Moderador Incógnito
Freak
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La verdad es que el vídeo está muy bien y es muy educativo. Muestra el lado oscuro del porno. No todo son mansiones en Mulholland Drive con impresionantes vistas a L.A. y Hollywood, y polvazos en piscinas impresionantes con gente guapa. También existe ese otro porno, rodado en un dormitorio sin ventanas en el barrio de Cuatro Caminos en Madrid, proporcionado seguramente por algún lamentable ser, asiduo a los bukkakes de Torbe.
Es cierto que también la señorita (por llamarle algo) no deja de ser un cruce de morlock con enano del caos, y no puede aspirar a lo primero, cosa que seguramente su lorealismo le había llevado a pensar alguna vez. Ella guardaba esperanzas de progresar, de poder comprarse ese Peugeot 206 descapotable con el que sueña, gracias a los innumerables turnos de azafata en el IFEMA y las generosas propinas que le proporcionaba el mundo del porno.
Tenía esperanzas hasta que apareció él. El número 34. Número de la perfección para los antiguos asirios y babilonios (todos los que sumasen 7 y obvio el 7 también). Las bombillas de 40W de la estancia ya le permitieron a la ninfa percatarse de la llegada de algo especial. Ese perfil de botero que se dejaba adivinar a través de la puerta y que se tornaba monstruoso conforme la luz empezaba a resbalar por su peludo cuerpo.
No digo que no entienda a la muchacha; puedes empezar a comer trancas más o menos lamentables de buena gana si el sitio es mínimamente agradable. Pero ya ese zulo empezó a hacer mella en su ilusión desde el principio, y el fiel Sancho Panza de nuestro admirado Conan fue la guinda que culminó el pastel. Y suerte tuvo que el dulce almíbar de su amor no llegó a salir, pues nuestro aspirante a actor porno no encontró la inspiración necesaria.
En definitiva, que no sé qué se esperaba esa muchacha, que basa su experiencia en la vida en ser de barrio y haberse chupado 200 pollas distintas y que sin embargo no se da cuenta que la vida es otra cosa, y en medio de esta confusión llega un tío como Torbe y le pone a mamar pollas a la mejor genética de Madrid por 300 miserables euros, y encima se va contenta para casa. Una letra más del 206 Cabrio está pagada.
Es cierto que también la señorita (por llamarle algo) no deja de ser un cruce de morlock con enano del caos, y no puede aspirar a lo primero, cosa que seguramente su lorealismo le había llevado a pensar alguna vez. Ella guardaba esperanzas de progresar, de poder comprarse ese Peugeot 206 descapotable con el que sueña, gracias a los innumerables turnos de azafata en el IFEMA y las generosas propinas que le proporcionaba el mundo del porno.
Tenía esperanzas hasta que apareció él. El número 34. Número de la perfección para los antiguos asirios y babilonios (todos los que sumasen 7 y obvio el 7 también). Las bombillas de 40W de la estancia ya le permitieron a la ninfa percatarse de la llegada de algo especial. Ese perfil de botero que se dejaba adivinar a través de la puerta y que se tornaba monstruoso conforme la luz empezaba a resbalar por su peludo cuerpo.
No digo que no entienda a la muchacha; puedes empezar a comer trancas más o menos lamentables de buena gana si el sitio es mínimamente agradable. Pero ya ese zulo empezó a hacer mella en su ilusión desde el principio, y el fiel Sancho Panza de nuestro admirado Conan fue la guinda que culminó el pastel. Y suerte tuvo que el dulce almíbar de su amor no llegó a salir, pues nuestro aspirante a actor porno no encontró la inspiración necesaria.
En definitiva, que no sé qué se esperaba esa muchacha, que basa su experiencia en la vida en ser de barrio y haberse chupado 200 pollas distintas y que sin embargo no se da cuenta que la vida es otra cosa, y en medio de esta confusión llega un tío como Torbe y le pone a mamar pollas a la mejor genética de Madrid por 300 miserables euros, y encima se va contenta para casa. Una letra más del 206 Cabrio está pagada.