Hay simpas legítimos y totalmente justificados, y otros que son de abofetear a la gente por idiota.
Algunos casos, como los de Melpomene o Sekhmet dan vergüenza ajena y no aceptan justificación posible. Eso de "el tren es viejo y chirría, así que no pago" es una excusa zafia que no hay por donde agarrarla. Seguro que cuando cogen una oferta de AVE en Clase Club (a veces se pueden encontrar online por menos de 60€ el trayecto) no pagan más por haber recibido un servicio excepcional, sin chirridos y repleto de sonrisas.
Me recuerda a mi época de Erasmus, una época en la que mangonear marcaba la diferencia entre sobrevivir un mes o no, pues eran tiempos en los que la Beca era de 110€ mensuales (solo el alquiler de la residencia estaba en 150€), muy lejos de los hasta 600€ que se pueden conseguir hoy.
En mi caso, los simpas eran justificados, aunque no legítimos, ya que entraba en H&M o C&A y me iba con la ropa puesta, pues no tenían alarmas en la ropa. Así me pude ahorrar varios cienes de Euros. Entraba en la tienda, tanteaba la ropa, veía que prendas no llevaban alarma, me la ponía y fuera, da igual que fuera una camiseta que un chaquetón. Era un simpa rápido y seguro.
Otros compañeros tiraban por el simpa arriesgado, que era similar al que hacían nuestros bandoleros favoritos, Melpómene y Sekhmet. Y es que viajar en Alemania no es nada barato, pero sí es fácil colarse en un tren alemán, aunque si te pillan la has cagado bien cagada: no se cortan en mandar la multa a España o bajarte en la próxima y ponerte a disposición de la Policía.
Y había un tercer grupo que eran los que tiraban a todo, mangoneo discrecional. Con esta gente tuve una enganchada especialmente seria, pues buscaban pagar el mínimo, nada a ser posible, en cualquier caso, ya fuera colándose en el tren, robando comida o mangando postales. Fue por esta razón, durante un viaje a la Rep. Checa, por la cual les enganché y les dije que dejaran de hacer el ridículo.
La situación era tan triste como querer robar postales en un kiosko de Karlovy Vary con las que escribir a los familiares. Recuerdo que cada postal, al cambio, se quedaba en un abusivo precio de varios céntimos de Euro (me parece que se quedaba en 10 céntimos). Así que viendo lo RUIN y DESPRECIABLE de la situación, viendo cómo planeaban robarlas entre risas y cachondeo, les comenté si también les iban a decir a los padres que estaban escribiendo en postales que habían robado como ratas cobardes a un tío que lo único que tiene es eso, vender postales y recuerdos a los turistas que van al quinto coño de la República Checa. Les dije sin más que si alguien tenía los cojones de mangar una postal de 10 céntimos, yo mismo me encargaba de denunciarlo.
Precisamente, los de este último grupo eran los que siempre andaban con el rollo izquierdista de la política. ¿Casualidad? No lo creo.
Y en cuanto a simpas totalmente justificados, hay uno que es el que ejerzo cuando salgo a tomar algo por ahí.
Soy un tipo maniático, y no me gusta tener que andar detrás de los camareros, ni para pedir la comida, ni para recordarles que he pedido una caña, y mucho menos para pedir la cuenta. En este caso, suelo imponerme un límite de 3 veces para pedir la cuenta, y dependiendo de la actitud del camarero puede bajar a 2. Si pasado ese límite, en el cual estoy insistiendo en que quiero pagar mis consumiciones, no hay respuesta, doy por sentado que me están invitando, así que me levanto y me voy.
Si el camarero me dice algo al irme, se lo digo "he insistido en pedir la cuenta, no me la traían y he dado por hecho que me invitaban", y entonces es cuando, entre disculpas y bromas que no me hacen gracia te traen la cuenta con celeridad.
Si el camarero no dice nada, pues es lo que hay.