Krakenjitsu rebuznó:
Yo no intento descalificarte. Te descalificas tú solo. La razón se ejercita argumentando, debatiendo. No como haces tú, copypasteando a discreción textos de páginas web de más que dudosa credibilidad. Lo único que demuestras es que estás dispuesto a creerte cualquier cosa con tal de que se conforme a tus ideas preconcebidas, como esta basura:
El autor de esa hez, en la que tú crees a pies juntillas, no explica qué avances científicos y técnicos se produjeron entre el año 100 antes de Cristo y el año 400 (porque no los hubo), pero por lo visto opina que eran parejos a los que se produjeron en Europa desde 1.400 hasta el año 1.700. Es decir, que situa fraudulentamente la Roma imperial como una época de progreso científico y técnico comparable a la revolución científica de los siglos XVI y XVII, en la que florecieron Nicolás de Cusa, Leonardo, Copérnico, Tycho Brahe, Paracelso, Galileo, Kepler, Descartes, Evangelista Torricelli, William Harvey, Francis Bacon, Descartes, Pascal, Isaac Newton, Leibniz, Edmond Halley, Christiaan Huygens, Anton Van Leewenhoek, Robert Boyle, Gian Domenico Cassini y un largo etcétera.
Lo cierto es que bajo el imperio romano la ciencia languideció, no se dio prácticamente ninguna innovación. Si tuvieramos que dar crédito a las tonterías en las que crees que si los cristianos no se hubieran metido por medio los romanos habrían llegado a la Luna antes del año 1.000



¿Quién sabe?Tal vez el tipo que confeccionó tu diagrama basura haya visitado algún universo paralelo

Fue a partir del año 1.000, una vez terminadas las devastadoras invasiones de vikingos, árabes, magiares, eslavos y otros pueblos cuando la ciencia y la técnica lentamente empezaron a resurgir en Europa.
Y uno de los primeros y más grandes sabios de los tiempos medievales fue el papa Silvestre II (nacido Gerberto de Aurillac), introductor en Europa de la numeración indo-arábiga, del ábaco y la esfera armilar.
Pope Sylvester II - Wikipedia, the free encyclopedia
Pero en fin, tú sigue visitando las apestosas páginas web que frecuentas y creyéndote en posesión de la verdad, que así podré seguir riéndome de las sandeces que sueltas.