Lo del sugar daddy estaba ya inventado desde hace mucho, lo de abueletes ciscándose a jovencitas hace eones que lo llevo viendo en mis búsquedas irregulares de pornografía guarra, y quizás no sea de lo peor que te puedes encontrar.
Yo me pongo en la perspectiva de los viejales, que aparentan en muchos casos 70-80 años, que probablemente han pasado dos terceras partes de sus vidas aguantando a a charo-gordas apestosas, con la chona llena de mierda, papada doble y vestido de omaita, que no la tocaría ni un nonagenario con alzheimer, y ahora, en la última etapa de su existencia, consiguen pasarse por la piedra a jovencitas espectaculares, de molletes rosados y con olor a fresa, tetitas turgentes, pieles tersas y firmes, en la flor de la vida, y me alegro. Todo hombre debería tener derecho, mientras que el rabo se le ponga a tono, a disfrutar de una jovencita pizpireta, por decreto ley si hace falta.
Lo que no entiendo es donde reclutan a los viejales, ¿envían anuncios por el hogar del jubilado? ¿Organizan castings en los parques dónde se juega a la petanca? Sería interesante colarse en alguno de ellos ahora que ya empezamos a peinar canas.