Victor I
Freak
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Ya me conoceis, de obra, palabra e intención. Soy lo más pizpireto de este sacrosanto Foro, soy españolísimo, sufrido y delicado, soy melindroso, altanero y mineral. Hoy tengo el día mohíno, hoy estoy huidizo, hoy toca requiebros y desgana. Incluso en mí, todo corazón, todo belleza, las portadas de los periódicos tienen efecto. Debería estar por encima de las miserias terrenales, pero en días como hoy, con estos últimos remedos de invierno ululando por la calle, se me encoge un poco el pecho y se me enturbia la mirada. Desde mi casa veo la Cruz de los Caídos y me consta que a sus pies un cadáver espera mi ansia necrófila para ser desenterrado, para llevármelo a hombros hasta el balcón del Palacio Real y revitalizar las pasiones en el sentido que sean, para catalizar algún tipo de reacción, en su contra, a su favor, a garrotazo limpio o vestidos de mantilla y luto rigoroso al paso de la procesión.
Eligo una noticia al azar, la subida de un billete de Metro que nunca utilizo. Una subida inmoral, una subida digna de dar explicaciones en el Tribunal de la Haya. En un país desangrado, con la miseria aprentando duro en los comedores sociales, se han lanzado al cuello del ciudadano de a pie en un nuevo feudalismo donde todos pagamos para trabajar de mamporreros. Así están las cosas, los de arriba saben de sobra como son los de abajo, de lo que son capaces. Saben que toda su ira pueda llegar a convertirse en un 15-M, cuidado señorones, peligro de muerte, pueden llegar a reunirse en la plaza del pueblo y hacer una sentada movimiendo las manos, plantando huertos ecológicos y repartiendo bocadillos de tofu. Es un asunto serio, son gente peligrosa, son gente corrosiva, dispuesta a sacudir cencerros y tambores por la Gran Via. El sistema se tambalea
Contra Franco vivíamos mejor, sufríamos mejor, odiábamos mejor. Contra Franco había motivos y miedos para estar callados, motivos para amarle hasta el espanto, motivos para cruzar la frontera para hacerse unas pajillas en los cines en Perpignan, motivos para cantar El cara al sol o leer poemas de Lorca en la clandestinidad. Había algo vigoroso en nuestra sangre, había hombres que se comportaban como hombres y mujeres que hubieran hecho las delicias entre los sufridores del Rapiñas. Las cosas estaban bien o mal, pero tenían un sentido, una lógica, había un sistema, una jerarquía, todo esta definido sin tanto perfil difuminado, sin tanta ambigüedad
Huelga de tranvías de Barcelona de 1951 - Wikipedia, la enciclopedia libre
La huelga de tranvías de Barcelona de 1951
Historias de España: Huelga a la catalana
El resumen de todo esto es que hace 60 años había una dictadura donde alzar la voz tenía consecuencias. Pero también había un pueblo que no quería pagar por un billete de tranvía lo que no podía pagar. Y el pueblo, sin internet, ni móviles, ni wasap, ni pollas cibernéticas, se organizó, boca a boca, puerta a puerta. Pero claro, para eso hacen falta cojones, echarle huevos, tirar p'alante y tu y yo y todos, hamijos foreros, estamos mejor en casa dándole duro al porno. Para que la huelga de los tranvias se repita hace falta un general al que odiar o un general al que llamar Caudillo y dedicarle el nombre de nuestro primogénito. Mariano, en cambio, es el presi de la escalera, el memorion del clase, el amigo notario que se casó con la catequista. No genera nada, ni odio, ni amor, tan solo aburre, apelmaza, anestesia. Tengo sueño, quiero dormir.
p.d. Perdón por las molestias...