miliu
Cronista Alanordista
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De otra forma no sería mi novia.
Ella todo lo convierte, por así decirlo, en una labor escolar. Tiene manos obedientes, no van a impulsos, son suaves y trata todo con una delicadeza y un orden que me encanta. Ya puede estar cocinando o apretando el cubo de la basura que parece que todo lo hace con orden, acariciando los objetos.
Su labor que me es de más agrado es cuando saca y mete cosas de sus cajones. Lo saca todo, lo soba, y cuando encuentra lo que buscaba vuelve a meterlo todo, doblando la ropa, estirándola, pasando la mano por encima, todo muy relajante, nada de ir a hostias con las cosas como hago yo, cada cosa con su nombre y apellidos y generando sonidos agradables.
Con el libro electrónico se lo doy para que me lo lave. Le da vueltas y limpia los recovecos, limpia la pantalla muy lento, limpia la parte de atrás y la goma que lo recubre genera un sonido muy agradable.
Ella sabe que me gusta y se recrea más aún, si bien la tengo dicho que me gusta que esos sonidos se generen espontáneamente, que hacerlos aposta es diferente
Eso me recuerda que ayer mi hija me pidió que le cambiase el cristal templado del móvil. Es una tarea que hago con cuidado y precisión, no puede quedar una mota de polvo. Cuando posé el cristal con cuidado sobre la pantalla y una vez en posición, simplemente apretar y ver cómo se va pegando y expulsando el aire hacia los bordes miro a mi hija que había seguido el proceso y casi ni respiraba, estaba embobada. Me dijo que le gustaba mucho ver cómo lo hacía.
No había pensado que eso podía ser ASMR de ese.