))SeVitiE((
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- 8 Ene 2004
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El balazo de una recortada, si, como esas que llevaba Terminator en sus pelis, las de cartuchos que hacían un boquete del que no dejaba de salir sangre espesa, fue lo que sentí el día que Eva me dijo que NO. Yo tenía 15 años y ella sus ojitos para el Toni. La respuesta estaba escrita y lo profundo de mi herida, también. Recuerdo aquel instante y no veo más que sangre: sangre por mi pecho, por mi boca, lágrimas de sangre...Todo era un mar de rojo, y la verguenza que sentía, un muro interminable que no podía superar. No me quedaba más remedio que huir, dar media vuelta, y correr. No podía soportar que nadie viera aquella escena, así que me dí a la fuga sin más, ante la mirada burlesca del entorno quinceañero. A mi paso, un reguero viscoso lo bañaba todo, todo impregnado por la intimidad más recóndita de mi ser. Y a medida que escapaba, todo se hacía más grande, enorme, inabastable. Sentía que no avanzaba, que siempre estaba en el mismo punto, como si fuera una hormiga intentando atravesar el Central Park.
Tras mucho correr, al fin encontré un cobijo. Allá, al final del pueblo, había una cantina, la única de mi tamaño, donde se cobijaban personas de mi estatura, gente a la que mi intimidad no le manchaba, a la que su vista no alcanzaba más allá del vaso de sus verguenzas.... Y al fondo de aquel escondrijo, un hombre de larga barba y mirada sosegada pacía custodiando la barra.
-una copa de gasóleo
....
-no serás tú muy jo...
-sin hielo por favor.
No hubo respuesta. Al poco tiempo, la enorme copa estaba postraba ante mi. Aquella bebida no era gustosa. Todo lo contrario, aquello era intragable, ardía como el fuego del infierno, mas era lo que necesitaba, droga ardiente y desinfectante que insuflara nueva vida a mis desliquadas arterias...
De pronto, de mis heridas cesó de emanar mi verguenza; no es que dejara de sangrar, es que aquello ya no era sangre, era algo mucho más espeso y negro, estaba hechando petróleo!!! Todo mi reguero se convirtió de pronto en un río de gasolina, gasolina que impregnaba todo el pueblo!!! Ahora lo veía todo claro, ya no podía dejar de beber:
-otra de gasóleo!!!
-otra
-otra
...
-no estarás bebiendo demasiado?¿ (preguntó el tabernero cuál voz de la conciencia)
-Debo quemarlo todo!!!
(se rió levemente el camarero)
-Deben arder todos mis recuerdos, debo volver a nacer!!!
(hubo un breve silencio)
-Hijo mío, todo arde, menos el aire que respiras
-Que??
-Pues que en esta vida puedes dejar atrás todo menos lo que te hace respirar.
-No, no, no, NOOO!!!!-no podía soportarlo, no podía ser verdad!!!! Un mechero, necesitaba un mechero, debía prender fuego a todo ese reguero de combustible.....
Y así fue, todo ardió, empezó ante mis pies,y se extendió al poco por todo el pueblo. Ardían parques, ardían casas, cines y personas. Mis amigos se quemaban, mi família se deshacía entre llamas. Todo era más que fuego... No, todo no, por mas que corría por las calles buscándola... no, ella no estaba, no ardía!!! Miré por todos los rincones, sur, norte, este, oest.... aquella luz?!... que era aquella luz??No era fuego lo que se veía en el monte. Corrí hacia allí, cegado por el brillo de aquella llama, y al tiempo que avanzaba, me hacía más grande, no dejaba de crecer. Me sentía un gigante y todo se veía pequeño ante mis bastas zancadas. Al fin, llegué a la luz; mas era incapaz de ver en ella, me deslumbraba demasiado; requerí de mis gafas de sol para no quedarme cieg...era ELLA?!!!estaba allí, vestida como una virgen, y del tamaño de un poli pocket!!! En realidad no ardía, resplandecía como una beata, como los santos de los frescos de las Iglesias...intenté cogerla con mi mano y Dios.... como quemaba, parecía una brasa. Su presencia era insoportable, la sensación de perpetuidad que me producía era una pesadilla. No lo podía soportar, jamás podría convivir con aquella imagen, con aquel recuerdo... tenia que esconderla, alejarla de mi vista. Cogí una caja y la metí dentro. Al poco, la caja se deshizo. Probé con cajas de acero, pero su llama las deshacía. Lo probé todo, los materiales más resistentes, todo!!... mas era imposible...todo ardía sin más. No había nada que soportara el fuego de su recuerdo. Sólo cabía una opción, congelarla. Cogí una nevera,la encerré en ella y la rodeé de cadenas. Sólo así, cubriendo su fuego, sería capaz de soportar su recuerdo. Una vez atada y sellada, la cogí con mi mano, y la escondí en lo más profundo del bolsillo de mi pantalón.
