En una empresa privada sería impensable que un free rider (guiño, guiño turkey's neck) lograra escabullirse durante mucho tiempo entre una masa laboral de trabajadores serios y cumplidores con sus respectivas tareas. He presenciado algo aproximado en empresas que alcanzan un centenar de empleados, donde quien se escaquea, delega su tarea al cándido novato en periodo de prueba que no se queja ni protesta a un encargado o coordinador de departamento, el farsante no cumple con la mínima productividad exigida o se inventa durante meses su reporte de desempeño por horas... Se descubre antes a un mentiroso que a un cojo, por más que disimulen entre los abnegados que antes preferirían recibir una acusación falsa que acusar a nadie, para no generar mal ambiente entre los "compañeros" de trabajo.
Hay muchos ejemplos de free rider, como quien se cuela en los transportes sin pagar billete, entre millones de viajeros que sí pagan, cuando en toda mi vida no habré visto ni diez revisores, pero a modo de inciso y excurso narrativo sí he visto seguratas cobardes expulsar una mendiga indigente del vagón, mientras que el mismo de los brazos en jarras, sin ningún género de dudas lo identifiqué amics, se cagó encima cuando un gangstah le dijo que no iba a bajar el volumen de la música, que lo obligara si tenía cojones, y sí señores, se piró ese seguratita observado por los viajeros del tren hasta que desapareció tras la puerta que da al siguiente vagón, mientras sonaba el loro.
Ahora hablemos del funcionariado, aquí el escaqueo es totalmente demencial en bajas no justificadas, retrasos temporales y mentales, así como nulo desempeño. Los profesores universitarios son una casta tribal con privilegios groseros, soberbia infinita, que poco aportan a cada promoción de jóvenes ilusionados salvo bibliografías desfasadas, sino su propio mamotreto como summa medieval, expertos en tomar bajas sumadas a las vacaciones estivales de los profesores antes de regresar en septiembre, por si necesitaran algunos días más de asueto entre los puentes del año académico.
Los estudiantes entran con el deseo de llegar a ser astronautas y salen con la idea de opositar a funcionetas, algo no funciona en la enseñanza. Docentes que si no les gusta el horario de la asignatura o no hay suficiente asistencia que escuche su vida y milagros desde su tesis doctoral cumshot laude, premios internacionales por sus libros, distinciones de órdenes caballerescas y medallas de mérito civil, incluso con la amenaza de suspender o negarse a evaluar en ambas convocatorias al estudiante que tenga más de 3 ausencias no justificadas por baja médica -no cuenta ir a actividades académicas incluso de la propia facultad- pronto llaman a un doctorando del departamento para ser sustituidos por todo el curso, que dará las clases, hará los enunciados de examen y corregirá los exámenes para que el titular o catedrático luego estampe su firma en las actas oficiales.
Un fraude continuo que observé en mis años, con la carcajada de la momia de que entraba en la libertad de cátedra como derecho fundamental de la constitución, a pesar de que nada de eso es extensivo en la libertad de expresión de la carta magna, cuyo origen es no acatar dogmas dictatoriales de Estados totalitarios del nacionalcatolicismo cuyo germen fue el decimonónico instituto libre de enseñanza, como cobrar la totalidad de la nómina sin dar ni un centavo al pobre profesor sustituto que así hace su fogueo antes de colocarse en la misma universidad donde estudio y obtuvo su título por máquina expendedora, por aquello del nepotismo, a la espera de la siguiente jubilación de otro catedrático emérito.
Esto lo que respecta a bajas no justificadas o vacaciones extra del profesorado, las normas solamente son para los que están debajo en la jerarquía académica. Mientras la enseñanza es insufrible y fatal pagada en secundaria, a partir de la universidad todo es jauja entre los premios nobel. Toca hablar de escaqueos en las sedes de tribunales, donde las infracciones más graves de los funcionarios no son el absentismo laboral que nos retransmitieron de forma efectista sobre la ciudad de la justicia valenciana, sino la falsificación documental por funcionarios y la servidumbre de los intereses creados en las redes clientelistas con la mafia policial.