A mi salió un bulto en la cabeza hace tropecientos años, y lo detecté porque en esa época me rapé al cero y me afeité la cabeza, cual prisionero de Gulag durante el Holomodor. Me metieron una jeringa y me hicieron una biopsia, mi madre se lo tomó a la tremenda, a mi padre se la pelaba y hacía chistes del tema, y a mi me la pelaba porque nunca llegué a pensar detenidamente en el asunto. Al final era un simple quiste de grasa, y la cosa pasó sin pena ni gloria.
Por desgracia para mis archienemigos no fenecí. Y hasta hoy lo más grave fue una pequeña infección en el prepucio y poco más.