Pues en efecto, de esa misma anécdota se trata, aunque no fue exactamente así como ocurrió.
Yo estaba escuchando la conversación tranquilamente, en eso que oigo a la susodicha decir que "hay, es que no me gusta como suena eso de rassas, ¿no puedes usar otro término?", en eso que ya no pude...