Lo preguntas en serio? Te quieres meter a puto? Partiendo de la base de que seas guapo, alto, fibrado, dotadete, simpático y culto,...
Te haces con un móvil para tal efecto. No se lo das a nadie más que a las clientas. Te pones un anuncio en Loquo. Pones tus fotos, tarifas si quieres, sino las hablas luego por telf.
Si tienes un piso parecido a un loft o suficientemente chulo, lo puedes usar como base de operaciones. Es lo mejor. Limpio y ordenado. Cuanta más clase y nivel muestre, mejor. Aunque sea pequeño, decoración minimalista, cocina office, TV plasma,...
Te haces con una bodeguita, siempre cava frío, incienso, condones, colutorio, cremas para masaje o penetración anal, música adecuada. Juguetes sexuales. Algún que otro pijama femenino de diferentes tallas y contemplar la posibilidad de que alguna se quede (café y tostadas por la mañana, leche desnatada y sacarina, que ya sabes como son). Puede parecer una barbaridad, pero si se encapricha, te lo pide y paga...no importa si le echas un polvo o 5 (y para casos así siempre una pastillita azul a mano a no ser que seas muy joven y creas que puedes dar la talla siempre y muchas veces, y con goma), lo más probable es que quiera que habléis y durmáis abrazados.
Pero te aviso, es muy simple pasarse al lado oscuro. Te acostumbras al dinero fácil, pero es probable que luego veas que un mes sólo te llevas 4 servicios de 100€, por decir algo. Te llamarán muchos más tíos que tías. Acabarás pensando..."¿Y si...? Que más da!" Cuando vives el sexo sin ningún tipo de interés, pasión o amor, da igual vieja, joven, fea, guapa, mujer, hombre. Son cachos de carne y dinero de por medio.
Entonces ganarás dinero de verdad (y ahí da igual si no sabes ni hablar, si estás bueno, te quieren), pero definitivamente tu dignidad y tu ojete se resentirán.
Empecé donando semen por 12.000 pelas cada 15 días y mirad.

.
.
.
.
.
Es broma, nunca he tenido las aptitudes necesarias. Sólo he aplicado la lógica y la experiencia en el lado oscuro de un conocido que sí lo practicó una temporada y acabó comiendo rabos de tíos encorbatados que se escapaban de la oficina a la hora del desayuno. Era lo que daba dinero de verdad.