CLAVES GAYS DEL SEÑOR DE LOS OJETES

Jacques de Molay

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2 Nov 2003
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CLAVES GAYS DEL SEÑOR DE LOS OJETES

Desde que en cierta película, Quentin Tarantino demostró con evidencias que “Top Gun” era un panegírico gay, he dado en pensar que tanto en el mundo del séptimo arte, como en el literario, diversas obras, en principio inocentes a ojos inexpertos, contienen claros decálogos de comportamiento invertido. Por ello, he llegado a la conclusión de que existe una confabulación sodomita para subliminalmente ir ganando adeptos a su vicio nefando. En ella están conjurados los principales autores y guionistas de Holywood, así como personalidades destacadas del mundo literario que nadie tendría por bujarrones. Así que ríanse Uds. del contubernio judeo-masónico o marxista de antaño, éste es real y pretende cambiar nuestros sanos hábitos heterosexuales por el odioso y repugnante pecado contra natura.

He aquí que yo, que antaño fuera un experto en la obra Tolkeniana a la que admiraba hasta el punto de conocerla casi de memoria, descubrí, al ver las películas que recientemente perpetrara Peter Jackson, cayéndome del caballo como Saulo camino de Damasco, que toda ella de principio a fin no era más que un panegírico de esa conducta desviada que es el mariconeo.

En efecto, la elección de los actores ya delataba las perversas intenciones del director, al escoger para los papeles estelares a un truchón convicto y confeso (y además británico) como Gandalf the grey/gay, amén de otros spintria que por no haber salido, como ellos dicen, del armario, no dejan de perder más aceite que la furgoneta de Locomía (desde Frodo a Legolas).

Todos nosotros conocemos perfectamente la historia narrada en “El Señor de los Anillos”, así que no la repetiremos ahora, sino que pasaremos a realzar aquellos pasajes que confirman indubitadamente nuestra hipótesis.

La Comarca: Ese paisaje idílico en apariencia nos muestra una raza inferior, no sólo en estatura, entregada a los placeres más primarios, gula, pereza, envidia y lujuria. La lujuria heterosexual queda demostrada en lo extenso de los árboles genealógicos que ilustran la obra (salvo que queramos creer inocentemente que los hobbits pertenecían a una secta ultracatólica tipo la Obra de Dios), la homosexual también se evidencia en esos mismos árboles, donde muchos individuos no contraían matrimonio – excéntricos se los llama a menudo, maricones debería llamárselos sin ambages.

Uno de estos “excéntricos” fue Bilbo Bolsón, quien albergaba a gentes de dudosa catadura en su “agujero” (válgame Dios qué forma más evidente de decirlo) y que dijo haberse hecho rico arrebatando el tesoro a un dragón – ¿quién va a creer semejante patraña?, es evidente que Bolsón Cerrado era un lupanar gay de alto standing, que debió abrir tras regresar de un tour sodomita por toda la Tierra Media (como esos putos que salen de su país a ganar fortuna con su culo y regresan a él con lo que han podido ganar con su vil comercio) ésa y no otra fue la fuente la fortuna de Bilbo. Quien, por otra parte manifiesta también algunos de los rasgos más característicos de las locazas, como ellos gustan de llamarse: miedo a envejecer (aparentemente Bilbo estaba bien conservado, lo consiguió gastándose un ojo de la cara en liftings, liposucciones y demás operaciones de estética), sociopatía, gula, etc.

Pues bien este “excéntrico” (que en su juventud fue, como hemos visto, un chapero) acogió a su joven primo o sobrino Frodo – quien de sobrino o de primo no tenía nada, sino que era en todo caso pariente lejanísimo. La relación entre ambos evidentemente fue pederástica, cómo sino se explica que se nombrara a Frodo heredero universal. Bilbo lo inició en los misterios del mariconeo – aptitudes no le debieron faltar al joven Frodo, para satisfacer los gustos del viejo y los de esos viajeros gays que a menudo cruzaban el umbral de Bolsón Cerrado (cuyo nombre es una evidente metáfora para designar el agujero anal – el original Bag End, es aun más evidente).

