El problema de la excesiva blandura de la justicia española viene provocada como consecuencia de la ley del péndulo. Con el franquismo la brutalidad policial y penal consiguió tener las calles de España lo más limpias de delincuentes posible. Sin embargo, esa dureza dificultaba enormemente la reinserción del recluso en la sociedad ya que pasaba demasiado tiempo en la cárcel y desaprendía como desenvolverse en ella.
Con la llegada de la democracia se suavizaron todas las leyes para facilitar una reinserción que a finales de los 70 y principios de los 80 era posible. En el fondo era una buena cosa la laxitud de las leyes porque estaban hechas para que los delincuentes "se hicieran buenos". No obstante, con la llegada de inmigrantes ilegales cuya única forma de vida es la delincuencia, el sistema penal español se ha visto desbordado por esa gente y no puede dar respuesta a las necesidades de seguridad de la población sin dejar desatendida la necesidad de reinserción del delincuente español de toda la vida. Las leyes son iguales para todos y lo que puede ser positivo para un yonki es totalmente negativo para un rumano multireincidente con 100 detenciones a sus espaldas.
Otro problema añadido es el corte de las prisiones que las paga el estado. Detener a tanta gente y durante mucho tiempo supone unos gastos muy grandes, máxime cuando a los reclusos se les mantiene en unas condiciones en muchos casos superiores a las que disfrutan en su casa (jugando a la PS2 tras la hora de patio, por ejemplo). Eso dispara los gastos de mantenimiento del sistema penitenciario y la única vía de escape posible es meter a cuanta menos gente mejor y durante el menor tiempo posible.
Cambiar las leyes sí. Introducir trabajos forzados para que las prisiones no dependan tanto del estado también.