Sí, es cierto, señor Eider, me parezco a ese menda, y por lo que me dicen, bastante. Una vez intenté escaquearme diciéndole al señor Jiménez que no era cierto, no sé por qué me dio por ahí, sería el morao de petardos, además, como bien se sabe, mentir en un foro es de pobres, así que pido disculpas por ese intento de escaqueo, al señor Jiménez y a todos los hermanos foreros. Sí, me parezco a Oscar Jaenada pero con el pelo más corto que el que luce él en esa foto.
Bueno, como veo que la señorita Rodríguez ha vuelto a salir a la palestra, relataré la precuela, el pre polvo, que no tienen tanto LOL como lo de los macarrones y tal, pero igual hasta entretiene.
Me encontraba yo en los jardines del Capote, a orillas del river Guadalquivir, fumando petardos como un hijoputa con varios desechos sociales. Estaríamos a unos tres o cuatro metros de una pandilla de aficionados al jipi jopo, y entre ¿"killo, tiene un papé"? y "dame fuego, arfavó" entrelazados acabamos interactuando. La señorita Rodríguez estaba con ellos y en una de estas pues nos pusimos a charlotear. En aquel entonces ninguno de ellos era famoso, estaban también el Zatu de SFDK y el Juaninacka, que también me cayeron bien. Total, que la Mala y yo pues nos fuimos apartando de la conversación general para comenzar una particular, donde se habló de Rape, de Rock de los sesenta y de Flamenco (pongo los géneros en mayúsculas porque la música es de lo poco en este mundo que merece la pena).
Le dije de acompañarme a por un litro con la intención de tirarle un poco los tejos, dado que como ya se sabe, tiene y tenía un culo poderoso aunque ahora se lo haya inflao o lo que sea. Mientras esperábamos los escasos veinte segundos que tardó el de la tienda en sacar el litro, le robé un beso en tol boquino, ella sonrió y me lo devolvió. Volvimos a donde estaba el grupo y allí miraditas cómplices, tal y pascual. Estaba to nervioso porque no sabía si me la acabaría jincando o qué, y sólo buscaba la manera de quedarme de nuevo a solas con ella. Pasado un rato y varios porros, los raperos decidieron retirarse justo cuando la Mala y yo estábamos de cháchara, entonces ella dijo de quedarse y ellos emprendieron la retirada caminando lentamente debido a la pachorra de los porros con sus pantalones cagaos.
Los desechos sociales que me acompañaban, al ver que estábamos los dos sentaditos en el césped abrazando nuestras rodillas (cada uno las suyas) y sonriéndonos bobaliconamente, decidieron pirarse, no sin antes dedicarnos risitas y silbidos mientras se marchaban. Entonces ella me propuso ir a su casa para fumarnos un pitillo allí, a lo que yo accedí del tirón. Cogí mi Vespino NLX to reventao y la invité a subirse en él, para, segundos más tarde, surcar la calle Torneo sin casco rumbo a la Macarena.
Lo prometido era deuda. Una vez en su casa, sacó una cajita de madera y extrajo de ella un poco de hash que liamos apresuradamente. Me estuvo poniendo temitas ahí to guapos de lo que le molaba y entre caladas y comentarios acerca de lo que escuchábamos nos acabamos comiendo to los morros. A partir de ahí, el resto de la historia y los datos phísicos de ella ya se saben.
Yo me acuerdo de vez en cuando de aquel día, porque me lo pasé de puta madre y conocí a una tía guay, siempre lo diré, que la Mala es una tía que merece la pena tela como persona. Luego ya el culazo y tal, porsupu, pero yo me acuerdo más de ella que de su culo. Fue un buen polvo y una mejor compañía.