Victor I
Freak
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- 24 Ene 2006
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Durante siglos las escuelas de pensamiento más esforzadas y enjundiosas, los estetas más competentes, los teólogos más devotos entregaron su vida buscando respuestas. Hubo guerras, herejías y cismas. Las catedrales perdieron sus torres coronadas y los falsos mesías encendían con su verbo ponzoñoso el ánimo de los pusilánimes. Imperios seculares cayeron a los abismos del olvido defendiendo su fe. El fanatismo y la desazón emigraba de un espíritu a otro, los hombres enloquecían desorientados, clavados de rodillas, con los brazos extendidos hacia un cielo inmisericorde que no ofrecía señal alguna. Las tinieblas cubrían la tierra, un desorden desalentador y tenebroso encenagó los caminos y los lagares. Delante de sus espejos, con las alacenas abiertas, inermes y desnudos, la indecisión paralizaba a los más a los arrojados caballeros. Dentro de los armarios, amenazantes y emboscadas, las telas se inflamaban con las velas de un barco fantasma retándoles a hacer una elección.
A todos nos ha pasado. Uno se levanta por la mañana con ese cosquilleo. Es inconfundible. Hoy tenemos el día canalla, aventurero y zascandil. Hoy queremos cuero y tejanos, camisetas ceñidas y descaro. Nos sentidos procaces, osados y provocativos. Es el momento de ser un nene malo. Guaaauuu, cuidado que muerdo. Guuaaauuu, no te acerques nena que tengo la piel al rojo vivo. No es intrínsecamente malo, pero...¿es lo correcto? No lo sabemos, es un salto al vacío que puede tatuarnos para siempre un marca indeseable. Hemos vivido los suficientes años para conocer nuestras veleidades, nuestra femineidad irresoluble. Somos caprichosos, es culpa de momó, y mañana quizá el cuerpo nos pida unos mocasines de ante turquesa, pantalones de pinzas remangados por encima de los tobillos, el cuello del polo levantado y un pañuelo estampado en arabescos en homenaje al focale romano. La imagen es precisa, preciosa y pretenciosa, pero sin duda irresistible y comprometedora. No podemos pasar de ser motoristas a patrones de barco. Tenemos que definirnos y la pérdida, la elección, como dice el poema, es la que nos desgarra.
En un mundo a la deriva, en un universo con las órbitas descompuestas, sólo un titán, un nuevo Prometeo podía rescatarnos de esta ciénaga de dudas. Entonces llegó Sony Crokett y la BELLEZA SE UNIFICÓ, se hizo carne, tejido y diseño. Todos tuvimos la oportunidad de ser libres y elegantes, de expresarnos en multitud de direcciones y estados de ánimo. Aquella belleza de ojos almendrados y melena leonina conmocionó a la Humanidad y abrió un camino que recorrieron millones de conversos. Los platós televisivos, las películas de éxito, las discotecas de playa y las terrazas de La Castellana hervían de amor, de redención y júbilo y, sobre todo, de americanas de lino blanco. Cepillo, laca y tinte rubio. Elegante pero rebelde. Un truhán y señor. Un pícaro y un caballero. Ese nosequé y queseyó. El yin y el yan. El gordo y flaco. Todas las contradicciones y dicotomías de nuestra existencia quedaron resueltas y reconciliadas gracias a Sony Crockett. Que menos que un hilo y una palabras de agradecimiento. Podéis continuar vosotros. Muchas gracias y feliz verano.
-Hola, soy Sony Crockett, soy elegante, soy varonil, soy turbador. Sobre las costillas de los narcos cubanos practico la Toccata e Fuga de Bach. Voy en descapotable luciendo cardado bajo las palmeras de Miami y soy tan adorable que incluso tengo un compañero negro al que trato con respect.
p.d. Uncle, porfi, no me cierres el hilo hasta que conteste General Bastardo, que sé que le hace ilu.
A todos nos ha pasado. Uno se levanta por la mañana con ese cosquilleo. Es inconfundible. Hoy tenemos el día canalla, aventurero y zascandil. Hoy queremos cuero y tejanos, camisetas ceñidas y descaro. Nos sentidos procaces, osados y provocativos. Es el momento de ser un nene malo. Guaaauuu, cuidado que muerdo. Guuaaauuu, no te acerques nena que tengo la piel al rojo vivo. No es intrínsecamente malo, pero...¿es lo correcto? No lo sabemos, es un salto al vacío que puede tatuarnos para siempre un marca indeseable. Hemos vivido los suficientes años para conocer nuestras veleidades, nuestra femineidad irresoluble. Somos caprichosos, es culpa de momó, y mañana quizá el cuerpo nos pida unos mocasines de ante turquesa, pantalones de pinzas remangados por encima de los tobillos, el cuello del polo levantado y un pañuelo estampado en arabescos en homenaje al focale romano. La imagen es precisa, preciosa y pretenciosa, pero sin duda irresistible y comprometedora. No podemos pasar de ser motoristas a patrones de barco. Tenemos que definirnos y la pérdida, la elección, como dice el poema, es la que nos desgarra.
En un mundo a la deriva, en un universo con las órbitas descompuestas, sólo un titán, un nuevo Prometeo podía rescatarnos de esta ciénaga de dudas. Entonces llegó Sony Crokett y la BELLEZA SE UNIFICÓ, se hizo carne, tejido y diseño. Todos tuvimos la oportunidad de ser libres y elegantes, de expresarnos en multitud de direcciones y estados de ánimo. Aquella belleza de ojos almendrados y melena leonina conmocionó a la Humanidad y abrió un camino que recorrieron millones de conversos. Los platós televisivos, las películas de éxito, las discotecas de playa y las terrazas de La Castellana hervían de amor, de redención y júbilo y, sobre todo, de americanas de lino blanco. Cepillo, laca y tinte rubio. Elegante pero rebelde. Un truhán y señor. Un pícaro y un caballero. Ese nosequé y queseyó. El yin y el yan. El gordo y flaco. Todas las contradicciones y dicotomías de nuestra existencia quedaron resueltas y reconciliadas gracias a Sony Crockett. Que menos que un hilo y una palabras de agradecimiento. Podéis continuar vosotros. Muchas gracias y feliz verano.
-Hola, soy Sony Crockett, soy elegante, soy varonil, soy turbador. Sobre las costillas de los narcos cubanos practico la Toccata e Fuga de Bach. Voy en descapotable luciendo cardado bajo las palmeras de Miami y soy tan adorable que incluso tengo un compañero negro al que trato con respect.
p.d. Uncle, porfi, no me cierres el hilo hasta que conteste General Bastardo, que sé que le hace ilu.