El anillo: el anillo es una metáfora evidente del esfínter anal, que sea de poder significa que el “poseedor” de ese anillo había aprendido una técnica nueva de contracción del esfínter para conseguir un mayor placer al ser penetrado, logrando someter con su culo a los bujarrones que lo sodomizaran. El Señor Oscuro, que debió ser el gran bujarrón de eras pretéritas, perdió ese poder o facultad cuando Isildur le cortó el “dedo” – un eufemismo que oculta la evidente castración a la que fue sometido. No obstante, físicamente, el anillo bien pudiera ser una fíbula o aro que se ponían en la polla o los huevos los atletas antiguos para evitar erecciones, tal vez el anillo único concediera un poder anal a su portador, al estimular la región prostática.

Bilbo obtuvo el anillo de Gollum tras engañarle y encularle, evidentemente. Años después, cuando debió enfermar de alguna enfermedad vergonzante (SIDA) tuvo que abandonar la Comarca para evitar el escándalo de que se hiciera pública su verdadera condición. Los hobbits, aunque ciertamente depravados, eran hipócritas y guardaban con celo las formas (como los británicos de la era victoriana).

La cuestión es que Frodo recibió ese anillo, ese don. Desde ese momento, todo bujarrón de la Tierra Media se pone en su camino. Gandalf el gris es evidentemente un sodomita activo (aunque para nosotros tan maricón es el que da como el que toma, según la ley que diera Mahoma) y además pedófilo, pues siendo viejo siempre se le veía rodeado de jovenzuelos (nunca de hembras de ningún tipo). Gandalf ya porculizó a Bilbo y siguió porculizando a Frodo.

El Señor Oscuro averiguó tras largas investigaciones que Frodo tenía el Anillo, para quitárselo y volver a ser la gran reina gay del orbe envió a sus más fieles seguidores, los Jinetes Negros, una tribu urbana de moteros gays, encuerados y encapuchados en plan sadomasoca. Cuyo objeto era conseguir el anillo y petarle el ojete a Frodo con sus trancas gigantescas. Veamos que el look de los seguidores de Sauron es de estética gay sadomasoquista.

Frodo acaba descubriendo que Sauron quiere recuperar el Anillo y se pone en camino, lo hace con otros bujarrones: Su acólito/criado Sam, con quien inicialmente tenía una relación dómino/sumiso, pero que al final se rebelará y se cambiarán las tornas, al final Sam, consciente de su poder anal será quien encule a Frodo; y sus amigos (“primos”) Pippin y Merry, (con esos nombres ridículos vemos que evidentemente eran bujarrones), que se “entendían” entre ellos.

Obviaremos algunas aventuras gays iniciales, como la del hombre-sauce o la de Tom Bombadil (un evidente bisexual) o la del Tumulario – quien era un necrófico invertido y fetichista de tomo y lomo (me remito a la lectura atenta de esos capítulos para que os deis cuenta de la verdad).

La pandilla gay se encuentra con Trancos en un pub de alterne (el Poney Pisador) – Trancos es un individuo sombrío debido a que tenía rota su “espada”, evidentemente, era un impotente, de dudosa sexualidad, que permanecía virgen (de mujer) pese a su edad, tras jurar amor eterno a Arwen, a quien no podía tener – lo que es típico del gay que se “enamora” de una mujer que sabe que no podrá tener nunca y que le sirve de coartada para no casarse y dedicarse a lo suyo, la sodomía.

