P
pulga
Guest
Algunos plomazos de esto de la literatura dicen que Borges era un genio, y cuando lo dicen ponen cara de felicidad, como si Borges fuera de su familia y les hubiera legado un tanto por ciento de sus derechos de autor o una finca en Tierra del Fuego. Yo no creo que haya genios. Nadie puede demostrar la existencia de genios de la literatura, ni siquiera los que viven de la supuesta existencia de genios de la literatura pueden demostrarlo fehacientemente, a modo de certeza. Además, si esto fuera posible, ya lo habría hecho Aristóteles. Para mí los hombres son todos más o menos iguales. En todo caso, ya ya es mucho decir, unoshombres son más impresentables que otros. Es cierto que me gusta más Robert de Niro que Antonio Resines, pero eso no implica tener que apuntarse al club de fans del actor norteamericano o dspotricar contra el e spañol.
Es sólo una cuestión de gustis. A lo mejor un día veo a Resines empuñar con lujo y aplomo una buena pistola, poner la mueca de que el mundo es una verdadera mierda, que es lo que es, y ese día ya no sabré distinguir quién me gusta más, si el americano o el español. Hubo un momento en que el mundo decidió que Borges era un genio (debió de ser a principios de los setenta). La literatura, como la política y el arte, es hipocresía. Borges, fue, además, un cínico de la literatura, que la mixtificó con elegancia matemática, con palmero metafísico y con inmejorable buen humor.
A Borges la vida le parece una laberíntica edificación del Espíritu, una gran catedral donde suceden la filosofía y la ciencia, lo inverosímil y lo probable, la ficción, la historia y el desconcierto. Tenía Borges un alto sentido de la vida, y eso es, a mi juicio, lo que le aleja de estos tiempos nuestros. A mí la historia (y conozco a muchos que piensan como yo) me parece una cosa triste, los emperadores de Oriente me la sudan, la navaja de Occam me da que es de usar y tirar, Joyce me parece un guantazo en el ojo derecho, Hegel un besugo al horno carbonizado, la indescifrable Trinidad me parece precisamente eso, "indescifrable", la caverna de Platón me recuerda a un entresuelo de protección oficial, el anillo de oro de Polícrates seguro que fue una baratija, y todo esto que te digo, como bien sabrán los borgesianos entre los que quiero contarme, son paráfrasis de versos del argentino universal y todo esto no lo digo con mala fe ni con ánimo avieso, sino con resignación y melancolía, la resignación y melancolía de un hombre que sale a la calle en Octubre de 2009 y mira lo que hay.
Sólo Cheshire Katua resplandece en el lodazal del mundo.
Es sólo una cuestión de gustis. A lo mejor un día veo a Resines empuñar con lujo y aplomo una buena pistola, poner la mueca de que el mundo es una verdadera mierda, que es lo que es, y ese día ya no sabré distinguir quién me gusta más, si el americano o el español. Hubo un momento en que el mundo decidió que Borges era un genio (debió de ser a principios de los setenta). La literatura, como la política y el arte, es hipocresía. Borges, fue, además, un cínico de la literatura, que la mixtificó con elegancia matemática, con palmero metafísico y con inmejorable buen humor.
A Borges la vida le parece una laberíntica edificación del Espíritu, una gran catedral donde suceden la filosofía y la ciencia, lo inverosímil y lo probable, la ficción, la historia y el desconcierto. Tenía Borges un alto sentido de la vida, y eso es, a mi juicio, lo que le aleja de estos tiempos nuestros. A mí la historia (y conozco a muchos que piensan como yo) me parece una cosa triste, los emperadores de Oriente me la sudan, la navaja de Occam me da que es de usar y tirar, Joyce me parece un guantazo en el ojo derecho, Hegel un besugo al horno carbonizado, la indescifrable Trinidad me parece precisamente eso, "indescifrable", la caverna de Platón me recuerda a un entresuelo de protección oficial, el anillo de oro de Polícrates seguro que fue una baratija, y todo esto que te digo, como bien sabrán los borgesianos entre los que quiero contarme, son paráfrasis de versos del argentino universal y todo esto no lo digo con mala fe ni con ánimo avieso, sino con resignación y melancolía, la resignación y melancolía de un hombre que sale a la calle en Octubre de 2009 y mira lo que hay.
Sólo Cheshire Katua resplandece en el lodazal del mundo.