Traumatismo craneal

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Deicide

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16 May 2003
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Los traumatismos craneales son la causa del mayor número de muertes y discapacidades antes de los 50 años. Un dato también interesante, es que en más del 70% de los accidentes de tráfico se producen traumatismos craneales. Además, los golpes en la cabeza son frecuentes en determinados deportes como la equitación, el esquí, el boxeo, el fútbol, etc. Hay que tener en cuenta que una pelota de fútbol golpeada al vuelo puede alcanzar velocidades superiores a 100 Km. por hora y suponer un peso aproximado de 400 gr., lo que transmite un impacto fuerte al golpear sobre la cabeza.
En personas jóvenes menores de 35 años, los traumatismos violentos sobre la cabeza constituyen una de las principales causas de muerte y cuando sucede una lesión cerebral grave, cerca del 50% de las personas fallecen a pesar de haber recibido un tratamiento adecuado.

En algunos casos las lesiones cerebrales se producen por una herida penetrante craneal o por la rotura de los huesos del cráneo que protegen al cerebro.

En otras ocasiones, el impacto sobre el cráneo produce una aceleración y deceleración cerebral rápida que lesiona el tejido nervioso en el lugar del impacto y, a veces, en el polo opuesto por el fenómeno del contragolpe. Como consecuencia de esto, el tejido nervioso, los vasos sanguíneos y las meninges (membrana de naturaleza conjuntiva que, junto con otras dos, envuelve el encéfalo y la médula espinal) pueden resultar desgarrados, arrancados o rotos, con la correspondiente lesión y en algunos casos hemorragias internas.

A veces, si se produce una hemorragia, la sangre se acumula en el interior del cráneo ocupando un espacio y aumentando la presión sobre el tejido nervioso provocándole un sufrimiento agudo.

Otras veces, sin que exista una hemorragia, el daño cerebral produce una salida del líquido (edema) en el tejido cerebral, esto produce el efecto de una lesión expansiva que aumenta la presión dentro del cráneo, comprometiendo el tejido nervioso y provocando síntomas neurológicos que pueden ser localizados o incluso generalizados; siendo en los casos graves una consecuencia de todo esto la salida del tejido cerebral por el agujero occipital (por este agujero se relaciona el encéfalo con la médula espinal) lo que provoca una parada cardiorrespiratoria y como consecuencia la muerte.



Síntomas

Dependiendo de la intensidad del golpe, nos podemos encontrar con distintas situaciones que requerirán en cada caso una orientación distinta.
En los casos más leves el traumatismo produce lo que se conoce como confusión o conmoción, que se caracteriza por una pérdida transitoria de la atención o de la memoria que puede durar unos segundos o minutos después del golpe, sin que existan lesiones detectables en el cerebro, y que no deja secuelas ni síntomas neurológicos residuales. Frecuentemente, después de una conmoción, los accidentados pueden tener dolor de cabeza, mareos, dificultad para concentrarse, pérdida de memoria ligera, incluso apatía, ansiedad y agitación. Estos síntomas constituyen un cuadro médico que se conoce como síndrome postconmoción y que en algunos casos puede necesitar tratamiento psiquiátrico.

Cuando el traumatismo es más importante, se puede presentar una contusión cerebral, que se acompaña con frecuencia de heridas y fracturas del cráneo. En estos pacientes se pueden encontrar síntomas neurológicos diversos dependiendo de la lesión y en los casos más graves puede aparecer edema cerebral (salida del líquido de la arterias y venas del tejido cerebral). Como consecuencia del aumento de la presión dentro del cráneo, los pacientes pueden presentar rigidez de nunca, coma, parálisis de medio cuerpo, trastornos en la respiración que se hace irregular, observándose las pupilas dilatadas y además, éstas no responden al estímulo con la luz. En estos pacientes, especialmente cuando se ha producido el traumatismo craneal en un accidente de tráfico, se observan comúnmente lesiones en otras partes del cuerpo, incluido el tórax, que requerirán también una atención prioritaria.

Otra consecuencia de los traumatismos craneales puede ser la formación de un hematoma subdural agudo, que es la concentración de sangre entre la duramadre (meninge externa, gruesa, de estructura fibrosa y adherida a la pared craneal) y la aracnoides (meninge formada por un tejido claro y seroso). También puede formarse el hematoma dentro del tejido cerebral, lo que produce un aumento de la presión dentro del cráneo que, si no se resuelve en poco tiempo, conduce al fallecimiento como consecuencia de la presión dentro del cráneo y la herniación (formación o desarrollo de una hernia) del tejido cerebral que se impacta en el orificio que existe en la región occipital del cráneo para la salida de la médula espinal.