Tras diversas aventuras siempre de matiz buja, llegan a Rivendel perseguidos por los moteros gays de Sauron. Allí viendo lo peligroso que es el Anillo deciden destruirlo. La pandilla gay aumenta de nuevo: un elfo bujarrón de los bosques (basta ver la caracterización que se le ha dado en la película para conocer de qué pie cojea), un enano (que parece el arquetipo del truchón viril y enculador), un hombretón del sur, un sarasa culturista, que ambiciona el anillo para sí y Gandalf el bujarrón. Se forja la espada de Trancos, esto es, le operan y le ponen una prótesis en el pene o le dan viagra. Ya está listo para encular a quien sea.

Siguen diversos episodios intrascendentes hasta que se produce la pérdida de Gandalf en Moria, enculado por un Balrog. El resto, perseguidos por orcos empalmados se refugian en el reino gay de Lórien. La estética gay nuevamente es evidente. Galadriel reina sobre una tribu de bujarrones que declina, por falta de descendencia.

Río abajo, Boromir el truchón de gimnasio intenta encular a Frodo y robarle el anillo pero fracasa y muere poco después, en un gangbang con cientos de orcos. Frodo, asustado de que quieran robarle su “tesoro” (sin pagarle, claro), huye hacia Mordor, acompañado de su fiel sodomita Sam y de Gollum cuyo aspecto de gay sidoso es palmario (su descripción es una magnífica muestra de los síntomas de tan vergonzosa enfermedad, que Bilbo había contraído también, como hemos dicho antes).

Los demás bujarrones quedan abandonados a su suerte, típico comportamiento de los maricas que abandonan cobardemente a sus amigos ante el peligro. Dos de ellos (Merry y Pippin) son enculados sin piedad por los orcos y llevados Isengard para ser sodomizados a conciencia por otro mago pederasta: Saruman, que ambiciona el anillo para sí. Trancos y Merry y Legolas (que ahora eran grandes “amigos”, esto es, se porculizaban), parten en su búsqueda, etc. Todos ellos padecerán diversas aventuras claramente homosexuales (por ejemplo, Trancos rechaza a una maciza Eowyn, amparándose en un amor imaginario, para poder seguir su carrera de maricón).

Frodo y compañía, sufren también de lo lindo, siendo raptados/violados por una compañía de hombres de Gondor, quienes los ponen en libertad tras haber abusado de sus bullates. La historia se repetirá con los orcos, tras la traición de Gollum, que quería recuperar el anillo confiando en que le curaría de su enfermedad.

Finalmente llegan al Monte del Destino donde Frodo pierde un “dedo” – nuevamente la castración bajo un eufemismo – y el anillo es destruido. Frodo queda hecho una piltrafa humana, castrado y con el ojal en carne viva para siempre, probablemente sidoso.

El Señor Oscuro y sus ejércitos gays han sido vencidos – esto es, enculados.

El final feliz: Sam se queda con el burdel gay, pero ahora que se ha transformado de pedicado a pedicador, toma una mujer para guardar las apariencias, como muchos gays. Frodo busca una cura para su “mal” en el Oeste, esto es, en América. Gandalf se va con él, posiblemente en busca de un paraíso sexual, donde satisfacer sus ansias libertinas. Trancos es ahora rey y debe casarse, como la gente de sangre azul – debe asegurar la continuación dinástica. Merry y Pippin continúan viviendo más o menos en pareja y lo mismo cabe decir de Legolas y Gimli.

¿Quién coño puede refutar ahora que el Señor de los Ojetes no sea un evidente planfleto sarasa? En próximas entregas denunciaremos cómo “Star Wars” e “Indiana Jones” hacen apología de la sodomía.
 
Ya sé que es largo y que cuesta de leer, pero agradecería que me sugirierais algún otro episodio truchón que me haya pasado por alto.
 
La idea sería enviarlo, después de corregirlo, como una carta al director a una revista gay (Zero) o algún foro sodomita de internet, para echarnos unas risas a costa de los bujarrones.
Jajajaja.
 
El culpable de este post es Eliansito que me indujo a escribir in extenso sobre el tema. Así que las quejas al Maestro Armero...
 
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