Desde aquello, el tiempo ha llovido y ya tengo 45 años. Después de Eva hubo Martas, Marias, la muerte de mi madre, el despido de la cimentera, y mil historias más. Todas con su llama, todas con su nevera, y todas en lo hondo del bolsillo de mi pantalón. Ya casi no puedo andar, el peso lo hace un suplicio, más siempre acabo volviendo a aquel bar, a quemar recuerdos y subsistir como un vampiro.
Tras mucho correr, al fin encontré un cobijo. Allá, al final del pueblo, había una cantina, la única de mi tamaño, donde se cobijaban personas de mi estatura, gente a la que mi intimidad no le manchaba, a la que su vista no alcanzaba más allá del vaso de sus verguenzas.... Y al fondo de aquel escondrijo, un hombre de larga barba y mirada sosegada pacía custodiando la barra.
-una copa de gasóleo
....
-no serás tú muy jo...
-sin hielo por favor.
No hubo respuesta. Al poco tiempo, la enorme copa estaba postraba ante mi. Aquella bebida no era gustosa. Todo lo contrario, aquello era intragable, ardía como el fuego del infierno, mas era lo que necesitaba, droga ardiente y desinfectante que insuflara nueva vida a mis desliquadas arterias...
De pronto, de mis heridas cesó de emanar mi verguenza; no es que dejara de sangrar, es que aquello ya no era sangre, era algo mucho más espeso y negro, estaba hechando petróleo!!! Todo mi reguero se convirtió de pronto en un río de gasolina, gasolina que impregnaba todo el pueblo!!! Ahora lo veía todo claro, ya no podía dejar de beber:
-otra de gasóleo!!!
-otra
-otra
...
-no estarás bebiendo demasiado?¿ (preguntó el tabernero cuál voz de la conciencia)
-Debo quemarlo todo!!!
(se rió levemente el camarero)
-Deben arder todos mis recuerdos, debo volver a nacer!!!
(hubo un breve silencio)
-Hijo mío, todo arde, menos el aire que respiras
-Que??
-Pues que en esta vida puedes dejar atrás todo menos lo que te hace respirar.
-No, no, no, NOOO!!!!-no podía soportarlo, no podía ser verdad!!!! Un mechero, necesitaba un mechero, debía prender fuego a todo ese reguero de combustible.....
Y así fue, todo ardió, empezó ante mis pies,y se extendió al poco por todo el pueblo. Ardían parques, ardían casas, cines y personas. Mis amigos se quemaban, mi família se deshacía entre llamas. Todo era más que fuego... No, todo no, por mas que corría por las calles buscándola... no, ella no estaba, no ardía!!! Miré por todos los rincones, sur, norte, este, oest.... aquella luz?!... que era aquella luz??No era fuego lo que se veía en el monte. Corrí hacia allí, cegado por el brillo de aquella llama, y al tiempo que avanzaba, me hacía más grande, no dejaba de crecer. Me sentía un gigante y todo se veía pequeño ante mis bastas zancadas. Al fin, llegué a la luz; mas era incapaz de ver en ella, me deslumbraba demasiado; requerí de mis gafas de sol para no quedarme cieg...era ELLA?!!!estaba allí, vestida como una virgen, y del tamaño de un poli pocket!!! En realidad no ardía, resplandecía como una beata, como los santos de los frescos de las Iglesias...intenté cogerla con mi mano y Dios.... como quemaba, parecía una brasa. Su presencia era insoportable, la sensación de perpetuidad que me producía era una pesadilla. No lo podía soportar, jamás podría convivir con aquella imagen, con aquel recuerdo... tenia que esconderla, alejarla de mi vista. Cogí una caja y la metí dentro. Al poco, la caja se deshizo. Probé con cajas de acero, pero su llama las deshacía. Lo probé todo, los materiales más resistentes, todo!!... mas era imposible...todo ardía sin más. No había nada que soportara el fuego de su recuerdo. Sólo cabía una opción, congelarla. Cogí una nevera,la encerré en ella y la rodeé de cadenas. Sólo así, cubriendo su fuego, sería capaz de soportar su recuerdo. Una vez atada y sellada, la cogí con mi mano, y la escondí en lo más profundo del bolsillo de mi pantalón.
Desde aquello, el tiempo ha llovido y ya tengo 45 años. Después de Eva hubo Martas, Marias, la muerte de mi madre, el despido de la cimentera, y mil historias más. Todas con su llama, todas con su nevera, y todas en lo hondo del bolsillo de mi pantalón. Ya casi no puedo andar, el peso lo hace un suplicio, más siempre acabo volviendo a aquel bar, a quemar recuerdos y subsistir como un vampiro.
Forero del todo a cien
el primero q hace caso. gracias eh