Matar pijos en Sevilla

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Hay pijos que son unos yonkis premium y sueltan navajazos a la minima y hay canis humildes de barrio,eso es así.
Contra más dinero,más impunidad ante la justicia.
Cagón en mi puta vida.
Espero que digas ahora que lo has hecho aposta, por el LOL y el jajaja .

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Bien , vale, la exposición de motivos y esas cosas está bien.
Ahora bien: ¿Con qué bando te identificas @naxo ?
Porque tú eres un macarra de estrecho pantalón pero que a la vez hablas como un pijoputa.
 
Hay pijos que son unos yonkis premium y sueltan navajazos a la minima y hay canis humildes de barrio,eso es así.
Contra más dinero,más impunidad ante la justicia.

No, el cani nunca es humilde, puede ser tieso pero nunca humilde, si no no sería un cani. Querrás decir que hay gente de barrio humilde que no es cani.

"La caza del pijo" qué rancio y noventero suena eso, colega. Estos periolistas tienen unas ganas de sensacionalismo que no es normal.

Sevilla, a día de hoy, es un remanso de paz y concordia comparada con esa Sevilla de los 90's con su Prodigy, su Breakbeat (se DJ Karpin) esos Canis genuinos con sus chándalsitos blancos y sus peinados cenicero, haciendo rugir las Jogs por cualquier parque enseñando la suela de sus Salomon.
El pastilleo estaba a la orden del día y la violencia era moneda de cambio todos los findes en esos macro botellones con miles de criaturas empinando el codo y con las hormonas revolucionadas. Algún que otro crimen hubo. El famoso homicidio de los jardines Murillo, donde pincharon a un chaval y ahí se quedó. O ese que huyendo de sus agresores cruzó, sin mirar, Flota de Indias y fue fatalmente atropellado.
Era la época del Chato, El Negro y otras figuras cuyo mote rememoraban relatos de violencia y terror.

La Sevilla de los 80's no había sido mucho mejor.

En los 80 la cosa estaba igualada, el pijo sevillano era tan pendenciero como el pandillero, y los yonkos no tenían ni media hostia, eso sí, había mil palos a los coches, navajeo y robos con violencia a viejos. Pero luego llegaron los finales de los 90 principios del XXI y los canis hicieron estragos entre el resto de la chabalada sevillana, ya fueras ponki, heavys (que ya no eran los originales si no que ya empezaron a ser de familia media y universitarios) o pijo. Iban en manada en motillos dando pitonazos, si te tenían que dar con una barra de hierro para robarte el girociclo te lo metían, y una de sus aficiones era el dar un naranjazo en el ojo a alguien desde la moto.

Yo eso no lo viví, no residía en esta maravillosa ciudad, aunque canis lo había en todos lados, pero el sevillano era especialmente desagradable. A muchos los veía tan poca cosa con sus cadenitas, que me daba corahe, yo le daba vueltas al asunto, como era posible que si llevaban cadenas de "oro" no se las quitasen? estuve planeando que en una de las veces que fuera a Sevilla a ver la abuela, acercarme sigilosamente por la espalda de un cani solitario y descargarle una hostia con toda mi rabia a traición y robarle la cadena, nunca llegué a hacerlo.
 
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1995-2005 fue la época dorada del cani en Sevilla y Andalucía, pululaban a sus anchas por cualquier lado. Se les podía ver apatrullando barrios residenciales en sus motitos y cuando se cruzaban con algún infeliz que le sostenía la mirada al que iba de paquete, era habitual ver a este darle un toque en el hombro a su compadre para que cambiase el sentido de la marcha hasta dar alcance al palomo que, o salía por patas a un recinto seguro, o recibía estopa.
Se les podía ver haciendo batidas en los botellones, mezclándose entre la gente y mangando botellas de güisqui continente o Brugal, enfrentándose a quien les trincaba y, generalmente, dándole golpisa por estar en proporción 5 a 1.
Llegó un momento que hasta a la Policía Local le chuleaban. He llegado a ver amenazas del tipo "te reviento con el casco, payaso" mientras el policía reculaba y hacía como que no había estado allí.
 
Menudo clickbait de manual el título del hilo. :lol:
 
Los tentáculos del canismo sevillano se extendían hasta la playa elegida por los capitalinos para veranear: Matalascañas. Algunos viajaban en las scooters los casi cien kilómetros que distaban desde la capital.
La era dorada de estos despojos comprendía de mediados de los noventa hasta principios de los dosmiles, en el que se cortó de raíz por diversos motivos.
En esos años estuve trabajando de portero en algunos locales y me tocó asistir a números de lo más bizarro y violento. Desde apuñalamientos a palizas grupales, destrozo de vehículos de banda rival o desgraciados que les tocase esa noche, lanzamiento de botellas hacía la multitud de manera indiscriminadamente con los consiguientes daños en cabezas, robos en y de vehículos, atracos a lo bandolero para quitar lo poco de valor que llevasen los que volvían a casa a las tantas por calles vacías...etc.
Lo único bueno es que un grupo de canorros ahostiaron al hijo del alcalde de mi pueblo además de robarle el reloj y algo de efectivo. Un niñato pijo que por entonces vestía camisas y polos de color rosa mientras proyectaba en su mirada lo por encima que estaba del resto de catetos.
Le pusieron los hogos como dos corchos quemados.
 
