Torquemada2.0
El calzonazos del Xanadú
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Bares antológicos.
Queridos hamijos:
Voy a abrir este hilo con un bar que servía grandes y grasientos desayunos.
Desgraciadamente hoy ya no existe, estaba en la Avenida de la Reina Victoria casi a la altura de la glorieta de Cuatro Caminos. El establecimiento era viejuno, destartalado, rancio, y con una mullida capa de grasa que impregnaba todo.
Lo que lo hacía diferente eran los camareros. No me acuerdo bien, pero creo que eran familia, dos hermanos y un primo. El más mayor era un tipo gruñón que echaba la bronca a los otros dos, el otro, un gordo sucio, lleno de lamparones no salía de la plancha ni para limpiarse los mocos, y el tercero, un ser incatalogable, feo como un demonio, simiesco, de frente corta, y vello salvaje, al que le salían verdaderas matas de pelo de nariz y orejas, sordo como una tapia, y lo más importante, con una conducta propia de un verdadero retarded. Los show de todos los días en la barra dejaban a los payasos de la tele en meros aficionados.
Nosotros que por aquel entonces estamos en la Facultad, ibamos a sacarnos pelillas para nuestras vacas vendiendo loteria de la Cruz Roja, del sorteo del Oro en la glorieta de cuatro caminos en verano, ya hace, porque es cuando estaba el escalextric . Los desayunos, por 175 pesetas, eran de dos huevos con bacon, patatas fritas, media barra de pan, zumo, tostada o croissant, y café, que nos apretábamos entre pecho y espalda en aquel bar insalubre.
Un día, un amigo al que llamaremos gordo ( protagonista de otro post mío en el hilo de Javi Lapo ) vino con nosotros para suplir a otro colega. Nos lo llevamos al bar a desayunar. Lo primero que te ponían era la media barra de pan y el zumo. Como es normal, a todos nos bastaba el pan, y más bien sobraba, para el bacon y los huevos, a todos menos al gordo. Antes de que llegase el plato, se había jalado la media barra y estaba pidiendo más pan, el camarero extrañado masculló algo entre dientes y le trajo otra media barra de pan sin decir ni mu. A mitad del plato, de dos huevos y cinco tiras de bacon, el gordo se había vuelto a quedar sin pan, y ni corto ni perezoso, soltó: "más pan por favor". Lo normal es que el camarero se le hubiera acercado, y le hubiera dicho que este pan ya se le cargaba en cuenta, pero no ocurrió así. Se fue a donde estaba el otro camarero, el retarded, en un rincón cortando pan, le dijo que le diera media más para nuestra mesa, y de pronto el simio, emitió un alarido que se oyó hasta en Nuevos Ministerios:
"Pero.....Pero joder no puede ser ¿ Cuánto pan come ese gordo ?"
Yo estallé en una carcajada tremenda, como los otros comensales, el gordo que se levantó como un resorte en dirección al rincón del retarded, el camarero gruñón echando una bronca de mil pares de cojones al retarded a la vez que pidiendo disculpas a mi colega, y el bar lleno hasta la bandera descojonado entero.
Ni que decir tiene que seguimos fieles a ese bar, el gordo el que más, lo que nos duró el asunto de la Cruz Roja, donde salimos como el rosario de la Aurora, pero eso es otra historia
Queridos hamijos:
Voy a abrir este hilo con un bar que servía grandes y grasientos desayunos.
Desgraciadamente hoy ya no existe, estaba en la Avenida de la Reina Victoria casi a la altura de la glorieta de Cuatro Caminos. El establecimiento era viejuno, destartalado, rancio, y con una mullida capa de grasa que impregnaba todo.
Lo que lo hacía diferente eran los camareros. No me acuerdo bien, pero creo que eran familia, dos hermanos y un primo. El más mayor era un tipo gruñón que echaba la bronca a los otros dos, el otro, un gordo sucio, lleno de lamparones no salía de la plancha ni para limpiarse los mocos, y el tercero, un ser incatalogable, feo como un demonio, simiesco, de frente corta, y vello salvaje, al que le salían verdaderas matas de pelo de nariz y orejas, sordo como una tapia, y lo más importante, con una conducta propia de un verdadero retarded. Los show de todos los días en la barra dejaban a los payasos de la tele en meros aficionados.
Nosotros que por aquel entonces estamos en la Facultad, ibamos a sacarnos pelillas para nuestras vacas vendiendo loteria de la Cruz Roja, del sorteo del Oro en la glorieta de cuatro caminos en verano, ya hace, porque es cuando estaba el escalextric . Los desayunos, por 175 pesetas, eran de dos huevos con bacon, patatas fritas, media barra de pan, zumo, tostada o croissant, y café, que nos apretábamos entre pecho y espalda en aquel bar insalubre.
Un día, un amigo al que llamaremos gordo ( protagonista de otro post mío en el hilo de Javi Lapo ) vino con nosotros para suplir a otro colega. Nos lo llevamos al bar a desayunar. Lo primero que te ponían era la media barra de pan y el zumo. Como es normal, a todos nos bastaba el pan, y más bien sobraba, para el bacon y los huevos, a todos menos al gordo. Antes de que llegase el plato, se había jalado la media barra y estaba pidiendo más pan, el camarero extrañado masculló algo entre dientes y le trajo otra media barra de pan sin decir ni mu. A mitad del plato, de dos huevos y cinco tiras de bacon, el gordo se había vuelto a quedar sin pan, y ni corto ni perezoso, soltó: "más pan por favor". Lo normal es que el camarero se le hubiera acercado, y le hubiera dicho que este pan ya se le cargaba en cuenta, pero no ocurrió así. Se fue a donde estaba el otro camarero, el retarded, en un rincón cortando pan, le dijo que le diera media más para nuestra mesa, y de pronto el simio, emitió un alarido que se oyó hasta en Nuevos Ministerios:
"Pero.....Pero joder no puede ser ¿ Cuánto pan come ese gordo ?"
Yo estallé en una carcajada tremenda, como los otros comensales, el gordo que se levantó como un resorte en dirección al rincón del retarded, el camarero gruñón echando una bronca de mil pares de cojones al retarded a la vez que pidiendo disculpas a mi colega, y el bar lleno hasta la bandera descojonado entero.
Ni que decir tiene que seguimos fieles a ese bar, el gordo el que más, lo que nos duró el asunto de la Cruz Roja, donde salimos como el rosario de la Aurora, pero eso es otra historia