Sicoquilers. Cáncer y Edelweiss haciéndose pajas

Si alguno de vosotros tiene una furgoneta podríamos organizar una road kdd recorriendo las carreteras de Europa para ir matando putas.
 
Si alguno de vosotros tiene una furgoneta podríamos organizar una road kdd recorriendo las carreteras de Europa para ir matando putas.

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Yo tengo un escarabajo amarillo.
 
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Cambiando un poco de tercio last thursday me encontré con la historia de este tipo

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El brasas escribió una nota de suicidio de 1905 páginas que envió a familiares y hamijos diciendo que era nihilista y que no merecía la pena de vivir. Cuando tenga tiempo me la leo.

Y además esto.

VOLIANIHIL: Las notas de suicidio de Mitchell Heisman

"Ya está, he cumplido mi parte. Quiero morir y que muráis conmigo". Así nos avisaba esta madrugada uno de los colegas -me niego a llamarle compañero- con el que hace más de tres años formamos un grupo de traducción de la nota de suicidio de Mitchell Heisman. Lo constituimos al poco de conocer la noticia, una mañana muy temprano, cerca de Atocha. Era un bar de esos donde acompañan la cerveza con una "tapa" de aceitunas de lata y patatas chips, algo contra lo que siempre me he rebelado: o aceitunas de verdad, marinadas, o patatas de verdad, fritas. Si son chips, por lo menos que tengan unos boquerones en vinagre encima.

Es inspirable, se ve.
 
Cambiando un poco de tercio last thursday me encontré con la historia de este tipo

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El brasas escribió una nota de suicidio de 1905 páginas que envió a familiares y hamijos diciendo que era nihilista y que no merecía la pena de vivir. Cuando tenga tiempo me la leo.

Y además esto.

VOLIANIHIL: Las notas de suicidio de Mitchell Heisman



Es inspirable, se ve.

Me recuerda a un conocido que desde que le dejó la novia escribe a diario en su facefuck las ganas que tiene de suicidarse porque la novia lo ha dejado. Solo que este tio da la brasa de una tacada y después lo hace de verdad. Así deja de dar por el culo.
 
Gilles de Rais sólo secuestraba niños. Todos tenían entre siete y catorce años. Sus enviados explicaban que el gran barón, el héroe que había liberado Francia peleando junto a una Santa, iba a enviarlos al extranjero para que recibieran una educación adecuada. Si los padres no estaban presentes, los cómplices se limitaban a secuestrar a los niños mientras jugaban en las calles. Aparte de las víctimas que le conseguían sus ayudantes, se instalaba en las ventanas del castillo y cuando los mendigos jóvenes, atraídos por la fama de su generosidad, acudían a pedir limosna, los escogía con la mirada, hacía subir a aquellos que le gustaban y los arrojaba a una mazmorra. Al anochecer, cuando sus sentidos estaban excitados, Gilles de Rais y sus amigos se retiraban a una habitación apartada del castillo. Allí llevaban a los niños encerrados en los sótanos. Los desnudaban y los amordazaban; el Mariscal también se desnudaba; luego los violaba, cortándoles después con la daga, complaciéndose en desmembrarlos vivos poco a poco. Otras veces les abría el pecho con su daga y bebía el aliento de sus pulmones; les rasgaba también el vientre y lo olfateaba, agrandando con sus manos la herida, y se sentaba dentro. Entonces, mientras se frotaba con los excrementos escapados de los intestinos de los niños, se volvía un poco y miraba por encima del hombro, para contemplar las convulsiones, los últimos espasmos. Él mismo declararía: “Me sentía más contento gozando con las torturas, las lágrimas, el espanto y la sangre, que con cualquier otro placer”. Después se cansó de los deleites fecales. Un pasaje del proceso informa que “dicho señor se excitaba con muchachos, algunas veces con chiquillas, con las que cohabitaba abriéndoles un agujero en el vientre y aseguraba que le causaba más placer y menos trabajo que por la vía natural”. Después de lo cual les serraba lentamente la garganta para penetrarlos por las abiertas heridas del cuello, empapándose de sangre y eyaculando allí. A un niño llegó a vaciarle los ojos y romperle parte del hueso para después, mientras su víctima daba alaridos de dolor, penetrarlo por las cuencas vacías y sangrantes. Luego colocaba el cadáver, las sábanas, las ropas, en el brasero del hogar de la chimenea, lleno de madera y hojas secas, y arrojaba las cenizas a las letrinas, al viento desde lo alto de una torre, y a los fosos y las zanjas.

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Sup'?
 
Cambiando un poco de tercio last thursday me encontré con la historia de este tipo

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El brasas escribió una nota de suicidio de 1905 páginas que envió a familiares y hamijos diciendo que era nihilista y que no merecía la pena de vivir. Cuando tenga tiempo me la leo.

Lo que pasó en realidad es que tras terminar la carta, poner el punto final en la página 1905, cuando iba a comprobar todo con el corrector ortográfico de Word, murió de viejo.
 
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