Ya está bien, Vinchen, a ver si te fusionan el user con el original y te ponen "Vinchen maricón" o "propiedades, maricón, Vinchen" de rango, o simplemente "puto murciano de los cojones" que engloba a la perfección todo lo anterior.
A ver si te fusionan a ti con tu mariconez intrínseca creando un mariconetti mariconasaurius rex. Maricón.
 
Tomo prestado el título de la canción de Siniestro Total para contar la nueva moda que se está abriendo paso en Sevilla, aunque realmente no es tan nueva, porque es algo que viene sucediendo de forma recurrente en mayor o menor medida: "La caza del pijo".

Esta variedad cinegética, tan urbanita como cainita, ha vuelto más fuerte que nunca gracias a las redes sociales y está pegando especialmente fuerte en Sevilla, donde canis de barrios periféricos se convocan por Whatsapp para visitar barrios pudientes como El Porvenir, Nervión o Los Remedios y dar golpisa a los niños de flequillos imposibles. Si durante la operación pueden afanarse un móvil, una bici o una cartera, pues eso que se llevan.

De momento, la cosa ya ha salido en varios medios, principalmente porque mandaron a un chaval al hospital después de sobrepasar con él el límite de collejas que un ser humano puede recibir sin sentirse incómodo.


Y ya son varios medios los que se han hecho eco de ello alertados por los atemorizados padres, quienes, además, ponen especial énfasis en la poco resolutiva Policía, que ni está ni se le espera.


Estoy ansioso por ver las declaraciones de sociólogos y politólogos defendiendo que los agresores son las auténticas víctimas, porque su entorno social, la educación, la exclusión...que seguro que están al caer.

Me imagino a @Cenobita con su cara de pasmao viendo como apalizan a un chaval, acercándose dubitativo para terminar uniéndose dando un par de coces, amparado por la seguridad del grupo, al pijo opresor que tiene su vida solucionada al contrario que él que tiene que levantarse a trabajar para otro.

Veo a @Leproso acompañando a su hijo, mojando sus dedos en la sangre de Mauro y pintando bajo sus ojos unas líneas carmesí, como trofeo de su primera víctima.

Pienso en @hitsfromthebong en su casa, sudando de todo esto, con el rabo en la mano y el portátil encendido con 23 pestañas abiertas, a cual más perversa e inquietante.

Sea como fuere, elige tu equipo:

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VS
canis.jpg


FIGHT!
Yo ya no voy a Sevilla desde que se retiró Curro.
 
Las tornas en Sevilla cambian a partir de los 15-16 años, cuando el 75% de los pijos empiezan a meterse en cosas como remo o rugby, ambos deportes con mucho arraigo en la capital. La cosa se ve diferente cuando burreas a uno y detrás te aparecen 5 animales que pueden hacer press militar contigo.
Será verdad eso de los pijos hipertrofiados pero yo parece que solo me topo con los extremos. O el alto y canijo con los bracitos de jilguero asomando por las mangas cortas del polo (suele ser el que empieza las peleas) o el gordo con la camisa a punto de reventar con el pelo engominado y ricitos por la nuca que es el que se lleva al canijo antes de que lo ahostien o apuñalen por subnormal.
Cuando hacen piña son lo más rastrero y asesinable que te puedes encontrar por la calle.
Nunca se me va a olvidar como un grupo de estos gilipollas humillaron a un pobre tipo que vendía alguna mierda en un cesto en la zona de movida de La Cartuja allá por los noventas.
De rodillas riendo a lágrima viva metiéndose con aquel desgraciado que se buscaba la vida como podía.
Normal que se les tenga tanta inquina, en especial entre los sevillanos.
 
Será verdad eso de los pijos hipertrofiados pero yo parece que solo me topo con los extremos. O el alto y canijo con los bracitos de jilguero asomando por las mangas cortas del polo (suele ser el que empieza las peleas) o el gordo con la camisa a punto de reventar con el pelo engominado y ricitos por la nuca que es el que se lleva al canijo antes de que lo ahostien o apuñalen por subnormal.
Cuando hacen piña son lo más rastrero y asesinable que te puedes encontrar por la calle.
Nunca se me va a olvidar como un grupo de estos gilipollas humillaron a un pobre tipo que vendía alguna mierda en un cesto en la zona de movida de La Cartuja allá por los noventas.
De rodillas riendo a lágrima viva metiéndose con aquel desgraciado que se buscaba la vida como podía.
Normal que se les tenga tanta inquina, en especial entre los sevillanos.

