Victor I
Freak
- Registro
- 24 Ene 2006
- Mensajes
- 6.874
- Reacciones
- 45
No sólo me mueve mi enfermiza querencia por los marginados y extravagantes miembros de nuestra podrida sociedad. Podría ser motivo suficiente para loarlos el saber que defendiendo la causa sodomita y equívoca del amor entre iguales me coloca, como diría Bukowski, peleando a la contra. No sirvo para conquistar nuevos territorios, pero se me da bien atrincherarme y mantener la posición, no ceder mi marca, aguantar estoicamente el asedio de la masa.
Los maricas con su sexualidad exhibicionista y procaz, con su erótica desmedida, soez, deslenguada y aceitosa, son, sin duda el mejor aliado para catalizar la promiscuidad femenina. Donde hay maricas hay putas. Este es un hecho indiscutible, sólido y veraz como los ciclos planetarios o la inexistencia del sidra. Aquellos gremios donde las hembras son aleccionadas a desenfundar su adormecida lujuria por sus floridos compañeros, presentan unos índices de zorrerio joviales y desmesurados.
A medida que comparten jornadas laborales con estos zapadores de los sólidos cimientos de la moralidad más tradicional, van siendo ilustradas en el placer y la liberación que supone disfrutar sin compromisos ni culpas de toda la voluptuosidad de sus diferentes orificios. Cada lunes escuchan las mismas historias de rectos perforados por prodigiosos calibres fálicos, de encuentros inesperados y deliciosamente finalizados, de bocas rebosantes de líquido escrotal.
El ejemplo de las peluqueras es de los más renombrados. Peluqueras e invertidos forman un equipo de granítica fidelidad. A salvo de la coercitiva presencia del macho heterosexual, la incitación es continua y erosiva. Los eslóganes del tipo "nena, a darle alegría al coño" se suceden como ataques de acído corrosivo que desintegran, bien la hipocresia con la desdeñaban quitarle el candado a su sedienta vagina, bien la leve cota protectora de prejuicios que atenazaba sus primitivos instintos. Al cabo de unas pocas semanas cada viernes se suceden los retos acerca de las pollas con las que se van a cepillar los dientes.
Por eso levanto mi copa, y espero acompañeis en el brindis, a favor de ese impagable aliado que es el amigo gay. Pensad que muchas de las que saltan voraces y despreocupadas sobre vuestras enhiestas pollas han sido educadas en tan excelente práctica por alguno de sus compañeros de marcadas filías helénicas.
Los maricas con su sexualidad exhibicionista y procaz, con su erótica desmedida, soez, deslenguada y aceitosa, son, sin duda el mejor aliado para catalizar la promiscuidad femenina. Donde hay maricas hay putas. Este es un hecho indiscutible, sólido y veraz como los ciclos planetarios o la inexistencia del sidra. Aquellos gremios donde las hembras son aleccionadas a desenfundar su adormecida lujuria por sus floridos compañeros, presentan unos índices de zorrerio joviales y desmesurados.
A medida que comparten jornadas laborales con estos zapadores de los sólidos cimientos de la moralidad más tradicional, van siendo ilustradas en el placer y la liberación que supone disfrutar sin compromisos ni culpas de toda la voluptuosidad de sus diferentes orificios. Cada lunes escuchan las mismas historias de rectos perforados por prodigiosos calibres fálicos, de encuentros inesperados y deliciosamente finalizados, de bocas rebosantes de líquido escrotal.
El ejemplo de las peluqueras es de los más renombrados. Peluqueras e invertidos forman un equipo de granítica fidelidad. A salvo de la coercitiva presencia del macho heterosexual, la incitación es continua y erosiva. Los eslóganes del tipo "nena, a darle alegría al coño" se suceden como ataques de acído corrosivo que desintegran, bien la hipocresia con la desdeñaban quitarle el candado a su sedienta vagina, bien la leve cota protectora de prejuicios que atenazaba sus primitivos instintos. Al cabo de unas pocas semanas cada viernes se suceden los retos acerca de las pollas con las que se van a cepillar los dientes.
Por eso levanto mi copa, y espero acompañeis en el brindis, a favor de ese impagable aliado que es el amigo gay. Pensad que muchas de las que saltan voraces y despreocupadas sobre vuestras enhiestas pollas han sido educadas en tan excelente práctica por alguno de sus compañeros de marcadas filías helénicas.