Sea como fuere, las locazas histéricas y promiscuas, dudo mucho que se casasen pues su sino es pulular de rabo en rabo.
Otra cosa son los homosexuales más serios y calmados que son monogamos, a estos quizá les dure el contrato, pero los habrá que una vez conseguido el objetivo común del matrimonio, les falten nuevos objetivos y se depriman y consecuentemente se divorcien.
Aprestense a la nueva reivindicación de las lorettas de turno, ya no a adoptar, sino por el derecho a concebir hijos con cargo a la Seguridad Social, implantandose úteros vete tú a saber donde y a que coste.