Si la típica pandilla de pijos con sus polos que van dando palizas a la gente, los atrapan con sus jerseyles. No se de que cojones hablas y mira que me caen mas los pijales sevillanos, pero diría que estás describiendo una pandilla de canis
 
Si la típica pandilla de pijos con sus polos que van dando palizas a la gente, los atrapan con sus jerseyles. No se de que cojones hablas y mira que me caen mas los pijales sevillanos, pero diría que estás describiendo una pandilla de canis
Trabajando en esa época más de una vez me comí una pelea provocada por pijos que entre alcohol y farlopa les da por ir a meterse (reírse de él, no robarle el reloj) con el primero que pillan sobre todo si ven que va solo.
Y lo más cerca que he visto apuñalar a alguien fue a uno de estos mongolos en la puerta de un local no hace tanto, por ese mismo modus operandi. El otro tuvo una reacción proporcional según lo visto.
Que sean menos dados a liarla por norma, como los canis, no exime de que esa soberbia y altivez con la que van por la vida aflore en esas circunstancias y acaben dando la nota más de lo que pudiera parecer detrás de esa fachada.
 
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Si la típica pandilla de pijos con sus polos que van dando palizas a la gente, los atrapan con sus jerseyles. No se de que cojones hablas y mira que me caen mas los pijales sevillanos, pero diría que estás describiendo una pandilla de canis

Hombre, los pijelas no son de apalizar, pero sí que he visto grupillos de cortijeros patilleros, tajaos como perras, humillando a algún pobre mendigo de la calle y usándolo de mascota de borrachera. Auténticos hijos de puta.
 
Trabajando en esa época más de una vez me he comí una pelea provocada por pijos que entre alcohol y farlopa les da por ir a meterse (reírse de él, no robarle el reloj) con el primero que pillan sobre todo si ven que va solo.
Y lo más cerca que he visto apuñalar a alguien fue a uno de estos mongolos en la puerta de un local no hace tanto, por ese mismo modus operandi. El otro tuvo una reacción proporcional según lo visto.
Que sean menos dados a liarla por norma, como los canis, no exime de que esa soberbia y altivez con la que van por la vida aflore en esas circunstancias y acaben dando la nota más de lo que pudiera parecer detrás de esa fachada.

Hombre, los pijelas no son de apalizar, pero sí que he visto grupillos de cortijeros patilleros, tajaos como perras, humillando a algún pobre mendigo de la calle y usándolo de mascota de borrachera. Auténticos hijos de puta.

A ver, par de sevillanitos, que no digo que no puedan liarla y que sean bastante gilipollas, pero de la descripción anterior me dio mas la impresión de que era el modus operandi de los canis. Y por lo que se ve debe ocurrir en todas las etnias, primero el provocador esmirriao y luego los morlacos.

Visto lo visto, que se maten entre ellos, pero yo la verdad que prefiero pasar por delante de una panda de pijos que de canis.
 
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A ver, par de sevillanitos, que no digo que no puedan liarla y que sean bastante gilipollas, pero de la descripción anterior me dio mas la impresión de que era el modus operandi de los canis. Y por lo que se que debe ocurrir en todas las etnias, primero el provocador esmirriao y luego los morlacos.

Visto lo visto, que se maten entre ellos, pero yo la verdad que prefiero pasar por delante de una panda de pijos que de canis.

Yo también prefiero cortijeros antes que canis de mierda.
 
He conocido a bastante gente trabajando por la noche en puertas de garitos y, si bien habría quórum eligiendo a cortijeros vs canis, que nadie se piense que los posh son "fáciles". No suelen ser problemáticos en plan "sacar armas", pero sí muy aficionados a liarla empericados y borrachos + "tú no sabes quién soy yo", "amigos del dueño/socio/tal", gente de pasta que no está acostumbrada a que le digan que no a ciertas cosas y reaccionan mal cuando hacen el mongolo y los reconvienen, etc. Y le van al ruso de turno y le gritan al oído echándole "felipes" en la cara y... El collejón se lo llevan, claro.

Una excepción a lo anterior: los hijos de Calatrava (el arquitecto, no el feo humorista), que gustaban de salir por la noche de fiesta con pistolas.
 
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Hombre, los pijelas no son de apalizar, pero sí que he visto grupillos de cortijeros patilleros, tajaos como perras, humillando a algún pobre mendigo de la calle y usándolo de mascota de borrachera. Auténticos hijos de puta.
Como los que quemaron a una indigente que dormía en un cajero rociandola con gasolina.
Esto maquinado después de semanas de andar jodiendo a la pobre desgraciada cada vez que pasaban por el sitio.
Cosas de pijos.
 
Que estos pijos se anden con cuidado con las abuelas del infierno.

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Como los que quemaron a una indigente que dormía en un cajero rociandola con gasolina.
Esto maquinado después de semanas de andar jodiendo a la pobre desgraciada cada vez que pasaban por el sitio.
Cosas de pijos.

Esos eran catalanes.
 
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