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- 10 Jun 2006
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CONTEMPLAD LA UTOPÍA (de principio a fin):
Me queda un año para acabar al instituto, y lo que he tenido que ver en los días lectivos de los últimos 5 años no se parece en nada a lo del vídeo de arriba. Más bien es una mezcla de hipocresía, mediocridad y pobreza en lugar de la opulencia, la estética y la perfección que ostentan los Wildcats de High School Musical.
Las instalaciones.
Mi instituto no es mucho más grande que el estadio en el que ellos se dan el lujo de jugar a baloncesto. Es un edificio viejo, construido durante la Segunda República, que apenas se sustenta y que ya ha dado muestras de debilidad: techos que se caen, paredes con grietas, pintura descascarada. Desde hace años existe un proyecto para ampliar el centro y restaurar la parte antigua, pero presiento que lo verán acabado mis nietos (si es que sobreviven a mi sótano y a las taras genéticas derivadas de las relaciones incestuosas). En cuanto al material, la situación no es muy diferente. Disponemos de una docena de ordenadores de diez años de antigüedad (4 de los cuales no están operativos), y la conexión a Internet funciona de manera intermitente. Por ello, en las clases de informática no se tocan los ordenadores.
El aula de tecnología no dispone de suficientes mesas de trabajo para que toda la clase se dedique a tareas prácticas, por lo que mientras una mitad del grupo se centra en el libro, la otra corta madera y pela cables; ante tal situación, es imposible para la profesora tener controlada a la clase.
Sería conveniente tener sesiones de listening en las clases de inglés, no obstante, los equipos de audio no funcionan bien, lo cual también dificulta las clases de música (dadas en un aula con una acústica malísima que intenta solventarse grapando almohadas en las paredes
).
En cuanto a la clase de educación física, la situación es aún más deprimente si cabe: después de llevar una eternidad esperando un paquete de material de la Generalitat, nos enviaron un pedido equivocado, con las únicas cosas de las que sí disponíamos. A esperar otros diez años más para que nos envíen lo correcto.
Por lo que se ve, alguna mente iluminada ha decidido gastarse en putas el dinero originalmente destinado a la educación de los adultos del futuro. Total, si vamos al instituto a grabar cómo nos pegamos para luego subirlo a youtube, ¿para qué invertir en nosotros?
El profesorado.
Con notables excepciones, el grueso de los profesores está compuesto por gente desmotivada tras años de tortura constante por parte de una juventud cada vez más salvaje y alejada del control de los padres. Estos prefieren salir los sábados a emborracharse y a meterse setenta tiros por noche entre pecho y espalda en lugar de criar a los hijos. Siempre habrá, piensan, una sudaca que por una miseria te los educa, enseñándoles cómo hacer una danza de la lluvia que guste a los dioses y ayudándoles a evitar a los INVENTORES DE FALASIAS como los que creen en la evolución en lugar de la Biblia.
Entre los educadores encontramos de todo, pero los que llevan más de 25 años trabajando siempre coinciden en algo: todos los estudiantes actuales tenemos una tara de fábrica que nos convierte en mermados; en contraposición, los que se graduaron en los tiempos de la EGB, COU, BUP, PDA o lo que coño sea eran unos receptáculos de conocimiento infalibles, los alumnos perfectos, los que nunca suspendían un examen y tenían un respeto sumo por la palabra del profesor. No sé qué les enseñarán en la facultad, pero es obvio que la mayoría ha suspendido la asignatura de pedagogía: no entiendo cómo puedes motivar a alguien a que se esfuerce a estudiar poniendo un listón imaginario (porque el paso del tiempo pervierte la memoria) por las nubes, haciendo que para el retra medio sea algo inimaginable sacar más de un 6 en un examen, algo que sólo está al alcance de los arcanos que estudiaban antes de la reforma educativa
El alumnado.
En High School Musical, cual utopía platónica, cada uno tiene una función acorde a su naturaleza, y en consecuencia, lleva una existencia feliz. El protagonista es capitán del equipo de baloncesto y tiene como novia a una loli más petable que Megan Fox después de una ducha. La rubia tonta, además de ser rematadamente subnormal, está firmando autógrafos todo el día de lo popular que es. El negro honra a sus antepasados muertos en los campos de algodón marcándose un baile que ni Patrick "Cancer's eating me" Swayze en esa aberración conocida como Dirty Dancing. Y así con todos. Cada uno con su papel definido, y aquel que no lo tiene es un extra: apenas aparece, no tiene importancia en la historia, es prescindible, no mencionable.
En la vida real, la que yo tengo que vivir de 8:00 a 14:00 de lunes a viernes, todos los alumnos somos extras. Los jóvenes de hoy en día son una masa heterogénea de retraso mental y pobreza de espíritu. Son el producto de la progresiva deshumanización y despreocupación por el futuro con origen en vosotros, una generación perdida de vagos, ilusos y subnormales nacida de la escoria de los 80.
¿Han cambiado las cosas desde la época en la que vosotros estudiábais o era más o menos la misma mierda? ¿Es verdad que el fracaso escolar antes de la reforma educativa era algo casi inexistente? Contad anécdotas que reflejen vuestra vida estudiantil en la secundaria (esto va por Benito).