Los pacientes en estos casos presentarán un coma profundo, las pupilas estarán dilatadas y fijas, aparecerá una parálisis de medio cuerpo con espasmos (contracción brusca de los músculos) y una rigidez de nuca característica que indica que existe una descerebración (inactividad cerebral) traumática. La evacuación rápida a un hospital de estos pacientes y la intervención quirúrgica para drenar y eliminar la sangre acumulada en el interior del cráneo, es vital para asegurar la supervivencia sin secuelas del paciente.

Otro cuadro clínico distinto que se observa en las personas que sufren un traumatismo craneal, es el que produce el hematoma subdural crónico, que se caracteriza porque el paciente, después del golpe, puede estar durante varias semanas sin ningún síntoma y al cabo de unos días, o a veces semanas, el paciente presenta síntomas retardados que a veces despistan por haber transcurrido un periodo de tiempo considerable desde el golpe. Estos hematomas son frecuentes en pacientes alcohólicos y pacientes mayores en los que un pequeño traumatismo puede haberse olvidado. Los síntomas que presentan son: dolor de cabeza que aumenta progresivamente de día en día, disminución del nivel de conciencia, confusión y pérdida de fuerza de forma leve o moderada en una parte del cuerpo.

En niños, el hematoma subdural crónico puede producir un aumento del perímetro del cráneo al no estar soldados los huesos. Sospechar la posibilidad de esta enfermedad y realizar una resonancia magnética o un escáner de cerebro es fundamental para llegar al diagnóstico y realizar el tratamiento quirúrgico.

Se puede presentar un tipo de hematoma distinto entré el cráneo y la parte más externa de las meninges (la duramadre), este tipo de hematoma se conoce con el nombre de hematoma epidural. Esta concentración de sangre es producida por la ruptura de alguna arteria, generalmente una rama de la arteria meningea media. Pocas horas después del golpe, los pacientes presentan dolor de cabeza progresivo, deterioro del nivel de conciencia, trastornos en la movilidad de los músculos y cambios en las pupilas. En estos casos es muy característico que después del golpe el paciente presente un tiempo lúcido sin síntomas y al cabo de unas horas comiencen a manifestarse los síntomas descritos. Conocer esta posibilidad y trasladar al paciente inmediatamente a un hospital para la realización de una intervención quirúrgica que permita la evacuación de la sangre y evite la comprensión y el deterioro cerebral, es primordial para evitar complicaciones y asegurar la recuperación de la víctima.

Finalmente, citar que algunos pacientes después de un golpe craneal fuerte, pueden presentar una epilepsia (enfermedad nerviosa crónica, caracterizada por accesos de pérdida del conocimiento seguida de convulsiones) que puede iniciarse incluso años después de haber recibido el golpe en la cabeza.

En los casos más desafortunados, la lesión provocada por un traumatismo craneoencefálico puede producir un estado vegetativo persistente, es decir, una situación clínica grave en la que el paciente queda indefinidamente inconsciente, manteniendo sólo las actividades del tronco del cerebro que le permiten respirar y llevar a cabo el funcionamiento normal del corazón. La actuación correcta en estos casos es, por tanto, de vital importancia.



¿Cómo actuar?

1.- En el lugar del accidente: si el paciente está inconsciente es de vital importancia asegurarse que la vía aérea está libre y que puede respirar normalmente. La obstrucción de la vía aérea en una persona inconsciente, independientemente de la causa, provocará la muerte en pocos minutos o dejará una lesión cerebral añadida por la supresión del suministro de oxígeno al cerebro.
Si la persona accidentada está inconsciente pero respira con normalidad, se la debe colocar de medio lado con la cabeza ligeramente levantada, para asegurar que la vía aérea se mantiene abierta y que en caso de producirse un vómito el contenido del mismo sale al exterior sin ser respirado al pulmón, lo que produciría una complicación añadida. Esta posición de seguridad se consigue con la víctima echada en el suelo y girada sobre su lado izquierdo, con el brazo izquierdo detrás de la espalda y con la pierna derecha doblada en ángulo recto a nivel de la cadera y de la rodilla. El brazo derecho se coloca por delante del cuerpo, con la mano en el suelo y la pierna izquierda estirada. En esta posición el paciente puede respirar perfectamente mientras espera el momento en que pueda realizarse el traslado de forma segura a un hospital.

