más de lo que es ante sí y ante los demás. Se muestran hábiles para el engaño y con un acusado egocentrismo, además de mostrar una baja tolerancia a la frustración.
- Psicópata explosivo. Es el que actúa de forma impulsiva, sin planificación y sin pensar en lo que hace. Ante estímulos pequeños presenta respuestas exageradas y violentas.
- Psicópata hipertímico. Se trata de una persona ligera, para la que nada tiene importancia. En su comportamiento inconstante, no asume los valores sociales. Se muestran fácilmente irritables, eufóricos e inestables.
- Psicópata abúlico. Tiene una personalidad inestable, y es incapaz de oponer resistencia a personalidades más fuertes que la suya. Carece de impulsos o los tiene muy débiles.
- Psicópata lábil del estado de ánimo. Suele beber grandes cantidades de alcohol para luchar contra sus depresiones. Tiende a huir de su casa y del trabajo.
- Psicópata anético o desalmado. Denominado así por carecer de ética. Sus relaciones personales son escasas y no establece relaciones cálidas y tiernas. Delinque constantemente y no se arrepiente de sus delitos. Desde pequeños son crueles con sus compañeros del colegio y con los animales.
- Psicópata fanático. Tiene ideas sobrevaloradas que trata de imponer a los demás. Se trata de un individuo activo, dinámico y luchador por sus ideas. Si adopta una actitud pasiva, se le denomina psicópata fanático lánguido.
- Psicópata asténico. Es el que sufre por su trastorno. Siempre está cansado, se preocupa en exceso por su salud, y se muestra metódico y obsesivo.
- Psicópata depresivo. Nunca ve lo bueno de la vida, mostrándose triste en su relación con todo lo que le rodea.
- Psicópata obsesivo. No delinque nunca. Es una persona escrupulosa y de gran rigor. Duda de todo y de sí mismo, por lo que tiene que comprobar sus actos una y otra vez. Por ello, es incapaz de decidir con rapidez.
Ahora el tocho:
GEORG GROSSMAN (tipico forero medio)
Georg Karl Grossman fue uno de los personajes más desagradables de la historia de Alemania. Grossman era un monstruo en la vida real y estaba dominado por perversiones tan depravadas que parecen sacadas de las películas gore más atroces.
Nació en Neurupen en 1863 y fue un degenerado sexual y un sádico desde jovencito. Cuando murió había cumplido 3 condenas por abusos sexuales y físicos a niños algunos de los cuales acabaron con la muerte de la infantil víctima. En su juicio Georg declaró que también se había entregado a la bestialidad y la necrofilia.
En 1921 la policía fue alertada por un vecino de Grossman, que había oido unos golpes y gritos la casa de al lado. Cuando llegó la policía los golpes habían cesado, los gritos también. Pero cuando entraron en la casa de Georg hallaron una joven muerta, aun caliente, preparada para ser asada y consumida en una barbacoa.
Grossman llevaba 8 años viviendo en aquel apartamento y el número de chicas de la calle que pasaron por allí para satisfacer el apetito de Georg era tan grande, que se podría haber alimentedo a todo la población de Leganés con su carne durante 1 semana. Para hacerse una idea de la magnitud que alcanzaron las hazañas de Grossman solo hay que recurrir a la cantidad de restos humanos que fueron descubiertos en la habitación de Gerog cuando fue arrestado: partes de todo tipo de los cuerpos de al menos 3 mujeres distintas que había asesinado y descuartizado
en las 3 últimas semanas.
Pero lo suyo no acaba ahí. El hombre sabía sacar provecho económico de sus placeres y convertía a sus víctimas en perritos calientes que posteriormente vendía en la estación de tren. Georg Karl Grossman ahorraba dinero consumiendo sus propios productos. En cuanto a los restos inservibles, se limitaba a arrojarlos al río Spree.
No se sabe cunatas víctimas (todas mujeres) cayeron a manos de Georg; Ha sido imposible determinarlo.
Grossman acabó suicidandose en su celda mediante el ahorcamiento.
GILLES DE RAIS
Con apenas 20 años, Guilles de Laval, barón de Rais, era ya un joven de atractiva elegancia y sorprendente belleza. Había recibido una esmerada formación intelectual y militar que lo llevÓ a tomar lugar a lado de Juana de Arco como primer teniente a favor de su amigo el rey Carlos VII. Sirvió con tal distinción en las distintas batallas de la época, que fue recompensado con el título de Mariscal de Francia. La suerte le seguía sonriendo desde su venida al mundo en 1404.
Descendía de una de las familias más ricas y poderosas de Francia, y a los 11 años había heredado una de las mayores fortunas del país, que se había incrementado tras casarse a los 16, con su prima e inmensamente rica, Catalina de Thouars.
Por aquel entonces su vida transcurría con total normalidad, incluso acababa de ser padre de una niña y era uno de los nobles más ricos de Europa. No obstante su conducta cambiaría tras la captura de su protegida Juana de Arco. El joven Mariscal trató de salvarla con una obstinación casi obsesiva, pero de poco le iba a servir, pues Juana acabaría siendo quemada en la hoguera.
Tras el duro shock de haber perdido a la mujer que idolatraba en secreto, Guilles se separa de su esposa y se encerró en su castillo de Rais, negándose a tener contactos sexuales con ninguna mujer. Entonces comenzó una insólita carrera de crímenes y sacrilegios contra la Iglesia, pues trataba de desafiar a Dios por haber permitido que Juana fuese torturada y quemada.
Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.
Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.
Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los Alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que solo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.
(Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Guilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo).
Los historiadores opinan que su primer crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para lograr sus favores. Pero tras haber cortado las muñecas a la víctima, haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se apareció el Diablo ni logró transformar el metal en oro. Lo único que habría logrado, sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y el asesinato de niños.
Este personaje sentía una predilección malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se le atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más...
A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.
El mismo Guilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Guilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y les secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver.
En una ocasión se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de "torturas". Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas del moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Guilles en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su miembro entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre. Luego ordenó que quemasen el cuerpo y conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido.
(Se dice que Guilles tras la comisión de los crímenes de vampirismo y necrofilia caía en un pesado sueño, casi en coma, hecho que se produce en otros asesinos vampiricos y necrofilios que también después de atacar a los cadáveres, como es el caso de Henri Blot).
A la mañana siguiente no quedaba huella del asesinato que se había cometido un día antes, pues los cómplices de Guilles limpiaron todo. Pidió que trajeran la cabeza y ante esta, se arrodillo bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acerco sus labios a la cabeza, la beso largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella...
Uno de los mayores placeres de Guilles era tener las cabezas decapitadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.
Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concursos de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cual era la más bella. La cabeza "ganadora" era dedicada a un uso necrofílico.
Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde. Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.
A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quien ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.
El 13 de septiembre fue detenido en el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.
Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue solo la amenaza de la excomunión lo que lo indujo a hacerlo detalladamente.
Gilles de Rais
En octubre, Guilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando el mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido mas que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.
Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a otros los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las victimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.
Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes, el cuerpo, parcialmente quemado, fue retirado de la hoguera y enterrado en una iglesia de las carmelitas en Nantes. Sus bienes fueron confiscados en beneficio del duque de Bretaña y de la Iglesia.