Para mí la historia de Ábalos y Jésica me demuestra que el ex ministro era un romántico. Pagaba un sueldo, le puso un piso, le pagaba los extras de los viajes, y la enchufaba en Tragsatec y Adif para que cotizase para el día de mañana. Y todo este derroche de dinero por unas migajas de amor, como en los cuentos de príncipes azules donde un joven príncipe desafía las órdenes del padre y reniega de la corona por el amor de una joven campesina que ve cuando siguiendo a un corzo herido abandona los terrenos del palacio y se la encuentra con un cántaro en una fuente de agua pura y fresca en el remanso de un arroyo.
Es fabuloso, dejarlo todo, darlo todo, organizar las prioridades, y vaciarse los bolsillos del vil dinero por la inestimable compañía del amor verdadero. ¿Alguien le ha preguntado a Ábalos si estaba enamorado de Jésica? Porque para mí ese intento de sacarla del ruedo demuestra que hay algo que va más allá del sexo, hay que estar muy cegado por el oportunismo político para no darse cuenta de que este señor ha caído preso en las fauces del enamoramiento.
Es fabuloso, dejarlo todo, darlo todo, organizar las prioridades, y vaciarse los bolsillos del vil dinero por la inestimable compañía del amor verdadero. ¿Alguien le ha preguntado a Ábalos si estaba enamorado de Jésica? Porque para mí ese intento de sacarla del ruedo demuestra que hay algo que va más allá del sexo, hay que estar muy cegado por el oportunismo político para no darse cuenta de que este señor ha caído preso en las fauces del enamoramiento.
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