Juvenal
Clásico
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- 23 Ago 2004
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Tiempo hace que llegué de mi Aquino natal a la Urbe. Visito sus amplios pórticos, y como todo ciudadano, jaleo en el anfiteatro a mis luchadores favoritos e inclino el pulgar. Paseo por las plazas donde el pretor imparte justicia, por las basílicas donde se cierran negocios, por los mercados abastecidos de las más exóticas maravillas.
Pensé que sería una estancia breve, pero he sucumbido a la fascinación de Roma. Compongo detestables versos y me gusta recitarlos en todo momento y lugar. La gente se tapa los oídos y sale huyendo, otros se ríen. Me gusta, las Musas están conmigo susurrándome al oído, yo sólo soy un mero instrumento de ellas.
A lo lejos, en el horizonte se recorta el palacio imperial. No es tarea mía, sino de los historiadores de lo porvenir, saber si el emperador será recordado como un Antonino Pío o un Domiciano.
No olvido la visión de los escorpiones que moran en las arenas de Egipto. Juvenal sólo habla mal de los muertos, y prefiere vivir en la capital del Imperio a expensas de algún mecenas.
Camino por las calles atestadas, por el foro vocinglero. Aquí se junta gente de todos los rincones del imperio y de toda condición.
Patricios y plebeyos, tontos y listos, santos y criminales, putas y locos...
Hay algo que me inquieta: nunca he visto a los delatores. Susurrando crímenes imaginarios a cambio de poder disfrutar de las villas confiscadas.
Conmigo poco trabajo tendrían: apenas un bacín y un rollo de papiro, vivo en un cuartucho alquilado de la Subura.
Así que silbo tranquilo...
Pero me intriga sobremanera. Roma no sería lo mismo sin los confidentes, sin los delatores... Los hay.
¿Andandarán?
![Rome2.jpg](https://www.shsu.edu/~his_ncp/Rome2.jpg)
Pensé que sería una estancia breve, pero he sucumbido a la fascinación de Roma. Compongo detestables versos y me gusta recitarlos en todo momento y lugar. La gente se tapa los oídos y sale huyendo, otros se ríen. Me gusta, las Musas están conmigo susurrándome al oído, yo sólo soy un mero instrumento de ellas.
![domus_aurea.jpg](https://www.romaculta.it/Images/domus_aurea.jpg)
A lo lejos, en el horizonte se recorta el palacio imperial. No es tarea mía, sino de los historiadores de lo porvenir, saber si el emperador será recordado como un Antonino Pío o un Domiciano.
No olvido la visión de los escorpiones que moran en las arenas de Egipto. Juvenal sólo habla mal de los muertos, y prefiere vivir en la capital del Imperio a expensas de algún mecenas.
Camino por las calles atestadas, por el foro vocinglero. Aquí se junta gente de todos los rincones del imperio y de toda condición.
![image004.jpg](https://www.uwm.edu/People/danielz/Roman%20Empire%20Scavenger%20Hunt_files/image004.jpg)
Patricios y plebeyos, tontos y listos, santos y criminales, putas y locos...
Hay algo que me inquieta: nunca he visto a los delatores. Susurrando crímenes imaginarios a cambio de poder disfrutar de las villas confiscadas.
Conmigo poco trabajo tendrían: apenas un bacín y un rollo de papiro, vivo en un cuartucho alquilado de la Subura.
Así que silbo tranquilo...
Cantabit vacuus coram latrone viator è una (lapidaria) locuzione del poeta satirico latino Decimo Giunio Giovenale (ca. 55 - ca. 135).
Nella traduzione letterale: Il viandante con le tasche vuote può cantare in faccia al ladro.
In senso traslato: Chi non è in possesso di nulla, nulla può avere da temere.
Il senso di questa massima è piuttosto esplicito e richiama ad una certa filosofia di vita, scanzonata e - per certi versi - ricca del modo di vedere le cose tipico dell'area latino-mediterranea: molte volte è preferibile non aver nulla da perdere per poter affrontare con disinvoltura e, appunto, disincanto, anche le più imprevedibili avversità (qui rappresentate sotto la forma retorica di un ladruncolo).
Pero me intriga sobremanera. Roma no sería lo mismo sin los confidentes, sin los delatores... Los hay.
¿Andandarán?