Me queda un año para acabar al instituto, y lo que he tenido que ver en los días lectivos de los últimos 5 años no se parece en nada a lo del vídeo de arriba. Más bien es una mezcla de hipocresía, mediocridad y pobreza en lugar de la opulencia, la estética y la perfección que ostentan los Wildcats de High School Musical.
Las instalaciones.
Mi instituto no es mucho más grande que el estadio en el que ellos se dan el lujo de jugar a baloncesto. Es un edificio viejo, construido durante la Segunda República, que apenas se sustenta y que ya ha dado muestras de debilidad: techos que se caen, paredes con grietas, pintura descascarada. Desde hace años existe un proyecto para ampliar el centro y restaurar la parte antigua, pero presiento que lo verán acabado mis nietos (si es que sobreviven a mi sótano y a las taras genéticas derivadas de las relaciones incestuosas). En cuanto al material, la situación no es muy diferente. Disponemos de una docena de ordenadores de diez años de antigüedad (4 de los cuales no están operativos), y la conexión a Internet funciona de manera intermitente. Por ello, en las clases de informática no se tocan los ordenadores.
El aula de tecnología no dispone de suficientes mesas de trabajo para que toda la clase se dedique a tareas prácticas, por lo que mientras una mitad del grupo se centra en el libro, la otra corta madera y pela cables; ante tal situación, es imposible para la profesora tener controlada a la clase.
Sería conveniente tener sesiones de listening en las clases de inglés, no obstante, los equipos de audio no funcionan bien, lo cual también dificulta las clases de música (dadas en un aula con una acústica malísima que intenta solventarse grapando almohadas en las paredes

En cuanto a la clase de educación física, la situación es aún más deprimente si cabe: después de llevar una eternidad esperando un paquete de material de la Generalitat, nos enviaron un pedido equivocado, con las únicas cosas de las que sí disponíamos. A esperar otros diez años más para que nos envíen lo correcto.
Por lo que se ve, alguna mente iluminada ha decidido gastarse en putas el dinero originalmente destinado a la educación de los adultos del futuro. Total, si vamos al instituto a grabar cómo nos pegamos para luego subirlo a youtube, ¿para qué invertir en nosotros?
El profesorado.
Con notables excepciones, el grueso de los profesores está compuesto por gente desmotivada tras años de tortura constante por parte de una juventud cada vez más salvaje y alejada del control de los padres. Estos prefieren salir los sábados a emborracharse y a meterse setenta tiros por noche entre pecho y espalda en lugar de criar a los hijos. Siempre habrá, piensan, una sudaca que por una miseria te los educa, enseñándoles cómo hacer una danza de la lluvia que guste a los dioses y ayudándoles a evitar a los INVENTORES DE FALASIAS como los que creen en la evolución en lugar de la Biblia.
Entre los educadores encontramos de todo, pero los que llevan más de 25 años trabajando siempre coinciden en algo: todos los estudiantes actuales tenemos una tara de fábrica que nos convierte en mermados; en contraposición, los que se graduaron en los tiempos de la EGB, COU, BUP, PDA o lo que coño sea eran unos receptáculos de conocimiento infalibles, los alumnos perfectos, los que nunca suspendían un examen y tenían un respeto sumo por la palabra del profesor. No sé qué les enseñarán en la facultad, pero es obvio que la mayoría ha suspendido la asignatura de pedagogía: no entiendo cómo puedes motivar a alguien a que se esfuerce a estudiar poniendo un listón imaginario (porque el paso del tiempo pervierte la memoria) por las nubes, haciendo que para el retra medio sea algo inimaginable sacar más de un 6 en un examen, algo que sólo está al alcance de los arcanos que estudiaban antes de la reforma educativa

El alumnado.
En High School Musical, cual utopía platónica, cada uno tiene una función acorde a su naturaleza, y en consecuencia, lleva una existencia feliz. El protagonista es capitán del equipo de baloncesto y tiene como novia a una loli más petable que Megan Fox después de una ducha. La rubia tonta, además de ser rematadamente subnormal, está firmando autógrafos todo el día de lo popular que es. El negro honra a sus antepasados muertos en los campos de algodón marcándose un baile que ni Patrick "Cancer's eating me" Swayze en esa aberración conocida como Dirty Dancing. Y así con todos. Cada uno con su papel definido, y aquel que no lo tiene es un extra: apenas aparece, no tiene importancia en la historia, es prescindible, no mencionable.
En la vida real, la que yo tengo que vivir de 8:00 a 14:00 de lunes a viernes, todos los alumnos somos extras. Los jóvenes de hoy en día son una masa heterogénea de retraso mental y pobreza de espíritu. Son el producto de la progresiva deshumanización y despreocupación por el futuro con origen en vosotros, una generación perdida de vagos, ilusos y subnormales nacida de la escoria de los 80.
¿Han cambiado las cosas desde la época en la que vosotros estudiábais o era más o menos la misma mierda? ¿Es verdad que el fracaso escolar antes de la reforma educativa era algo casi inexistente? Contad anécdotas que reflejen vuestra vida estudiantil en la secundaria (esto va por Benito).