Si la persona accidentada no respira por sí misma, deberá iniciarse la respiración artificial utilizando la técnica de reanimación cardiopulmonar que consiste en colocar a la víctima sobre la espalda, con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás para proceder a realizar la respiración artificial. Previamente habrá que extraer de la boca objetos como dentaduras, dientes sueltos, tierra o restos de comida, para asegurarse que el aire puede llegar hasta el pulmón. Con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, se tira hacia arriba de la mandíbula inferior para evitar que la lengua obstruya la vía respiratorias. Algunas veces esta posición libera la vía aérea y permite que el paciente respiré espontáneamente, si es así, entonces no haría falta realizar la respiración artificial y bastaría con colocar una mano en la frente del lesionado mientras la otra aguanta el cuello, de forma que se mantenga la cabeza en posición extendida con la boca abierta. Si la persona no respira, se realizará la respiración boca a boca.

Además, habrá que comprobar si el paciente tiene pulso, colocando la yema del dedo índice y medio en el cuello para comprobar si existe latido cardiaco. De no existir, se deberá hacer un masaje cardiaco combinado con la respiración artificial.

En el momento de recibir la asistencia, que ha debido reclamarse inmediatamente, el personal sanitario que acuda con la ambulancia se hará cargo del paciente y, tras estabilizarlo y asegurar su respiración y su pulso, procederá a su traslado urgente al hospital. Es importante, mientras se espera la ayuda solicitada, cubrir a la víctima con una manta para evitar que se enfríe, no dándole de beber si está inconsciente ni dejándolo solo hasta haber recibido el apoyo necesario.

En casos en los que se sospeche que existe una fractura en el cuello, es importante tener en cuenta que la cabeza de la víctima no debe doblarse hacia atrás para liberar las vías aéreas, y si es un motorista no debe retirarse el casco, asegurando la liberación de la vía aérea sólo tirando de la mandíbula inferior.

Cualquier lesión de la cabeza con pérdida de conocimiento debe considerarse grave y el individuo deberá ser trasladado al hospital lo antes posible para su atención inmediata.

La respiración boca a boca y el masaje cardiaco, es decir, la reanimación cardiopulmonar (RCP), es el único medio eficaz para mantener artificialmente al paciente cuando no se tienen a mano otros medios.

Una vez en el hospital, los médicos procederán a la exploración y valoración de la víctima, realizando los distintos procedimientos diagnósticos terapéuticos para asegurar la recuperación del paciente.

2.- Los pacientes que tienen conmoción cerebral y que, por tanto, no presentan síntomas en los minutos u horas posteriores al accidente, deben vigilarse estrechamente durante las primeras 24 horas para asegurarse que no se produce una complicación tardía de las descritas anteriormente. Es recomendable siempre una valoración médica y si el resultado de esta valoración descarta un problema mayor, el paciente puede desplazarse a su domicilio, manteniendo esta vigilancia durante las primeras 24 - 48 horas en las que podría producirse alguna complicación tardía que requiriera la revisión inmediata en el hospital.

Tras asistir a un centro sanitario para la valoración de una persona que ha tenido un golpe en la cabeza y que aparentemente se encuentra bien, los servicios sanitarios facilitarán una hoja con la recomendaciones generales a tener en cuenta en estas primeras 24 - 48 horas.
 
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Un amigo murio de Hidrocefalia a los 19 años de edad y parece ser que de pequeño se dio un golpe en la cabeza y que esta lesion origino luego la enfermedad. Por eso hay que estar muy atentos a los golpes que nos demos en la cabeza...

HS!
 
Joder q mal rollo q yo de peke me he dado algun q otro buen golpe en la cabeza. Ahora q lo pienso no siendo tan peke tb me he dado algun q otro golpazo sobre todo en la nieve y creedme q cuando la nieve esta dura duele un huevo eh.
 
Yo me caí de cabeza desde un tobogan de los altos, y ya ves...eso si, para ir en bici, mi casco rojo ultraortera y molón... :D

anm
constructor de sueños.
 
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